Alcohol, Sicario Impune En Las Vías

 

Eran las 5 y 10 de la mañana cuando el taxi que llevaba a Gustavo Adolfo Pulecio al aeropuerto se detuvo frente a un cruce, por un semáforo en rojo. Pulecio, que durante 22 años trabajó para darles vivienda a los damnificados de las catástrofes naturales en Colombia, como directivo de la fundación Compartir, iba para Ibagué, donde promocionaría los premios Compartir al Maestro durante todo ese día, el pasado 27 de febrero. (VER INFOGRAFÍA: TABLA DE ALCOHOLEMIA Y SUS RIESGOS) (VER GRÁFICOS)

 

Pero este hombre ejemplar y padre de dos hijos jamás llegó a su destino. Una camioneta Land Rover conducida por una persona en estado de ebriedad embistió su taxi con tal violencia que le produjo la muerte de forma instantánea.

 

Según el informe Forensis 2008, de Medicina Legal, “conducir bajo los efectos del alcohol es responsable del 30 al 50 por ciento de los accidentes de tránsito que involucran muertes” en Colombia y “del 15 al 35 por ciento de los relacionados con heridos graves”.

 

Pese a lo anterior, la posibilidad de que el responsable de una o varias muertes por manejar ebrio vaya a la cárcel es prácticamente nula, porque en la mayoría de los casos se aplica la figura del homicidio culposo, es decir, involuntario, y las personas suelen recibir penas que, tras las admisión de cargos, terminan siendo excarcelables. Por eso el conductor que le quitó la vida a Pulecio está hoy en libertad.

 

Un proyecto de ley que espera luz verde en la Cámara de Representantes y que cuenta con el apoyo de varios sectores de la sociedad civil busca acabar la impunidad de estos ‘sicarios de la vía’ y, por este camino, disminuir el número de sus víctimas.

 

El representante Roy Barreras (Partido de ‘la U’), ponente del proyecto, dijo a EL TIEMPO: “Al menos cuatro colombianos mueren diariamente por culpa de estos conductores ebrios y la legislación colombiana no castiga a estos irresponsables”.

 

De iniciativa ciudadana Barreras explicó que el origen del proyecto es una iniciativa ciudadana, liderada por el padre de un adolescente de 17 años (Alejandro Acosta) que fue atropellado y muerto por un conductor ebrio en Cali. “Y ese conductor está libre”, subrayó el congresista.

 

A esta iniciativa se sumaron organizaciones de la sociedad civil como la Liga Contra la Violencia Vial, que ha asesorado el proyecto de ley. Mary Bottagisio, directora de esta fundación destaca: “Esto no es una imprudencia. Podemos hablar de un accidente cuando las causas no son controlables, son fortuitas. Pero manejar ebrio es una conducta delictiva intencional, una actitud criminal que puede llegar a provocar un homicidio o una incapacidad de por vida. Por eso nosotros hablamos de violencia vial. Y hoy la única sanción que recibe este asesino en potencia es que le quitan el carro y se lo mandan a los patios. ¡Nada más!”.

 

Barreras explica que la idea del proyecto es que todo aquel que sea sorprendido manejando en estado de alicoramiento sea detenido entre 8 y 30 días. “El objetivo pedagógico es que el colombiano entienda que si va a beber debe entregar las llaves, porque si no lo hace, pasará el guayabo en una celda”.

 

“Ahora, si ese borracho al volante genera un accidente con muertos o heridos –continúa Barreras– el proyecto busca crear un tipo penal en que el alicoramiento sea un agravante que garantice que este delito ya no sea excarcelable y que en caso de muerte haya garantía de al menos cuatro años de cárcel para el responsable de ese homicidio”.

 

Bottagisio justifica la necesidad de unas normas más drásticos diciendo que los países que han logrado frenar los dos principales motores de la accidentalidad vial, que son la velocidad y el alcohol, lo han hecho con normas más duras para combatir a estos “dos grandes villanos de la seguridad vial”. Y explica: “Una ley firme, aparte de educativa y disuasiva –función que no cumple la normativa actual– evitaría miles de muertes”.

 

Tres datos parecen darle la razón. En Bogotá, y pese a que solo hay 450 agentes para toda la ciudad (por turno), cada hora, en promedio, se multa a una persona por manejar bebida; y cada 37 segundos, hay un multado por exceso de velocidad. Mientras que en Medellín, el número de sancionados por mezclar ‘alcohol y gasolina’ creció un 121 por ciento entre el 2007 y el 2008.

