El trago amargo del
licor adulterado
El 30% del alcohol que se
comercializa en Cali es fraudulento. Para la temporada de diciembre aumenta la
producción un 50% y sólo en el último mes las autoridades han desmantelado
cuatro alambiques.
El mejor golpe de suerte que *Juan puede tener es encontrar en la basura una
botella vacía de whisky, con los sellos claro está, y
si no es mucho pedir, la caja original. En el mercado fraudulento del
reciclaje, ese hallazgo le representa $7.000 en el bolsillo. Toda una fortuna
para este hombre que se mueve entre los desechos y el cartón.
En el sector de El Calvario existen, mal contados, unos 50 negocios dedicados a
la compra y venta de los materiales reutilizables, entre ellos, los cotizados
envases, materia prima indispensable para la ‘industria’ del licor adulterado.
Juan hace cuentas: Una caneca de aguardiente la vende en $100. Ahora, si la
etiqueta y la tapa han ‘sobrevivido’ al maltrato propio de la basura, ya sabe
que en algún negocio entre las calles 10 y 15 se la compran en $150. Una
botella le representa $200, y $50 más si cumple con las marquillas en buen
estado. Es que la ‘industria’ del alcohol ilegal comienza en la basura. Es ahí
donde se encuentran los insumos para su fabricación.
Mientras organiza las decenas de envases abultados en una derruida casa del
sector (de esas que parecen que en cualquier momento se vendrán abajo), el
dueño del negocio advierte que sus clientes son microempresas productoras de
vino o miel. La evidencia está en una gran tina donde nadan las botellas para
poder desprenderles las marquillas y destruirlas junto a las tapas. Sin
embargo, personas que se dedican al reciclaje calculan que el 60% de los
negocios ubicados en El Calvario sí negocian las botellas con etiquetas. “A
veces llegan en carros preguntando y ofreciendo más plata por estos envases. Yo
les digo que los tengo sin marquillas, pero se ponen bravos y me dicen que si
no es aquí en cualquier otra parte los consiguen”.
Los alterados hombres son los que estarían detrás de las fábricas ilegales. Una
fuente de la Sijín explica que los alambiques
funcionan en barrios como San Judas, Marroquín, Cristobal
Colón, Santa Elena, Ciudad Córdoba y Mariano Ramos; y en un 80% de los casos
son manejados por familias enteras. “Por lo general un miembro dice saber cómo
fabricar aguardiente, así va involucrando a todos sus familiares y termina
montando un negocio en la casa”.
Sobra decir que estas destiladoras artesanales funcionan sin los sistemas de
calidad exigidos y bajo controles manuales para obtener el alcohol metílico
(metanol), ese que es el responsable de las múltiples afecciones a las que se
enfrenta quien lo consume (ver recuadro). Es por eso que este peligroso licor,
además de tener un sabor extraño, presenta partículas sólidas que no son más
que residuos de las improvisadas telas utilizadas para destilar el producto.
La botella de aguardiente que compró *Andrea para celebrar una fiesta en su
casa aparentemente era normal, bien sellada. Sólo levantó sospechas cuando su
esposo le preguntó dónde la había comprado: “En el estanco de la esquina”,
respondió ella.
Mala elección. La tienda, ubicada en el barrio Obrero, sobre la Carrera 26, ya
es reconocida en el sector por lo dudoso del ‘trago’ que ahí se vende. De
hecho, la mujer cuenta que desde hace algún tiempo ningún vecino compra en el
lugar, lo que no ha afectado en lo más mínimo al negocio, pues al parecer el
licor es distribuido fuera del barrio también.
Aunque por lo general el alcohol adulterado es comercializado en el Distrito de
Aguablanca y algunos estancos de la Carrera 10, las
autoridades denuncian que el ‘veneno’ se ha extendido hasta sectores exclusivos
de la ciudad. El pasado mes de junio, en el barrio La Flora fue incautada
mercancía irregular por un valor superior a los siete millones de pesos. El
dueño argumentó que ésta había sido comprada de buena fe a un hombre que lo
contactó por teléfono para ofrecerle las cajas de licor a un precio más
económico.
“Estamos frente a una nueva modalidad, donde se hacen los negocios a través de
celular y la gente cae porque le ofrecen mejores precios, pero cuando se
descubre que es licor adulterado ya no hay nada que hacer porque los datos que
el proveedor dio no existen”, explica una fuente oficial.
También agrega que los delincuentes tienen sus tácticas para distribuir el
producto ilegal sin levantar sospechas, como mezclar botellas originales y
adulteradas en una misma caja. O en el caso de los bares, lo venden después de
las 11:00 p.m., cuando los clientes están enrumbados y tomados, y no se
detienen a reparar la originalidad del licor.
Mientras una caja de aguardiente Blanco del Valle cuesta en promedio $200.000,
en el mercado negro se ofrece en $150.000, pero el precio que se paga por
consumirlas puede ser fatal. Incluso, se ha descubierto la comercialización de
los llamados porrones, que son botellas con capacidad para 25 litros y que los
delincuentes venden por $150.000.
