La revista Nature revelan la existencia de nuevas regiones en el genoma que
indican la predisposición genética a sufrirlo y cuyo conocimiento puede
permitir una mejor prevención de la enfermedad.
La susceptibilidad de
las mujeres a sufrir este tipo de cáncer tiene que ver con factores
medioambientales y de estilo de vida -dieta, consumo de alcohol y tabaquismo-,
pero también hay un componente de herencia que los científicos empiezan a
conocer.
Hasta ahora se ha constatado que la frecuencia de cánceres de pecho se dobla en
mujeres en los que hay casos previos en la familia, en un primer grado de
consanguineidad, en relación con las mujeres que no tienen un historial
familiar de esta enfermedad.
Dos equipos de las Universidades de Harvard (Estados Unidos) y de Cambridge
(Reino Unido) identificaron estas nuevas zonas del genoma que abren otra vía de
investigación sobre dicha patología.
Se encontraron pistas genéticas del cáncer de mama cerca de genes que
codifican proteínas asociadas al control del crecimiento celular como el NEK10
o que están relacionados con reparar ADN dañado como el RAD51L1.
También aparecen implicados en la aparición de este cáncer genes
codificadores de proteínas, que afectan al metabolismo celular.
LONDRES (EFE)