Mujer acosada sexualmente por su jefe cuenta su historia

La violencia sexual contra las mujeres tiene muchas formas. Acoso y abuso son algunas de ellas.

El jueves en la noche Carolina* recibió un mensaje en su correo electrónico que parecería inofensivo si no fuera porque se suma a una larga lista de incómodas situaciones que ella padeció durante un año y que la convirtieron en una víctima más del acoso sexual. 

Mientras lo leía, en su voz se sentía un tono de rabia, que se iba modificando, al punto que parecía que fuera a llorar. Pero se controló. Respiró profundo y continuó leyendo el mensaje: "encontré tu correo buscando algo, siempre he querido saber de ti. Llámame".

El remitente era un hombre que se desempeñaba como jefe de área en la empresa en la que Carolina trabajó en el 2009. El mismo que la acosó durante un año. Por supuesto, ella no lo llamó y rápidamente eliminó ese mensaje de su correo. Sin embargo, no sucederá lo mismo con los malos recuerdos, las palabras y caricias ofensivas que aún la persiguen y por las que tuvo que buscar ayuda en una clínica psiquiátrica, donde le diagnosticaron un cuadro de depresión. Fue un mal año para esta mujer de 34 años, 1,68 metros de estatura, contextura gruesa, pelo rubio hasta la cintura y piel blanca.

En cuanto comenzó a trabajar en esa empresa sintió la presencia de este hombre, de 58 años y casado, que no la valoraba por su trabajo, sino por un deseo sexual que se hacía evidente cuando nadie más se daba cuenta.

"Al principio, creía que era normal su trato. Me invitaba a salir para trabajar. Pero luego empezó a tener obsesiones raras. Aprovechaba cualquier oportunidad para abrazarme o cogerme la mano. Muchas veces me llamaba a su despacho y me hacía quedar allí, solo para observarme mientras escribía... era bastante incómodo", recuerda.

Carolina sentía miedo, no le animaba su trabajo y ya ni disfrutaba de sus horas libres, pues él averiguó dónde vivía para buscarla en momentos no laborales.

"No quería perder mi empleo. Le decía que se alejara, pero me respondía que no tenía por qué temer, que por ser mi jefe no iba a pasarme nada malo", afirma.

La peor situación la vivió en uno de los viajes que realizaban por trabajo, cuando el hombre no tuvo problema para entrar borracho a su habitación, insistiéndole que quería pasar la noche con ella.

"Decidí contarle a mi jefa directa, de quien esperaba recibir apoyo solo por ser mujer -dice-. Pero me trató de mentirosa. Me dijo que yo buscaba quitarle su puesto y hasta llegó a abrirme una investigación porque, según ella, estaba robando".

Las horas laborales se convirtieron en tormento, hasta que el contrato terminó y tuvo que buscar ayuda psiquiátrica, pues sentía que no iba a encontrar un lugar donde la valoraran como profesional. "No podía creer que los hombres me vieran solo como un par de piernas", dice

No obstante, hoy tiene un buen trabajo con un grupo de personas que la admiran por su desempeño; y espera encontrar una pareja con la que pueda formar un hogar.

'Cuando renuncié al trabajo me amenazó a mí y a mi familia'

Una historia similar vivió Andrea*, una joven de 20 años que en el 2010 trabajaba en una firma de abogados, donde fue víctima de acoso de uno de sus jefes.

"La primera vez, me dijo que quería conocer mi currículo para ayudarme profesionalmente. Pero durante la reunión lo único que hizo fue averiguar mi vida", cuenta Andrea, y asegura que nunca volvió a aceptarle otra invitación al hombre, que era 22 años mayor que ella.

Al poco tiempo, él le hizo un aumento de sueldo y, al notificarla, le insinuó que para agradecerle debían salir. Como no aceptó, la hacía quedarse las tardes de los sábados con él en la oficina, con la excusa de que debían adelantar trabajo. "Me decía -a pesar de ser un hombre casado y con hijos- que si estaba con él no me iba a faltar nada a mí ni a mi familia", cuenta Andrea.

La intensidad fue tal que ella decidió renunciar, a pesar de las amenazas que recibió por parte de ese hombre, no solo a ella sino a su familia.

*Nombres cambiados.

PAOLA GONZÁLEZ OSORIO
REDACTORA DE EL TIEMPO

Abecé de la violencia contra las mujeres

Preguntas clave sobre un tema que puede afectar a cualquiera.

