Cambios severos de humor o de estado de anímo pueden manifestarse desde los siete años

Aunque la bipolaridad se diagnostica casi siempre en la adultez, los síntomas empiezan a ser evidentes en la niñez. Estos pequeños caen en tristezas profundas o en periodos de felicidad frenética.

Seis de cada diez personas con enfermedad bipolar son diagnosticadas entre los 18 y los 23 años de edad.La mayoría de ellas, manifiesta los primeros síntomas de este trastorno mental en la niñez.

"En Colombia, de acuerdo con el último Estudio Nacional de Salud Mental, el tiempo promedio de diagnóstico son ocho años, aunque hay muchas personas que pueden pasar la mayor parte de su vida sin saber que están afectadas por esta enfermedad", dice la médica Sandra Liliana Montoya.

Se estima que el 1 por ciento de los niños pueden presentar bipolaridad. Los afectados, por lo general, entran en episodios de ánimo exaltado (manía), que pueden durar varios días, al final de los cuales presentan estados de depresión grave.

En la fase de manía pueden sentirse demasiado contentos y hasta tener percepciones poco realistas de sí mismos: ese es el caso del adolescente que se siente capaz de todo o dueño de poderes especiales.

También denotan un incremento de su energía, a grado tal que son capaces de pasar días sin dormir y sin mostrar signos de cansancio.

"Tienen dificultades para concentrarse o mantener su atención en un solo tema; así que hablan y hablan, muy rápido, de muchas cosas", dice Montoya, diagnosticada con la enfermedad hace 15 años.

Riesgos propios de la edad

Quizá uno de los riesgos más grandes que enfrentan los adolescentes bipolares en esta fase, es la adopción de conductas de riesgo repetitivas, como el uso de alcohol y de drogas, una forma de conducción riesgosa e incluso relaciones sexuales sin protección. Cuando entran en la fase baja, o depresiva, se vuelven tristes, irritables, lloran frecuentemente y tienen pensamientos pesimistas e ideas suicidas.

Se quejan de malestares físicos, como dolor de cabeza y de estómago; tienen un bajo nivel de energía y problemas para concentrarse; también sufren una alteración en sus patrones de sueño y de alimentación.

Montoya dice que el 87 por ciento de los niños muestran más de cuatro episodios de manía o depresión profunda al año, cada uno de los cuales puede durar hasta semanas.

Advierte, además, que hay una asociación marcada entre los niños con trastorno de déficit de atención asociado a hiperactividad (Tdah) y bipolaridad.

"Se considera que ocho de cada diez de los pequeños con Tdah pueden desarrollar enfermedad bipolar. De hecho comparten cuatro síntomas: irritabilidad, hiperactividad, lenguaje acelerado y tendencia a la distracción", explica Montoya.

MÁS INFORMACIÓN: ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE BIPOLARES. TEL. 6150788. www.bipolarescolombia.com

Sí hay tratamiento

El primer paso hacia el tratamiento de la enfermedad es el diagnóstico correcto.

Sin embargo, Jorge Noriega, miembro del comité científico de la Asociación Colombiana de Bipolares, que celebró su tercer simposio en la Universidad Nacional de Bogotá, asegura que en el país el 80 por ciento de los bipolares nunca son diagnosticados, "así que acaban tratados por otras enfermedades y asesorados hasta por brujos".

Por eso, recomienda el experto, hay que estar atentos a los síntomas en los niños.

Y ante la sospecha de que este puede ser el caso, lo mejor es consultar con un psiquiatra especializado en niños y adolescentes.

"El manejo incluye terapias farmacológica, psicológica y ocupacional. El tratamiento de los pequeños es distinto al de los adultos y requiere un seguimiento más estrecho", dice Sandra Montoya.

REDACCIÓN SALUD