Comportamiento Humano

El adolescente suicida
Junio 07 de 2009


Por: Carlos E. Climent

La depresión y otros trastornos mentales son un problema de salud pública entre los jóvenes al que no se le presta la atención debida, sino de manera episódica.

Michael tiene 17 años. Es un estudiante promedio, algo introvertido que con esfuerzo logra relacionarse más o menos bien con sus compañeros. No hay nada anormal en sus comportamientos. Un día, después de una charla en el colegio sobre temas de psicología, un profesor lo ve más retraído que de costumbre y logra sacarle que hace varios meses está pensando en suicidarse. No lo ha intentado, ni ha contemplado un plan suicida específico, pero cada vez está más abrumado por preocupaciones que tienen relación con la muerte. El colegio informa de inmediato a la familia sobre el particular y un profesional confirma una depresión y determina que existe un riesgo suicida alto.

Michael no es un caso raro. El suicidio en adolescentes es, después de los accidentes de tránsito, una de las causas de muerte más frecuentes. Éste es un problema de salud pública al que no se le presta la atención debida, sino de manera episódica, cuando hay un caso mortal que se convierte en noticia. Entonces se habla del asunto por unos días hasta cuando el siguiente evento dramático lo reemplaza.

El riesgo suicida en adolescentes, así como la depresión y otros trastornos demandan que la gente esté más informada sobre estas condiciones clínicas. Una posible acción a un nivel más amplio, sería la incorporación de aspectos emocionales dentro del chequeo médico rutinario de los adolescentes. Mientras esa tarea se logra, corresponde a la familia la responsabilidad de documentarse sobre los factores de riesgo de suicidio para los adolescentes, entre los que deben destacarse los siguientes:

- El uso de alcohol y otras drogas de manera incontrolada o impulsiva.

- Depresión, angustia, estrés situacional y/o sentimientos de temor, soledad y aislamiento

- Historia de intentos previos de suicidio.

- Una mejoría súbita o un estado de felicidad sorprendente, después de un período de depresión.

- Comportamientos raros o irracionales.

- Cambios inexplicables en los hábitos cotidianos.

- Circunstancias que generan gran angustia o estrés

- Historia de intentos previos de suicidio.

- La muerte de algún amigo por suicidio.

- Una historia familiar de suicidio o depresión.

- El ser víctimas, o haberlo sido, de maltrato físico o emocional.

- Preocupaciones, pensamientos, comentarios o fascinación con la muerte.

- Comentarios o amenazas sobre suicidio.

- Hipersensibilidad emocional o impulsividad como rasgos predominantes del carácter.

La posibilidad de cometer un acto suicida es mayor en la medida en que aumentan el número y la severidad de los factores de riesgo. Una vez determinada la gravedad del riesgo se procede a confrontar al joven con las evidencias encontradas. La confrontación debe transmitir el deseo de apoyo incondicional. A veces el joven no puede describir sus sentimientos a los seres queridos más cercanos por temor a herirlos; en cambio lo podría hacer con un tercero, emocionalmente más distante, en quien el paciente deposite su confianza y sus secretos.

carloscliment@elpais.com.co