¿En qué se diferencian acoso, abuso y agresión?

Entre otras, se pueden establecer las siguientes diferencias: en el acoso es esencial el poder o subordina- ción que ejerce quien realiza el acto, por lo que se da siempre entre conocidos; en el abuso no es necesario el elemento dependencia ni el conocimiento entre sí y en la agresión estará ausente el consentimiento y el acto es acceso carnal. Las tres son formas de violencia sexual contra las mujeres de diversas edades y condiciones, causadas por hombres extraños o conocidos.

¿Qué es acoso? 

Es perseguir, hostigar, importunar o asediar sin tregua, física o verbalmente, a otra persona con fines sexuales no consentidos. Quien acosa busca un beneficio personal o   a favor de un tercero y es un ser superior que tiene poder por razón de su edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica sobre el acosado. La invitación verbal, gesticular o escrita a un acto sexual sin consentimiento es acoso.

¿Qué dice la ley sobre el acoso? El acoso sexual como delito autónomo contra la libertad, integridad y formación sexuales fue consagrado por la Ley 1257 de 2008 en los siguientes términos: "El que en beneficio suyo o de un tercero y valiéndose de su superioridad manifiesta o relaciones de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica, acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra persona, incurrirá en prisión de uno a tres años".

¿Solo se da en el trabajo o puede ser en casa? El acoso se da en todos los espacios en los que hay dependencia, como en el trabajo, en la educación, en la religión o en la familia, entre padrastros e hijastros. El abuso se puede dar en todos los campos, sin importar la dependencia. Es típico el abuso en los lugares públicos en los que puede haber contacto corporal.

¿Qué es abuso?

En el abuso sexual no es necesario el poder o la superioridad del agente y es definido como actos sexuales sin acceso carnal, como el manoseo de zonas eróticas, la pornografía y el mismo acceso entre dos o más personas sin consentimiento de una de ellas. El abuso sexual puede realizarlo un adulto frente a otro, sin importar el género, un adulto frente a un menor e incluso entre adolescentes.

¿Qué dice la ley sobre el abuso?  En sentido restringido, consagra dos tipos de delito: 1) Actos sexuales diferentes al acceso carnal con persona menor de 14 años de edad, con penas hasta de 13 años de prisión. 2) Acto sexual abusivo con persona incapaz de resistir o en estado de inconsciencia, con pena hasta de 20 años de prisión.

¿Qué es agresión? 

La agresión es sinónimo de violación y se refiere más al acceso carnal no consentido. Puede darse con personas que no tienen capacidad mental para decidir libremente si aceptan o no realizar el acto sexual o en menores de 14 años, en quienes la ley penal presume que no hay capacidad para decidir. En sentido amplio, abarca los demás actos sexuales con violencia.

¿Cómo prevenir que me pase?

Lo mejor es no dejar que el tiempo avance. Ante la primera señal, sea clara con esa persona, dígale que se siente incómoda y tome distancia. Si insiste y no respeta su decisión, puede manifestar su inconformidad a otros superiores. Si es intento de acoso o de abuso, el mejor remedio es denunciar. De esta manera, el entorno sabrá que usted no se deja engañar.

¿Cómo saber si soy víctima? 

Más que saber, depende de cómo se siente en el trato que le da la persona. Si se siente acosada, temerosa y asustada, lo primero es informarle al otro para aclarar la situación y tomar los correctivos a los que haya lugar. Por supuesto que la presunta víctima debe fijar con claridad los límites de la relación personal para que no llegue a ser acosada o a sentirse como tal.

¿Qué puedo hacer? 

Acoso sexual: Si pasa en el trabajo, informe a su jefe o a Recursos Humanos, para que inicien las investigaciones correspondientes y tomen las medidas necesarias. Si es en su familia, atrévase a contarlo para que puedan tomar las medidas correctivas. La presencia de otras personas ayuda a evitar el acoso.

Abuso sexual: Denuncie el hecho ante las unidades especializadas de la Fiscalía como el Centro de atención integral a víctimas de delitos sexuales, las Unidades de Reacción Inmediata (URI) o Comisarías de familia. También a la Policía en estaciones y unidades de policía judicial: Dijín, Sijín y CTI.

CARLOS FRADIQUE-MÉNDEZ
ABOGADO CIVIL Y DE FAMILIA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO