Uso inapropiado de antibióticos aumenta mortalidad aumenta mortalidad

Por: Alejandro Borráez,

Un estudio realizado por la Universidad Nacional de Colombia, en el que se analizó el impacto del consumo de antibióticos y la resistencia bacteriana en 17 hospitales pertenecientes a la Red Distrital de Salud de Bogotá, demostró que la mortalidad y la estancia hospitalaria de los pacientes aumentaron hasta en un 14%.

Los antibióticos son los principales medicamentos empleados para combatir las bacterias que causan infecciones en el organismo, por ejemplo, por el uso de catéteres, agujas y otros implementos del ámbito clínico. También sirven para el tratamiento de úlceras y virus, entre otras patologías.

Sin embargo, la resistencia que generan los microorganismos a dichos medicamentos (producto de su velocidad de cambio genético) los hace perder su efectividad, propiciando la necesidad de aplicar dosis más fuertes en su composición química y por periodos más prolongados. Esta situación fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como problema de salud pública desde el 2008.

A partir del análisis realizado entre la Universidad Nacional de Colombia, la Secretaría de Salud Distrital y Colciencias, se evidenció que el uso indiscriminado de antibióticos en el país es preocupante. En 13 hospitales de alto nivel (adecuados para tratar enfermedades críticas), aumentó hasta 300 veces el consumo de carbapenémicos como el Meropenem (utilizados para infecciones severas). Según Aura Lucía Leal, microbióloga de la UN y coordinadora del estudio, ello revela la necesidad de recurrir a estos anticuerpos para combatir el aumento de la resistencia bacteriana.

"Las opciones se están limitando, y por ello los médicos nos vemos obligados a variar las dosis o a aplicar simultáneamente diferentes tipos de antibióticos para contrarrestar las bacterias. Esto trae otro tipo de consecuencias", advierte Leal.

En el cuerpo tenemos millones de bacterias que se ubican en la garganta, en los intestinos, en la piel, etc., y son necesarias porque también funcionan como mecanismo de protección del organismo. Los antibióticos no son selectivos, y atacan indiscriminadamente los microorganismos, llevándose a su paso los benéficos. El resultado es un proceso llamado "presión selectiva", es decir, la permanencia de las bacterias resistentes.

Otra de las consecuencias se evidenció con la presencia de dos de las bacterias más peligrosas en las unidades de cuidado intensivo: el estafilococo (presente en la mucosa y la piel) aumentó su nivel de mortalidad del 46% al 57%, mientras incrementó los periodos de hospitalización de los pacientes, de 26 a 37 días.

Para el caso de la Pseudomona (de transmisión intrahospitalaria), su incremento fue del 46% al 61% en mortalidad, y en hospitalización, de 33 a 43 días.

El mal uso
El consumo inadecuado de estos medicamentos en la comunidad también genera alerta.

En el estudio liderado por la profesora Leal, el 20% de los pacientes consultados (526) había consumido antibióticos antes de la hospitalización, lo que llama la atención ante el denominado "uso prudente de los antibióticos", con el fin de disminuir la resistencia bacteriana.

"Es necesario que se formulen solo cuando el paciente los requiera realmente, usar guías de diagnóstico, determinar dosis justas y periodos de consumo exactos. Desde el punto de vista económico, los antibióticos ocupan los primeros puestos en costos en los servicios de salud, pues se consumen en altas cantidades", señala la docente.

Las cifras hablan por sí solas: las infecciones intrahospitalarias le cuestan al país 727 mil millones de pesos al año.

Por otra parte, la microbióloga de la UN advierte que, en Colombia, la gente se sabe el nombre de los antibióticos, sobre todo de los betalactámicos (derivados de la penicilina) como la ampicilina, amoxicilina, bactrin, etc., y los consume por sugerencia de familiares, amigos, del farmaceuta del barrio, etc. "Cuando la enfermedad se complica, llegan a los hospitales con bacterias resistentes que generan de nuevo complicaciones, no solo para ellos sino para los demás enfermos", destaca Leal.

Roberto Tamara, médico de la unidad de infectología del Hospital San Ignacio, subraya otros elementos de influencia en la prescripción de antibióticos: la expectativa del paciente por recibir el medicamento el día de la consulta (es más frecuente la prescripción en días festivos), el temor de riesgo, la distorsión del cuadro clínico (exageración de los síntomas), entre otros que resalta en el informe Factores psicosociales que influyen en la prescripción de antibióticos. Las bases no farmacológicas de la terapéutica.

Lavado de manos para controlar infecciones
Entre las recomendaciones de la OMS para controlar la diseminación de las bacterias resistentes, la Secretaría de Salud Distrital –junto a grupos de investigación especializados, entre los que se destacan los liderados por la doctora Aura Lucía Leal y Carlos Arturo Álvarez, profesor asociado de la UN– insiste en el lavado de manos como el método más simple y efectivo para controlar la problemática.

"Desde el siglo XIX, Iganz Semmelweis observó que la mortalidad obstétrica era muy alta en pacientes atendidas por estudiantes de medicina que venían directamente de la morgue, con un olor desagradable en sus manos. Al exigir su lavado con una solución de cloro, la mortalidad materna disminuyó drásticamente del 13% al 2%", explica Álvarez. Pero a pesar de los estudios específicos que califican esta acción como una medida para evitar la proliferación de bacterias, incluso en el gremio médico, existe rechazo a esta disposición.

Ante la imposibilidad cercana de crear nuevas moléculas para combatir las bacterias resistentes, y la dificultad para minimizar su diseminación en ambientes clínicos y comunitarios, los expertos consideran necesario tomar medidas que permitan evitar el aumento de su resistencia, dentro de las posibilidades existentes.



Edición:

UN Periodico Impreso No. 148