Alan Furmanski es intenso. En todo. Gracias a eso
dice que derrotó el cáncer y lo hizo a punta de jugos y de llevar una vida sana
y ahora se dedica a contar cómo lo logró.
Primero editó, de su bolsillo, Terapia Gerson,
cura del cáncer y otras enfermedades crónicas, un libro sobre el tratamiento
que enseña a aprovechar los beneficios de la comida vegetariana y orgánica
(cultivada sin insecticidas), de los vegetales (incluidas sus cáscaras,
cortezas o sus semillas), del ejercicio, del descanso y del buen dormir.
Ahora, en otra publicación, también editada por él, cuenta su experiencia
tal y como la vivió. Son dos partes. En la primera narra, en forma de novela,
su vida paso a paso. En la segunda, les da a sus lectores consejos prácticos de
ejercicios, de qué comer o cómo vivir de una manera sana.
En 200 páginas de Cómo vencí el cáncer siguiendo las leyes de la naturaleza,
Furmanski insiste en que “solo la comida juega un
papel importante en el desarrollo de las enfermedades terminales” y que “el 80
por ciento del sistema inmunológico está en el intestino y por eso es
importante mantenerlo limpio”.
Todo comenzó cuando tenía 27 años. En noviembre del 2006 vio que le habían
aparecido unas manchas en la cabeza. Estas, y algunos otros síntomas, hicieron
que le diagnosticaran un melanoma (cáncer de piel). Lo operaron y, además, le
hicieron una disección de los ganglios linfáticos del cuello.
Visitó varios especialistas en E.U. pero en
ninguno encontró la respuesta.
Le aparecieron otros 20 tumores en la cabeza y la única solución que le
planteaban era someterse a una operación. Solo un oncólogo le dijo que no lo
hiciera.
Luego, descubrió la terapia Gerson, que consiste
en llevar una vida sana en todo sentido. Comenzó, entonces, por desintoxicarse
y ‘limpiarse’ por dentro y por fuera, tal como le habían enseñado en una
clínica que dirige la hija del propio doctor Max Gerson, en Tijuana (México), hasta donde llegó en busca de
una cura.
Totalmente vegetariano Se convirtió en vegetariano y siguió al pie de la
letra el tratamiento: había que tomar 15 jugos de vegetales (y de algunas
frutas, especialmente manzana) al día, uno cada hora; ponerse cinco enemas de
café (“para eliminar la toxicidad del cuerpo”) y no comer nada que lo volviera
a “ensuciar”, como carnes, huevos, grasas, azúcar refinada, sal, alcohol,
productos enlatados o comida chatarra.
Durante dos años, sin importar lo que dijeran sus amigos y su familia, fue
un intenso total “por salud”. Tanto, que cuando salía de casa llevaba consigo
una bolsa con todo lo que necesitaba para preparar sus jugos o tomárselos.
Este tratamiento “no se enfoca en ninguna enfermedad en particular, pues
busca restablecer el funcionamiento apropiado del hígado y del sistema
inmunológico”.
“Es cuidar el cuerpo con una dieta saludable y vegetariana, que no solo
sienta bien a los que tienen cáncer o lo han padecido, sino a quienes busquen
prevenir enfermedades degenerativas”, agrega, no sin antes aclarar que “nunca
se está totalmente curado y por eso hay que mantener la buena salud cada día.
TALLER SOBRE DESINTOXICACIÓN.
Este fin de semana, Alan Furmanski dictará un
curso de tres días de desintoxicación “dirigido a quienes estén convencidos de
mejorar o preservar su salud. Pueden asistir personas con patologías
diagnosticadas, pero como no tendremos supervisión médica, no pueden estar
incapacitadas”, explica.
Durante los tres días habrá actividades como clases de yoga y de cocina,
caminatas ecológicas y charlas para aplicar el método en casa.
El taller, que se realizará en una finca cercana al municipio de San
Francisco (Cundinamarca), incluye tres comidas al día
y seis jugos diarios, “todo preparado con vegetales orgánicos”, así como
hospedaje en habitación individual, con baño.
Informes: alan@opcionesnaturales.com