Violencia verbal, tan fuerte como
los golpes
Ofensas.
Según el estudio, gritar, ridiculizar, poner apodos y la ironía, son las armas
que utilizan algunos estudiantes caleños para amedrentar a sus compañeros.
Archivo
/ El País
Cuenta
un joven estudiante de un colegio público del sur de Cali que si alguien no es
físicamente agradable, es suficiente para que se convierta en blanco de las
burlas.
“En
mi salón hay un niñito que es demasiado feo y además es como tonto, siempre
dice cosas que no tienen que ver con nada, por eso todo el mundo lo mantiene
cogiendo de recocha”, aseguró el adolescente de catorce años, con tono de
lástima, pero consciente de que todos los días él le recuerda a su compañero lo
poco agraciado que es.
“Siempre
le decimos ‘feo’, ‘narizón’, ‘peliapretado’, o le
preguntamos ‘¿por qué sos así?’, ‘¿por qué tenés que ser tan bruto?’”, comentó otro estudiante del
mismo salón de clase, que ha visto cómo el agredido se ha abalanzado a golpes
sobre aquellos que le lanzan improperios para ver si así dejan de molestarlo.
Agresiones
como éstas son cada vez más frecuentes en las aulas de clases de los colegios
de Cali. Así lo mostró un informe sobre violencia escolar revelado por el
Observatorio de
De
acuerdo con el informe, en el 2010 se registraron 563 casos de agresiones
verbales en las instituciones educativas, cifra que superó las agresiones
físicas, de las que se reportaron 444 casos el año pasado.
El
44% de los estudiantes encuestados para el informe resultó siendo víctima de
este tipo de malos tratos. El 52% de ellos son hombres y el 47%, mujeres.
Perfil para una burla
Como
‘nerdos’, ‘calladitos’, o con algún defecto físico
describen los participantes de este estudio a las víctimas de burlas, ofensas y
rechazos. Quienes tienen orientación homosexual, adolescentes y jóvenes
autistas, incluso los que son considerados como ‘buenos estudiantes’, también
hacen parte de la lista.
‘Bobo’ o ‘Gay’ son las palabras más utilizadas para agredir
a este tipo de estudiantes, indica el estudio.
“Si
uno llega de malas, con que lo miren mal a uno, es suficiente para comenzar”,
le dijo uno de los adolescentes agredidos a los funcionarios que realizaron la
encuesta, refiriéndose a la poca tolerancia que hoy impera en los colegios.
Según
los expertos, “ofender o insultar brinda estatus”, reconocimiento y respaldo a
los jóvenes que lo hacen. Pero las consecuencias para las víctimas son
intolerables. “El que ofende se siente más grande”, asegura el estudiante de
catorce años.
“Hemos
tenido casos de estudiantes que no soportan las agresiones verbales y tienen
que cambiar de institución educativa. Aunque pasa en menor proporción, no deja
de ser preocupante”, explicó Gustavo Rodriguez,
coordinador del Observatorio de
Rodríguez
aseguró, además, que una mala palabra es el detonante para una pelea porque “en
la mayoría de los casos cada agresión verbal termina convirtiéndose en física”.
“El
feo de mi salón un día se ‘aletió’ y se encendió a
puños con uno de mis amigos porque lo estaba recochando
mucho. Es que ese día todos en el salón lo tenía azarado y ese man se paró a frentiar a ver si
así lo dejaban quieto”, contó el adolescente de catorce años sobre su compañero
de clase, que según él y sus amigos, no encaja dentro de los parámetros de
belleza.