Viviendo el embarazo con las adolescentes

 

Médico del Valle dedicado a esta investigación dice que en el 70% de casos los padres son adultos.

Por estos días la atención del pediatra Luis Alfonso Mendoza la ocupa el hijo de Diana*. Han pasado 20 días desde el parto, y uno de sus gemelos se mantiene con vida en la unidad de cuidados intensivos de la Fundación Hospital San José de Buga (Valle del Cauca). El otro niño murió por una infección.

Diana, de 17 años, reconoce que la situación de su bebé no es fácil, lo visita a veces por la mañana y otras, por la tarde. “Ese niño es la adoración de mi papá y la mía”, dice. El pequeño tiende a mejorar: pesa 1.115 gramos y pronto será desconectado del ventilador.

El papá de Diana ha sido su único respaldo desde el principio del embarazo. Incluso debió volver a su casa, en busca de la cobertura en salud que le negó su pareja.

Del papá del bebé, Diana sólo cuenta que le lleva varios años y que al principio nunca demostró ser agresivo. “Alcanzamos a vivir dos meses juntos. Los dos queríamos un bebé. Desde la primera ecografía vimos que eran dos, pero no sé por qué él cambió y se desentendió de nosotros. Sólo sé que ya tiene otra novia”, cuenta la joven.

Son muchas las adolescentes que viven historias similares a la de Diana. Historias con las que se encuentra a diario el médico Luis Alfonso Mendoza. “Aproximadamente el 25 por ciento de los nacimientos en el hospital San José, de Buga, corresponden a adolescentes del norte, centro y sur del Valle. Eso hizo que me interesara por el tema”.

Hace siete años, cuando recibió del cuerpo de bomberos a un bebé con vida que había sido abandonado en una caja de cartón por una madre adolescente, los intereses de este pediatra cambiaron y decidió enfocarse en esta situación.

“Veo caras asustadas, de que el mundo se les acabó, conflictos en las familias. Unas dicen: ‘¿Cuido a mi hijo o sigo estudiando?’. La triste realidad es que muchas no pueden continuar en el colegio”, asegura.

El desamparo es de las cosas que más sorprenden al médico. Según sus investigaciones, el 47 por ciento de las embarazadas adolescentes que llegan al hospital de San José no viven con sus padres. Algunas se van a vivir en unión libre, el 10 por ciento se van con abuelos u otro familiar y un 11 por ciento queda con otras personas expuestas a un riesgo de maltrato.

El médico cuenta que las madres adolescentes muchas veces ocultan la verdadera identidad de los padres de sus hijos, pero, según estadísticas en el hospital San José, sólo el 30 por ciento de esas parejas también son adolescentes, mientras que el 70 por ciento son adultos, mayores de 18 años.

Mendoza no olvida. Hace dos años conoció a Ángela*, una niña de 14 años que ocultó su embarazo hasta el día del parto. “Fue muy duro para esa familia no solo saber hasta el último día que su hija menor tenía un bebé, sino que, además, la hermana de 17 años también iba a ser mamá”, cuenta el médico.

Ángela hoy está cursando grado 11, su niño acabó de cumplir dos años y sobre su experiencia, siendo tan joven, reconoce que vivió momentos muy difíciles. “Yo estaba en noveno, no sabía qué hacer, pensaba en cómo iban a reaccionar mis papás. Me dio tanto miedo que me lo reservé hasta el final”.

La joven cuenta que no tuvo mucha barriga y que la poca que le salió la pudo ocultar en camisas anchas. El día que llegaron los dolores, a las 27 de las 38 semanas de gestación, nació su bebé prematuro. Un duro golpe para sus papás, pero no la dejaron sola.

Claro que no todas las jóvenes gozan del respaldo de sus familias. El médico todavía recuerda a una niña de 14 años que enfrentó sola el embarazo, el parto y el posparto. Su pareja, de 23 años, la abandonó y sus padres tampoco estuvieron con ella. “El bebé estaba en cuidados intensivos y yo veía a esa madre por ahí sola siendo una niñita”, cuenta.