El gerente de la Industria de Licores del Valle, Doney
Ospina Medina, enfatiza que la licorera no produce ni
vende aguardiente en esta presentación y por lo tanto el que circula en
sectores como Aguablanca, el Barrio Obrero y Terrón
Colorado contiene licor adulterado.
Una triste tradición
Puede ser un tema recurrente para la época navideña y hay quienes creen que no
hay nada nuevo que contar. Pero desde hace 16 años, cuando Sergio aceptó ese
trago mortal que lo dejó con medio cuerpo semiparalizado y la vista borrosa,
las cosas no han cambiado. He aquí la historia que no hay que dejar de
denunciar: El licor adulterado se sigue comercializando y consumiendo a
borbotones en la ciudad.
Aquel diciembre ‘negro’, Sergio estaba en plena adolescencia. Comenzaba a
disfrutar de la vida nocturna y junto a sus amigos se reunió en una casa para
tomarse unos traguitos. Fue una buena noche, y un despertar fatal. Vomitó una y
otra vez, se sintió morir, pero asumió su malestar como un guayabo más.
Durante su primera consulta al médico, cuenta que éste le recetó un sal de frutas que de nada valió. Las náuseas y el dolor
en el cuerpo persistieron, y además se acentuaron cuando en el barrio se
conoció la noticia del fallecimiento de dos de los invitados de aquel peligroso
festín.
“Llevaba días enfermo y mis papás resolvieron llevarme al hospital y cuando
estaba entrando me desmayé. No recuerdo más, hasta cuando desperté y me
contaron que había tenido una muerte clínica. Quedé en silla de ruedas por un
buen tiempo”.
Ya hecho un hombre, Sergio relata cómo una noche de copas amargas le cambió su
vida. Con un evidente esfuerzo para vocalizar, dice con tristeza que es una
persona discapacitada y eso lo ha convertido en un ser solitario. Ahora trabaja
en un pequeño negocio al Oriente, donde sólo se le exige atender a la gente,
saber sumar y restar. A esa rutina quedó resumido su futuro.
El metano es utilizado por personas
suicidas para acabar con su vida. En los últimos cuatro años se han atendido
cuatro intentos de suicidio en el Hospital Universitario del Valle por esta
modalidad. La ciudadanía puede denunciar cualquier irregularidad sobre los
licores adulterados o de contrabando al 123 de la Policía. Tanto el licor
adulterado como el de contrabando es destruido por las
autoridades después de ser decomisado.
Dieciseis años después de
la ‘tomata’ que le cambió la vida a Sergio, el fraudulento negocio del licor
adulterado sigue siendo un trago amargo para la ciudad. La Industria de Licores
del Valle calcula que actualmente un 30% del licor que se comercializa en Cali
es adulterado o de contrabando. Sólo en lo que va corrido del año, alrededor de
diez alambiques han sido desmantelados y un promedio de quince personas
capturadas.
En el último mes, la Policía Metropolitana incautó mercancía avaluada en más de
$40’000.000 en viviendas ubicadas en los barrios Marroquín, San Judas,
Chapinero y Colón. En el último operativo, se halló un destiladero
con capacidad para fabricar semanalmente 5.000 botellas de licor adulterado.
Es que durante la época de fin de año, cual tradición navideña, es costumbre
que se duplique la fabricación y la distribución ilegal del venenoso líquido.
Según estadísticas de la Oficina de Rentas Departamentales, mientras en los
meses de agosto, septiembre y octubre de este año se incautaron un total de
1.012 botellas de licor adulterado; sólo en el mes de noviembre la cifra creció
como espuma a 1.163.
Para combatir este mercado, el gerente de la Industria de Licores del Valle, Doney Ospina Medina, explica que
a partir de marzo del próximo año el aguardiente Blanco del Valle cambiará su
presentación. Además se implementarán nuevos sistemas de seguridad, como los
hologramas que se encuentran en los billetes, y se adelantará un registro de
uso exclusivo para la botella. Anualmente, la licorera transfiere al
departamento recursos por más de $98.000 millones. Teniendo en cuenta que el
30% del licor que se comercializa en la ciudad es adulterado o de contrabando,
unos $29.400 millones se dejan de percibir.
Juan sigue haciendo cuentas: En promedio, cada dos días logra rescatar de la
basura una caja de aguardiente con todo y botellas. Por esto recibe de un sólo
golpe $2.300. Los fines de semana llega la abundancia y cuando anda con la
mejor de las suertes logra reunir hasta diez cajas completas.
A unos pasos de Juan, otro reciclador selecciona los
envases de licor. Escarba las bolsas negras y siente satisfacción cuando
encuentra una botella con etiquetas. Dice que no sabe por qué, pero así las
pagan mejor.
El alto precio de consumir un licor falsificado
El médico Maurix Rojas, toxicólogo del Hospital
Universitario del Valle, explica que la utilización de sustancias como el
metanol para la fabricación de licor adulterado puede producir deterioro de la
conciencia, pérdida de la visión, dolor de cabeza intenso, entre otras
sintomatologías.
