'Tengo mucho que ver en los
orgasmos femeninos', dice el útero
Por:
CARLOS F. FERNÁNDEZ | 6:11 p.m. | 13 de Marzo del 2012
Este
órgano defiende su efecto benéfico en la mujer; dice que no solo es un saco
para bebés.
Nada
hay tan femenino como el útero, a grado tal que la palabra matriz (como también
se le llama) es, por extensión, sinónimo de mamá.
Aunque
es un órgano que para algunos no pasa de ser el depósito de las crías en todas
las especies, hoy saca la cara diciendo que no hay tal. "También soy el
elemento más grande del aparato reproductor femenino en los mamíferos, incluso
los humanos", dice.
¿Sin
usted no hay embarazo?
Embarazo
sí puede haber, de hecho el óvulo se junta con el espermatozoide fuera de mí y,
en algunos casos, ya fecundado se queda por allá. Lo que no es posible es que
el embarazo llegue a feliz término. Para eso soy indispensable...
¿Qué
es lo que usted hace en realidad?
Me
encargo de implantar y proteger al huevo fecundado y de ahí en adelante
respondo porque el feto tenga un ambiente seguro para su desarrollo, ¿le parece
poco?
Lo
dicho: usted es un saco para bebés...
Acepté
esta entrevista para que la gente, usted incluido, cambie esa idea simplista
que tiene de mí. Produzco endorfinas que les ayudan a las mujeres a sentirse
bien. Por si fuera poco, también fabrico prostaglandinas, unas sustancias
amigables con el corazón, con el estómago y con los riñones de ellas. Además,
ayudo a regular el baile mensual de las hormonas en las señoras y les doy una
manita en eso del orgasmo y en remachar su identidad femenina. Así que déjese
de ligerezas.
Perdón,
¿y cómo logra hacer todo eso?
Soy
un órgano hueco de músculo con un tapete interno mágico llamado endometrio, una
especie de glándula- donde ocurre todo. Esta capa recibe el influjo de los
estrógenos y los progestágenos y me acondicionan para
que pueda recibir un óvulo fecundado. Si esto se da, me convierto en un grato
apartamento con todos los servicios para el feto por 280 días. De lo contrario,
el tapete se desprende cada mes. Eso es la menstruación.
¿Es
cierto que después del parto usted queda como un talego grande?
Y
déle con lo de la bolsa... Entienda: después yo vuelvo a mis 8 centímetros de
largo por 5 de ancho. Ah, y no me pregunte "¿dónde se domicilia?",
porque todo el mundo sabe que estoy en la pelvis... En la de ellas, claro.
¿De
qué se enferma?
Soy
propenso a las infecciones, principalmente del tapete que le mencioné. Eso que
se llama endometritis por abortos mal hechos es lo
que mata a las mujeres. También me atacan los tumores fibrosos, los miomas (que
son masas en mi pared) y una cosa rarísima: la adenomiosis,
que es como si el tapete en mención se metiera entre el músculo. Todo es de
cuidado.
¿Y
el cáncer?
A
mí me atacan muchos tipos de cáncer. El más común en mi estructura es el cáncer
de endometrio; sí, el del tapete, más en señoras después de los 50, obesas,
diabéticas y con tensión alta.
Estoy
confundido, ¿ese es el que produce el Virus del Papiloma Humano (VPH)?
No.
Hay otro cáncer que afecta mi cuello, esa parte que me conecta con la vagina. Ese sí que mata mujeres, tanto que medio millón de
ellas lo presentan cada año en el mundo y de ellas 7 mil son colombianas. Ese
es el que se produce por el tal VPH.
¿Algo
más?
Sí,
que dejen la bobada con esos cuentos de que los hombres se pueden embarazar. Si
ellos no me tienen, eso no es posible. Es una bobada.
Al
útero lo atacan muchos tipos de cáncer. El más común es el de endometrio.
También
tengo mis curiosidades
Aristóteles
decía que yo era un vaso para ser llenado con el líquido masculino.
Mi
nombre viene del griego hysteron, que quiere decir
histeria. Se creía que yo producía la histeria, algo solo de mujeres.
Hipócrates decía que yo producía una sustancia tóxica que les alteraba la mente
y que eliminaba cada mes con la menstruación.
Galeno
me dividió en siete cámaras: tres para los varones, tres para las mujeres y una
para los hermafroditas.
Leonardo
Da Vinci me conectó a los pechos con venas de leche.
Edwrd Clarke,
profesor de Harvard y autor del libro de ginecología
más importante de la era victoriana, decía que la educación atrofia el útero de
la mujer y hace perder la energía y la sangre necesarias para desarrollar el
feto.
Unas
claves para cuidarme
1.
Señoras, por lo menos una vez al año háganse un chequeo con el ginecólogo.
2.
Por nada del mundo dejen de hacerse la citología anual.
3.
Si tienen sangrados anormales, flujos o dolor en la pelvis, háganse ver del
médico con urgencia.
4.
Aplíquense el esquema de vacunas contra el VPH.
5.
Programen su embarazo.
6.
Asistan a todos los controles que exige el embarazo.
7.
No olviden que el condón existe.
8.
No se automediquen.
Carlos
F. Fernández
Asesor médico de EL TIEMPO