Estrategia de guerra contra las
drogas en América Latina debe ser rectificada, sugiere informe
Según el documento revelado en Brasil, ésta lucha es uno de los
problemas más graves de la región y por ello "es imperativo"
rectificar la estrategia aplicada en los últimos 30 años para combatirla.
Así
lo planteó el informe 'Drogas y democracia en América Latina: hacia un cambio
de paradigma', elaborado por la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y
Democracia, integrada por un grupo de intelectuales, encabezados por los ex
presidentes César Gaviria (Colombia), Ernesto Zedillo (México) y Fernando
Henrique Cardozo (Brasil).
"Las
políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y de
interdicción al tráfico y a la distribución, así como la criminalización del
consumo, no han producido los resultados esperados. Estamos más lejos que nunca
del objetivo proclamado de erradicación de las drogas", asegura el
informe.
Dudas sobre el Plan Colombia
El informe cuestionó los objetivos planteados por el Plan Colombia.
Sus
firmantes hicieron saber que las principales metas, al igual que las de los
programas de erradicación, no fueron alcanzadas, pues la producción se mantiene
para suplir la demanda.
El
punto es que este informe se conoce a pocos días de que el Gobierno
estadounidense presente a consideración del Congreso el presupuesto para el
2010, en el que deberán incluirse recursos para la lucha antidrogas en
Colombia.
El
país, hasta el momento, ha recibido cerca de 6 mil millones de dólares del Plan
Colombia, desde el 2000.
De
acuerdo con el estudio, el modelo actual de política de represión de las drogas
está firmemente arraigado en prejuicios, temores y visiones ideológicas, lo que
confina a los consumidores de drogas a círculos cerrados donde se vuelven aún
más vulnerables a la acción del crimen organizado.
Ante
esto, los ex mandatarios piden que se reconozca la insuficiencia de los
resultados en la lucha contra las drogas y que se abra el debate sobre
estrategias alternativas.
En
principio, los autores del estudio recomiendan tres directrices para enfrentar
el problema: tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública,
reducir el consumo mediante acciones de información y prevención, y focalizar
la represión sobre el crimen organizado.
"Nuestro
enfoque no es de tolerancia con las drogas. Reconocemos que éstas provocan
daños a las personas y a la sociedad. Tratar el consumo de droga como un tema
de salud pública y promover la reducción de su uso son precondiciones para
focalizar la acción represiva en sus puntos críticos: la disminución de la
producción y el desmantelamiento de las redes de traficantes", dice el
informe.
Y
para concretar esta tarea proponen cinco iniciativas globales. Plantean que los
adictos sean convertidos en pacientes del sistema de salud, evaluar la
descriminalización de la marihuana para consumo personal, realizar campañas de
prevención, que la lucha se debe centrar en atacar el crimen organizado y que
se deben reorientar las campañas contra los cultivos ilícitos.
La
estrategia
A
través del documento se siguen señalando errores en la lucha contra la drogas.
Plantean que es "imperativo examinar críticamente las deficiencias de la
estrategia prohibicionista seguida por Estados Unidos y las ventajas y los
límites de la estrategia de reducción de daños seguida por la Unión Europea".
Incluso
destacan que se muestra mucho más humana y eficiente la política europea de
focalizar el asunto como un tema de salud pública, mediante el tratamiento de
los adictos.
Agregan
que la estrategia del Viejo Continente de despenalizar y descriminalizar el
consumo, en el tratamiento de las personas dependientes y en la prevención de
efectos secundarios extremamente maléficos, ha sido mucho más eficaz.
A
partir de esto proponen una fórmula que consiste en que los estados creen leyes
que saquen a los adictos de ese mercado ilegal para convertirse en pacientes
del sistema de salud. Para ellos, esto generaría un desplome de los precios de
las drogas que afectaría el ilícito negocio.
En
lo que tiene que ver con la marihuana, piden que se evalúe la posibilidad de
descriminalizar su consumo.
Si
bien el gobierno colombiano no había respondido ayer las conclusiones de este
informe, está claro que el presidente Uribe es partidario de sancionar la dosis
personal. En esto ha insistido a través de proponer una reforma constitucional
que, hasta el momento, no ha avanzado en el Congreso. Incluso, este tema hizo
parte del referendo que sometió a consideración del país en el 2003.
En
el informe también se propone que América Latina entable un diálogo con el
gobierno, los congresistas y la sociedad civil de Estados Unidos para
desarrollar, en forma conjunta, alternativas a la política para combatir las
drogas.
Sin
embargo, aunque la nueva administración de Barack Obama ha prometido algunos
cambios en su política antidrogas, como mayor énfasis en la demanda, son pocos
los pasos o anuncios que ha dado de momento en esa dirección.
Durante
su campaña electoral, el nuevo presidente -y luego la secretaria de Estado
Hillary Clinton en una audiencia en el Senado-, prometieron fortalecer lo que
estaba funcionando y corregir aquello donde se estuvieran cometiendo errores,
pero sin entrar en detalles.
En
ambos casos dieron su apoyo al Plan Colombia y a la Iniciativa Mérida (que
busca combatir el narcotráfico en México), pero no confirmaron si insistirán en
la política de fumigación que se usa en Colombia.
Expertos
como John Walsh, de Wola, cree que Obama seguirá la línea que comenzó a trazar
el Congreso demócrata en el 2006 y que hace más énfasis en interdicción y
desarrollo social, que en ayuda militar.
Para
la situación doméstica, Obama ha dicho en varias ocasiones que se inclina por
eliminar las penas de prisión para criminales menores, como posesión de
pequeñas cantidades de droga o consumo y, en su lugar, favorecer programas de
tratamiento y educación.
Eso,
en cierto sentido, corresponde al espíritu de "descriminalización"
que abogan en el informe los expertos latinoamericanos.
Otro
avance sustancial es la aproximación a la nueva instrucción que ha dado Obama
para que E.U. respalde ante la ONU la política de "intercambio de
jeringas". De esta manera, se quiere evitar la propagación de enfermedades
como el VIH-Sida. Un tema prohibido durante todos los años de la administración
Bush.