Violencia golpea a las mujeres de
Buenaventura
Abusos
sexuales y desplazamiento son los principales riesgos que corren las mujeres en
el puerto de Buenaventura.
Víctimas
Mercedes
Segura, directora de Fundemujer, advierte que la
cifra de mujeres víctimas por la violencia en Buenaventura es mayor a la que se
conoce, pero que muchas de ellas guardan silencio por temor a las represalias.
Feminicidios. Este año han sido
asesinadas 17 mujeres en Buenaventura. La violencia de género y los abusos
sexuales en el Puerto son preocupantes, según la Defensoría.
“El tipo ese, dicen que es un para, n o cesaba
de presionarme para que me fuera a la cama con él. Yo tengo mi novio, o lo
tenía, porque él se llenó de miedo y se fue del Puerto. Un día lo enfrenté y le
dije que no me molestara; se enojó y se fue, pero a los pocos días dos tipos me
salieron al paso y me golpearon feo. Me dijeron que si ponía la denuncia me
mataban al novio, que él era un miliciano y que lo tenían en la mira”, relata Fanny*, una mujer que vive en el barrio R9 de Buenaventura.
En
el Puerto, la violencia contra las mujeres no sólo se manifiesta en el aumento
de los homicidios (trece asesinatos en el 2010 y 17 en lo corrido del 2011),
sino también en casos de violencia sexual, física, esclavitud y desplazamiento
forzado.
De
acuerdo con un informe revelado por la Defensoría del Pueblo el ‘Día de la No
Violencia contra la Mujer’, en Buenaventura aumentaron los casos de violencia
sexual en los últimos tres años. De cuatro víctimas en el 2008 se pasó a 106 en
el 2010.
La
entidad indica que los principales responsables de estas prácticas son los
grupos al servicio del narcotráfico, las bandas criminales y la guerrilla.
Emira*, una joven de escasos
recursos, contó que recibió dinero de un paramilitar para una liposucción, pero
“cuando me quise abrir de él, me chuzó un seno. Quedó
horrible”.
Otra
joven, conocida como ‘La Colorada’, asegura conocer casos de adolescentes que
son golpeadas por no aceptar invitaciones de un ‘caballo’ o traqueto,
o porque son familiares de alguien que hace parte de un grupo al margen de la
ley.
En
los últimos 20 meses, según datos de Fundemujer, se
registraron 84 agresiones físicas a mujeres. “Moretones, tabiques rotos, nalgas
chuzadas, apuñaladas, golpes en la cabeza y hasta fracturas hacen parte de los
atentados contra ellas. Esto sin contar, por lo menos, una cifra cuatro veces
mayor de mujeres intimidadas”, asegura Mercedes Segura, directora de Fundemujer.
Las
autoridades han registrado casos de propietarios de tiendas que obligan a las
jóvenes a pagar con favores sexuales lo que van a comprar.
“Es
preocupante la situación de menores entre 10 y 12 años, que son intimidadas por
algunos tenderos, que presionan favores sexuales a cambio del fiado. Estas
personas se aprovechan de la calamidad de algunos hogares, lo cual nos
preocupa, pues ya conocemos casos de menores de edad embarazadas o que son
golpeadas cuando no acceden a esas peticiones”, denuncia Mercedes.
Principales riesgos para las mujeres
La
investigación de la Defensoría, en la que se entrevistó a un grupo de mujeres y
se trabajó con grupos focales de la ciudad, establece cuatro riesgos
principales para la población femenina del Puerto.
Primero,
los que se derivan de la pertenencia de la mujer a organizaciones sociales,
comunitarias, políticas o de derechos humanos. Segundo, “los pertinentes a su
papel de cuidadoras, ante la amenaza del reclutamiento forzado de sus hijos”.
Tercero, riegos por sus relaciones reales o presuntas con miembros de los
grupos armados. Cuarto, por el incumplimiento de “normas de comportamiento”
impuestas por estos grupos.
“Las
amenazas contra mujeres líderes se han hecho más recurrentes. En el último año
fueron divulgados panfletos amenazantes contra líderes de organizaciones que
trabajan en la defensa de los derechos humanos y, particularmente, de población
desplazada”, señala la entidad.
Entre
1998 y lo corrido del 2011, 41.073 mujeres que viven en el Puerto salieron de
sus hogares a causa de la violencia y las amenazas contra su vida. Según Afrovides, dos de cada diez mujeres disminuyeron su
participación en procesos organizativos tras recibir intimidaciones.
*Nombres
cambiados.