Sin embargo, explica que en lo que va corrido del año no se ha presentado
ningún caso de fallecimiento o intoxicación grave por este motivo en la ciudad.
El alcohol metílico es utilizado a nivel industrial como un disolvente de
tintas y resinas. De acuerdo con Jenny Medina, analista de laboratorio de la
Industria de Licores del Valle, en investigaciones realizadas en conjunto con
la Universidad del Valle se han encontrado trazas de metanol en las muestras de
licor adulterado estudiadas.
Medina explica que este compuesto después de ser ingerido hace una reacción
química en el organismo y se transforma en ácido fórmico y en formaldehído, más
conocido como formol.
El ácido fórmico ocasiona hinchazón de las células (falla pulmonar) o la
alteración de su funcionamiento (daño renal u ocular, lesión del corazón).
La Industria de Licores del Valle explica que, según la cantidad de licor que
se consuma, el organismo puede presentar diferentes estados tóxicos o grados de
intoxicación:
Intoxicación leve
Fatiga, dolor de cabeza, mareo, vómito, disminución de la agudeza visual, o
sea, visión borrosa temporalmente.
Intoxicación moderada
Vómito, cólicos, dilatación de la pupila, congestión de la papila óptica con
pérdida de la agudeza visual que puede llegar a ser permanente, falla en los
riñones y en el hígado, cianosis (color morado de los labios) y daño de los
pulmones, náuseas, mareos, dolor de cabeza intenso, desvanecimiento y narcosis.
Intoxicación grave
Falla en los pulmones, hígado, riñones, pérdida visual permanente, tensión
arterial baja, toxicidad del sistema nervioso, convulsiones, estupor y pérdida
del conocimiento hasta llegar al estado de coma.
Lo legal
· Una fuente
oficial acepta que controlar la producción de licor adulterado en la ciudad no
es una labor sencilla.
· Los operativos no
cesan los fines de semana, pero a veces los resultados no terminan más que en
la destrucción de la mercancía.
· De acuerdo con el
Artículo 373 del Código Penal, la imitación o simulación de productos o
sustancias puede acarrear una pena entre cinco u once años de cárcel.
· “Cuando una
persona es detenida y acepta los cargos, la condena se rebaja a la mitad y como
las penas menores a cuatro años son excarcelables, pueden quedar libres en la
audiencia”.
· La producción de
licor adulterado aumenta un 50% durante la temporada de diciembre.
· Las autoridades
han reforzado los controles para los fines de semana. En total ocho unidades
están destinadas exclusivamente para la venta de licor en Cali.
Procesos
· De acuerdo con la
Unidad de Patrimonio Económico de la Fiscalía, actualmente existen 58 casos
activos por comer- cialización de licor adulterado o
de contrabando.
· Los casos en
proceso de inda- gación suman 37.
· También existen
cuatro en investigación, tres en aceptación de cargos y once en juicio.
· A la fecha, se
han proferido tres condenas.
En el Valle del Cauca
· El gobernador del
Valle, Juan Carlos Abadía, denuncia que el licor adulterado se fabrica y
comercializa en todo el departamento.
· Según revela, en
Candelaria funciona un alambique que produce más de tres millones de botellas y
que al parecer es manejado por un ex policía.
· Para esquivar los
controles de las autoridades, la fábrica artesanal es removida de finca en
finca.
· Este licor es distribuido en el departamento
del Cauca, donde la Industria de Licores del Valle no tiene permiso para vender
y, sin embargo, se reportan alrededor de millón y medio de botellas vendidas.
Contrabando, fraude a los recursos del departamento
En lo que va corrido del 2009, la Dirección Seccional de Aduanas de Cali ha
registrado 28 casos de aprehensiones de licor de contrabando en el Valle del
Cauca.
Esto representa un total de 5.375 botellas de diferentes licores, avaluadas en
$224’230.559, que intentaban ser comercializadas en el departamento sin pagar
los respectivos impuestos.
La mercancía que ingresa al país además de ser soportada con una factura de
compra en el exterior, debe cumplir con el visto bueno de las autoridades
sanitarias. Es por eso que cuando las personas acceden a comprar licor de
contrabando por simple economía, no se están ahorrando unos pesos sino que se
pueden estar exponiendo a un posible licor adulterado.
Para el gobernador del Valle del Cauca, Juan Carlos Abadía, el contrabando
afecta los recursos de la región, recordando que las rentas en general de los
departamentos son el producto del consumo de los juegos de suerte y azar, los
licores y el tabaco. Asimismo, agrega que la ley se queda corta para detener
este fenómeno y mientras tanto la ciudad está siendo invadida de licor que es
vendido sin los requisitos establecidos.
Aunque el contrabando está tipificado como un delito, los casos son trasladados
a la Fiscalía sólo cuando la mercancía hallada supera los 20 salarios mínimos
(unos diez millones de pesos). De lo contrario, sólo se aplica una sanción
administrativa, es decir, la destrucción de la misma.