Universidades bogotanas piden mano dura contra bares en los alrededores de centros educativos

Los expendios de licor están a pocos metros de los campus.

Los rectores de los campus reclaman que las autoridades distritales han hecho operativos y controles, pero los establecimientos continúan allí.

A casi un año y medio de firmado un acuerdo de voluntades entre las autoridades distritales, universidades, colegios y bibliotecas para buscar una solución a la proliferación de expendios licor y sustancias sicoactivas en sus alrededores, el problema sigue intacto.

Esto llevó a las universidades bogotanas a iniciar una campaña informativa, con avisos en medios de comunicación, para llamar la atención de las autoridades y pedir acciones radicales. También realizan actividades de promoción de hábitos saludables entre el estudiantado.

Las prohibiciones "están en un documento muy bonito pero hasta ahora no se ha solucionado el problema", dice el padre Joaquín Sánchez García, rector de la Universidad Javeriana.

"Las autoridades vienen y hacen operativos y actividades pedagógicas con auxiliares bachilleres, pero nos falta mucho por recorrer todavía, porque los establecimientos tienen influencias grandes", dice Ana María Novoa, coordinadora de Salud y Calidad de Vida de la Universidad Central.

Para la Universidad Santo Tomás la situación es similar. De acuerdo con Javier Mauricio Gaona, director de comunicaciones, "los cierran y a la semana están abiertos con otra personería jurídica, y eso es lo que hace que no esté bien regulada esta presencia de los bares y discotecas".

Dependen del Congreso

Ante la falta de aplicación de las leyes vigentes, que ya prohíben la venta de estas sustancias alrededor de instituciones educativas, de salud y de sedes oficiales, la solución que ven las instituciones es la aprobación del proyecto de Ley 179 del 2008, que ya tuvo un primer debate en la Comisión Sexta de la Cámara de Representantes, pero se estancó.

El proyecto busca castigar la venta de bebidas alcohólicas y sustancias sicoactivas a menos de 200 metros de las instituciones educativas con el cierre del establecimiento y multas para el arrendatario y el dueño del predio hasta por 10 salarios mínimos.

REDACCIÓN VIDA DE HOY