Otra vivencia muy impactante para Mendoza fue la de una joven de 18 años con retardo mental, que quedó embarazada a causa de una violación. “Supuestamente una tía la cuidaba, pero esa señora sólo apareció al final y dijo que a la jovencita la habían atacado en un camino de la zona rural”.

En este caso el bebé fue entregado al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y el procedimiento con la joven madre fue, con autorización de sus adultos responsables, planificación definitiva, es decir, la ligadura de trompas. “Esto es muy importante, porque existe un gran riesgo de que vuelvan a ser violadas y otra vez embarazadas”.

Mendoza explica que casi la mitad de las adolescentes embarazadas tienen otro hijo en esta etapa de la vida.

Riesgos para la salud

Cuando una niña o adolescente queda embarazada se incrementa el riesgo de padecer problemas médicos, con respecto a las mujeres mayores.

El ginecólogo Jimmy Castañeda Castañeda, expresidente de la Federación Colombiana de Ginecología y Obstetricia, especialista en medicina reproductiva, señala que en el embarazo adolescente hay una mayor incidencia de parto prematuro, de ruptura prematura de membrana (romper fuente antes de tiempo) y de presentar problemas de hipertensión en el embarazo (o preeclampsia).

Estos inconvenientes, según el médico, están asociados a dos factores. El primero está relacionado con la inmadurez del organismo de la niña, que aún no está preparado para un embarazo.

Y el segundo, con la vaga y mala oportunidad de consulta. Es decir, porque “ellas no se atreven a consultar a sus médicos. Algunas tratan de esconder el embarazo y son evaluadas tardíamente. Además, hay familias que no conocen el estado de la niña”, comenta el especialista.

En cuanto al bebé, aumenta la posibilidad de presentar un nacimiento prematuro, “entonces son niños que pueden tener problemas secundarios, como mayor riesgo de padecer problemas respiratorios y de incidencia de bajo peso al nacer, y pues eso favorece que padezcan de problemas infecciosos con más facilidad”.

Incluso, “algunos pueden tener inconvenientes en el desarrollo psicomotor, como caminar más tardíamente, tener un desarrollo del lenguaje más lento, etc. Cosas que los ponen en desventaja frente a otros niños”, añade.

En cuanto al parto prematuro, el doctor Castañeda dice que el porcentaje de su presencia depende de la población en la que nazca el bebé, pero que el promedio es del 6 por ciento. En una adolescente, este puede aumentar hasta un 10 o 12 por ciento.

También hay una mayor incidencia en malformaciones y problemas genéticos, como el síndrome de Down, en bebés de niñas o adolescentes.

“No se sabe la causa exacta del problema, pero el promedio de la población puede tener problemas genéticos entre un 1 o 1,5 por ciento. En este grupo de edad, puede subir hasta el 3 por ciento”, puntualiza el ginecólogo.+

Vida sexual de jóvenes

El pediatra Luis Alfonso Mendoza está a punto de presentar dos investigaciones con la Universidad Central del Valle y la Alcaldía de Tuluá, relacionadas con el embarazo adolescente: ‘Factores asociados al embarazo del adolescente en una cuidad colombiana’ y ‘Factores asociados al individuo: actividad sexual temprana en adolescentes escolarizados’. Algunos datos son:

-El 25% de las niñas inician relaciones sexuales entre los 9 y 14 años, y el 25% de los varones, antes de los 14 años. 11,4% de estos niños, hombres y mujeres, no viven con los papás.
-El 17% de los adolescentes, hombres y mujeres, que tienen actividad sexual no comparten tiempo con sus padres, en especial con la madre.
-El 51% no habla de temas de sexualidad con la mamá.
-El 23% tiene hermanos adolescentes con hijos.
-El 90% ha consumido licor.
-El 33% ha fumado.
-El 20% ha probado drogas.

*Nombres cambiados

Andrea Forero Aguirre
Redactora ABC del Bebé