"El derecho a sobrevivir. El reto humanitario del siglo XXI", es
el nombre del informe. Se trata de un trabajo de Intermón
Oxfam presentado el martes.
Los encargados de
darlo a conocer fueron la responsable de campañas, Marta Arias, y por el
portavoz de la organización, José Antonio Hernández.
El informe advierte de que en los próximos seis años, el número de
damnificados por desastres relacionados con el clima podría crecer un cincuenta
por ciento hasta los 375 millones de víctimas.
"A medida que el cambio climático y la mala gestión del medio ambiente
provoquen una proliferación de sequías, desprendimientos de tierra,
inundaciones y demás desastres localizados", habrá "más personas
vulnerables, debido a su pobreza y ubicación".
El informe pronostica que los cambios medioambientales no sólo causarán
daños por sí solos, sino que además provocarán desplazamientos, migraciones y
conflictos violentos entre países y plantearán un reto humanitario "sin
precedentes" para el que la acción humanitaria internacional no está
preparada.
Por eso, Intermón pide a los gobiernos, agencias
humanitarias y ONG que mejoren la respuesta internacional ante las crisis
humanitarias y que financien la lucha contra las catástrofes relacionadas con
el clima.
"El coste de ofrecer una asistencia humanitaria digna a todas estas
víctimas" supondría sólo "una pequeña fracción de lo que los países
ricos han gastado en la crisis financiera global desde 2008".
Según el informe, si todos los gobiernos de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo (OCDE) aportaran lo mismo que lo que donaron los
diez países más generosos de esta organización en 2006, la ayuda humanitaria
mundial disponible alcanzaría los 42.000 millones de dólares.
Junto al refuerzo de la acción humanitaria, Intermón
insta a los gobiernos a luchar contra el cambio climático, a rebajar sus
emisiones de gases de efecto invernadero en un cuarenta por ciento para 2020 y
a destinar, al menos, 50.000 millones de dólares para ayudar a los países
pobres a adaptarse al cambio climático.
Ese dinero, precisa el informe, facilitaría la puesta en marcha de
infraestructuras, medidas sanitarias o viviendas seguras con las que hacer
frente a inundaciones o terremotos, unas condiciones de vida que marcan la
diferencia como demuestran las estadísticas: los desastres naturales dejan cada
día 23 muertos en los países ricos y más de 1.050 en los países en vías de
desarrollo.
Por último, el informe avisa de que la presión urbanística en los terrenos
agrarios, el aumento de la población mundial, de la demanda de productos
alimenticios y energéticos por parte de las economías emergentes, y el
crecimiento de la presión migratoria y del paro como consecuencia de la crisis
mundial agravarán esta situación.
EFE