 

“Lo peor de este flagelo es que es como una ruleta rusa. Indiscriminado. La próxima víctima puede ser un familiar de cualquiera de nosotros. O incluso, nosotros mismos”, concluye Bottagisio.

 

‘De repente escuchamos el chirrido de unas llantas ’ El abogado de la Universidad de los Andes Omar Galvis Acevedo estuvo a punto de morir al ser arrollado por un conductor ebrio. Este es su testimonio.

 

“El 17 de abril de 2003, yo, mi novia, mi prima y otros cinco amigos estabamos en el parque El Laguito de Sogamoso, sobre el andén, posando para tomarnos una foto. Yo tenía 20 años. De repente escuchamos el chirrido de las llantas de un carro y vimos que se iba a estrellar contra otro que estaba muy cerca de nosotros. Pero en el último segundo ese carro viró bruscamente y se nos vino encima.

 

“Mi prima María Helena García Acevedo, que tenía 20 años y era estudiante de sicología en la Universidad Católica, murió en el acto y yo sufrí una fractura en una vértebra de la columna que casi me deja cuadrapléjico.

 

“En la investigación se determinó que el conductor, Edwin Fonseca, un joven de 20 años, como nosotros, no solo tenía un largo historial de infracciones, sino que iba conduciendo en estado de embriaguez grado 3, el más alto que existe, y con sobre cupo, pues en su Mazda 323 iban siete personas, varias de ellas ebrias.

 

“Lo peor fue enterarnos de dos cosas: una, que horas antes del accidente ese joven había sido arrestado por manejar sin pase y sus padres no solo intervinieron para liberarlo, sino que le permitieron que volviera a manejar; y dos, que solo fue condenado a 35 meses de prisión domiciliaria y jamás respetó esa sentencia, pues se paseaba por todo Sogamoso”.

 

DOS CASOS ELOCUENTES El 23 de diciembre del 2007, Juan Camilo Fuquen (21 años) acabó con la vida de siete personas. Ese día conducía un furgón de leche y tras chocar con otro vehículo, perdió el control y se estrelló contra una vivienda del barrio Santa Lucía, al sur de Bogotá.

 

El impacto rompió las tuberías del gas de la vivienda y provocó una explosión destruyó la vivienda y acabó con la vida de tres mujeres (76, 62 y 40 años), una menor de 9 años, el propietario de un local cercano y un policía con 19 años de servicio. Aunque Fuquen estaba en grado 1 de alicoramiento, una juez le dió casa por cárcel (81 meses), pues consideró que fue un homicidio sin intención (homicidio culposo).

 

Borracho y con marihuana El 23 de agosto de 2007, a las 4:15 de la madrugada, Rodolfo Sánchez, de 24 años conducía su camioneta Toyota Prado a gran velocidad y en grado 3 de alicoramiento (el máximo). Al pasar por la avenida 19 con calle 116, se pasó un semáforo en rojo y estrelló a otro vehículo matando, instantáneamente, a dos personas. Pese al estado de ebriedad de Sánchez y a que en su vehículo se encontró marihuana, solo fue condenado a 48 meses de cárcel, que con la rebaja por aceptar los cargos quedó en 32 meses: una condena excarcelable.

 

Hoy, Sánchez tiene su licencia de conducción suspendida, pero está libre. El fallo fue apelado.

 

''¿La vida de dos personas vale una condena de 32 meses? Tiene más pena una persona que se roba un celular con un arma. Esto tiene que cambiar, la gente no puede salir con su carro a matar impunemente”.

 

Patricia Santamaría, fiscal en el caso de la 116 con avenida 19.

 

''Cuando alguien consume bebidas alcohólicas u otras sustancias sicoactivas sabiendo que va a conducir un vehículo, y luego lesiona a otras personas, esto deja de ser un delito culposo y debería tratarse como un delito con agravante, y castigarse severamente”.

 

Brigader general Luis Alberto Moore, director de Tránsito de la Policía.

 

10,5% De los fallecidos en accidentes de tránsito tomaron alcohol, según Medicina Legal. A estos habría que sumar los que causan los accidentes y no mueren.

 

14 personas pierden la vida cada día por accidentes de tránsito en Colombia, el cuarto país de A. Latina con más muertes por esta causa (5.642 en 2007), tras Brasil, México y Argentina.

 

250 Los carros que se inmovilizan cada fin de semana en Bogotá por conductores que manejan bebidos.

 

50% De las víctimas fatales de accidentes de tránsito tiene entre 18 y 44 años: gente en plena edad productiva.

 

365 mil millones de pesos giró el SOAT por accidentes de tránsito durante el 2008 en todo el país