Mantener malos hábitos de
vida, como tomar, fumar y consumir drogas, no solo contribuye al desarrollo de
enfermedades crónicas, sino que afecta el cerebro, órgano que controla y
coordina todas las funciones del cuerpo.
Hay que aclarar que, aunque
con la edad el tamaño del cerebro tiende a reducirse –se estima que a los 80
años pierde el 15 por ciento de su peso original–, el
uso de esas sustancias nocivas aceleran este proceso en forma alarmante.
Así lo demostró un estudio de
la Universidad de Cambridge, publicado en el 2012 por la revista Molecular Psychiatry, según el cual el consumo crónico de cocaína
acelera el envejecimiento del cerebro. Vale anotar que, de acuerdo con
estadísticas de las Naciones Unidas, entre los 230 millones de usuarios de
drogas que hay en el mundo, alrededor de 21 millones son cocainómanos.
Mediante imágenes de
resonancia magnética, los investigadores descubrieron que la pérdida de la
materia gris cerebral es mayor en personas dependientes de la cocaína que en la
población que no lo es. Como si fuera poco, el tamaño del cerebro también
disminuye: mientras que en personas sanas, el volumen cerebral disminuye 1,69
milímetros al año, en quienes han consumido cocaína en la adultez la cifra
aumenta a 3,08 milímetros. Estos fenómenos están asociados a un declive de la
delicada estructura de las neuronas y las conexiones que existen entre ellas.
Se sabe que ciertas áreas del cerebro sufren mayor deterioro, como la corteza
cerebral, donde se analiza y se procesa la información. Esta se encoge más que
el cerebelo, que está encargado del control motriz.
Ojo con fumar y tomar
El consumo de cigarrillo y
alcohol en exceso también envejece el cerebro antes de tiempo. Este es el
resultado de un estudio reciente realizado por la Universidad de California y
liderado por el profesor Timothy Durazzo. Los investigadores analizaron los
datos de 158 personas entre los 26 y los 71 años y las separaron en cuatro
grupos: sanos y no fumadores, alcohólicos que no tomaban trago desde hacía un
mes y que nunca habían fumado, y alcohólicos con un mes de abstinencia y que
seguían fumando.
A los participantes les
evaluaron habilidades cognitivas como la memoria, el aprendizaje, la velocidad
de procesamiento y resolución de problemas matemáticos. El grupo de fumadores
mostró un envejecimiento mayor para su edad. Además, tuvieron problemas con la
memoria, con su habilidad para pensar rápido y eficientemente y con la
resolución de problemas. Mientras que los no fumadores o los que habían dejado
de hacerlo mostraron mejores desempeños.
Esto sucede porque el alcohol
se acopla con algunas proteínas del cerebro, como lo hacen las demás drogas.
El daño resulta por el
aumento de los niveles de los radicales libres (pueden aumentar el
envejecimiento celular) y otros compuestos que dañan las neuronas. Luego de
conocer los resultados del estudio, vale la pena pensar antes de someter al
cuerpo a estas sustancias, que no solo dañan la salud, sino que envejecen y
achican el cerebro.
¿Y la marihuana?
Afecta la atención y la memoria
Tras hacer un seguimiento a
la salud de 1.037 neozelandeses desde su nacimiento (1972) hasta cumplir 38
años, investigadores del King’s College
de Londres y la Universidad de Duke (Estados Unidos)
concluyeron que el consumo continuo de marihuana antes de los 18 años puede
causar la pérdida o disminución permanente de facultades mentales.
Terrie Moffitt, una de las
autoras de la investigación, explicó que antes de los 18 el cerebro aún está en
desarrollo y organizando para ser más eficiente y es tal vez más vulnerable al
daño de este tipo de drogas.
Estimulación mental a toda hora
Cada vez más personas se
quejan de olvidarse de citas o fechas importantes. Esperanza de Ávila,quien realiza talleres de
estimulación mental, da algunos consejos.
1. Pausas
Es recomendable, en el caso
de la lectura, hacer pausas de 45 minutos. En el trabajo, es mejor cambiar de
actividad para retomar la concentración.
2. Ubicación
Por la mañana averigüe la
fecha y el día del mes. Eso ayuda a afianzar los recuerdos. Sepa la ubicación y
los espacios donde hay actividades repetitivas.
3. Buenos hábitos
El ejercicio físico mejora la
oxigenación del cerebro y aumenta sus funciones. Coma saludablemente y beba
moderadamente. Tome vitaminas.
4. Socialización
La socialización permite
ocupar el cerebro en actividades como la escucha, la atención y la interacción
con los otros individuos.
5. Organización
Estar pendiente de asuntos
cotidianos que puedan resultar engorrosos, como los impuestos, permite aumentar
la concentración. Se debe revisar solo una vez la lista de mercado o la agenda.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO