Aliviar el dolor, un derecho



El 52 por ciento de los colombianos vive con algún tipo de dolor que amerita ser tratado; sin embargo, solo un 7 por ciento de ellos recibe la atención adecuada. El dato es paradójico si se tiene en cuenta que en las últimas décadas la medicina del ramo ha generado herramientas terapéuticas suficientes para aliviar el 95 por ciento de los dolores. El problema está en que la mayoría de los afectados no logra acceder a esos tratamientos.

Además, buena parte de los profesionales de la salud están entrenados para considerar el dolor como un síntoma más y no como la enfermedad incapacitante que puede llegar a ser. Sistemas de salud como el colombiano desestiman el impacto positivo que el alivio del sufrimiento innecesario tendría sobre el bienestar de la población, alegando un eventual desborde de los costos.

Si ese es el argumento, habría que darles una segunda mirada a estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según las cuales hoy una de cada cinco personas del planeta padece dolor crónico. Los escasos estudios disponibles en Colombia sobre el tema indican que el panorama es menos halagüeño. Para la muestra está que el país ni siquiera cuenta con la provisión adecuada de medicamentos opioides (morfina, codeína, oxicodona, hidrocodona, entre otros) para el manejo de sufrimientos insoportables, como los generados por el cáncer.

En su último informe, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife), organismo de las Naciones Unidas encargado de velar por el cumplimiento de los tratados internacionales contra las drogas, ubicó a Colombia en el grupo de naciones que menos acceso brinda a estos fármacos. Este tema y el impulso de la iniciativa que busca elevar el alivio del sufrimiento a la categoría de derecho humano, que ya hace curso en Naciones Unidas, serán abordados por expertos de al menos 30 países, que se reúnen desde hoy en Bogotá en el V Congreso Latinoamericano del Dolor.

En ese escenario, Bogotá dará un paso importante con la firma de una alianza con la Federación Latinoamericana para el Estudio del Dolor (Fedelat); el propósito es que la capital sea el piloto de un modelo de ciudad que privilegia la atención de aquellos que sufren.
La Secretaría Distrital de Salud, a la cabeza de su red pública de atención, desarrollará y pondrá en marcha una estrategia dirigida a reducir la innecesaria agonía generada por dolores que para el sistema de salud no pasan de ser sino un síntoma más.