La tuberculosis sigue vigente, aunque puede confundirse con gripas y otros males respiratorios

La presencia de esta enfermedad se confirma con una baciloscopia.

Se transmite, sobre todo, por las secreciones que acompañan la tos de los infectados.

Era llamada la "enfermedad de la languidez", la "peste blanca". Y fue protagonista de grandes historias de la literatura, como La dama de las camelias, de Alejandro Dumas, o La montaña mágica, de Thomas Mann. Fue conocida también como "el mal de los artistas", porque afectó a Bécquer, a Kafka, a Chopin, a Paganini.

Por su característica de llevar al enfermo a la melancolía (hoy entendida como depresión), era vista como la enfermedad del romanticismo. "Sí, querido Armand, yo estoy enferma, y de una de esas enfermedades que no perdonan", le escribía Marguerite Gautier a su amante en la novela de Dumas. Se trata de la tuberculosis.

Lejos ya del siglo XIX, durante el cual se propagó y cobró millones de vidas, la tuberculosis dejó de ser vista de forma bucólica y pasó a ser perseguida por autoridades médicas que buscan ponerle fin. Aunque están lejos de lograrlo.

Según la Organización Mundial de la Salud, los bacilos de la tuberculosis infectan a una persona cada segundo en el mundo. En Colombia, según el Ministerio de la Protección Social, cada año se reportan 11 mil casos nuevos. El subregistro es del 20 por ciento.

La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa producida por el bacilo mycobacterium tuberculosis, conocido también como el bacilo de Koch (por Roberto Koch, que en 1882 descubrió el agente causante de este mal).

El contagio se produce, sobre todo, por vía oral, por medio de gotas de saliva. Cuando una persona con tuberculosis tose o estornuda, lanza al aire el bacilo y de esa forma se propaga la infección.

Algunas personas que lo reciben enfermarán, otras no: depende de su sistema inmunitario. Si las defensas están bajas, la enfermedad puede desarrollarse y mostrar síntomas.

Diagnóstico tardío, qué peligro

Al comienzo puede confundirse con una gripa o una neumonía. Pero empieza a diferenciarse cuando se le suman el cansancio, la pérdida de apetito y de peso, la tos con expectoración, fiebre y sudoración nocturna.

Muchas veces su diagnóstico pasa de largo entre médicos y servicios de urgencias. Esto le sucedió a Stella Ospina, de 40 años, que duró un año con tos, fiebre, pérdida de peso, y los médicos que la atendieron no pensaron en practicarle el examen de diagnóstico de la tuberculosis (la baciloscopia, que consiste en la búsqueda de la bacteria en el esputo).

Stella volvía a su casa con jarabes para la tos. "Bajé más de 10 kilogramos. Y casi pierdo mi trabajo en Corabastos, porque no podía cumplir así de enferma", cuenta. Tras un año con los síntomas, un médico le indicó la prueba y, en efecto, era tuberculosis.

"Me asusté con la palabra porque uno piensa que es mortal", recuerda Stella, que de inmediato hizo revisar a su hija Johanna, de 16 años, porque ya tenía tos y decaimiento. Estaba infectada.

Ese es uno de los mayores obstáculos para hacerle frente a esta enfermedad: el diagnóstico tardío parte del personal médico, que suele confundir los primeros síntomas.
"Quisiera que hubiera muchos más casos de tuberculosis en el país", dice Ernesto Moreno Naranjo, del Ministerio.

Y la frase puede sonar absurda en un comienzo. Pero él la explica: "Si hay más casos, quiere decir que los médicos están pensando en la tuberculosis, la están diagnosticando y tratando".

¿Cómo se maneja?

El tratamiento consiste en un programa de seis meses en los que el paciente debe tomar una serie de medicamentos con rigor y en un centro médico (no puede hacer el tratamiento en su casa), para que esté controlado.

Como pasó con Stella y Johanna, que recibieron la visita de un funcionario de la Secretaría de Salud, alguna autoridad médica visitará la casa del paciente para estudiar sus características ( debe estar ventilada, limpia e iluminada para que la bacteria no se propague) y confirmar si otras personas de la familia pudieron enfermarse. "Sin tratamiento, una persona con tuberculosis puede contagiar hasta a 20 personas en un año", agrega Ernesto Moreno.

Entre los factores que favorecen su aparición están la diabetes y ser portador del VIH y consumidor de droga y alcohol en exceso.

Sin embargo, puede aparecer también sin que nada de esto se presente, como sucedió con Stella Ospina y su hija, que un año después de finalizar el tratamiento están bien.

MARÍA PAULINA ORTIZ
REDACTORA DE EL TIEMPO