Médicos se unen para brindar
asesoría y apoyo a quienes buscan abortar
Desde
el 2006, en Colombia es permitido el aborto en tres casos: por violación, por
deformación del feto y por riesgo inminente para la vida de la madre.
30
médicos crearon el Grupo Médico por el Derecho a Decidir que quiere ser vocero
de estas mujeres.
Treinta
médicos colombianos, de diferentes especialidades, se unieron para crear el
Grupo Médico por el Derecho a Decidir, que pretende convertirse en vocero
científico de las mujeres en relación con su derecho a abortar. La ginecóloga
Laura Gil, subdirectora técnica de la fundación Esar
(Educación para la Salud Sexual y Reproductiva), es una de las voceras del
grupo, que se presentó esta semana.
¿Por
qué crearon el grupo?
Por
el derecho a decidir. Tenemos una motivación muy grande: la indignación de ver
en nuestro trabajo diario cómo se violan los derechos de las mujeres y lo que
significa forzar a una mujer a seguir un embarazo no deseado.
¿Quiénes
forman el grupo?
Somos
30 doctores de orígenes diversos y que trabajamos con personas de todas las
condiciones socioeconómicas. Hay ginecólogos, psiquiatras clínicos,
internistas, académicos y administradores de la salud. Hacen parte, entre
otros, los ginecólogos Pío Iván Gómez y Juan Carlos Vargas, de Profamilia, y Ana Cristina González, ex directora de Salud
Pública del Ministerio de la Protección Social.
¿Qué
buscan?
Ser
un grupo de referencia académica y científica especializado en aborto. Y
realizar peritajes que puedan servir en procesos legales. Si bien existen la
Academia de Medicina y la Sociedad Colombiana de Obstetricia y Ginecología, no
hay un vocero científico de este derecho de las mujeres. Y eso queremos ser.
Brindar soporte a la sentencia (C-355 del 2006) para que la sociedad y las
mujeres tomen sus decisiones y evitemos las arbitrariedades de los propios
médicos.
¿Qué
consecuencias tiene negar la interrupción de un embarazo no deseado?
Estudios
muestran cómo el riesgo de que la mujer padezca depresión aumenta hasta cinco
veces. En Brasil, por ejemplo, en las mediciones de desórdenes mentales
posparto, hay una incidencia de 63 por ciento de depresión y ansiedad en
quienes no lograron frenar el embarazo. El espectro emocional va desde la
aceptación hasta el abandono, el suicidio y el filicidio (matar a un hijo).
¿Cuál
es el límite del médico?
Los
médicos no pueden decidir por los otros. Cuando un médico toma una decisión por
la mujer, está siendo autoritario. Nuestro papel como médicos es explicar los
riesgos que corre, certificar que existen y que sea ella la que decida.
¿Dónde
se ubican frente al Tribunal de Ética Médica y su posición de defender la vida?
El
aborto es un tema de salud pública y de derechos. La moral, que no debería ser
la guía del cuerpo médico, es individual, y cada quien decide su propia
moralidad. Para nosotros es claro que respetar la decisión de una mujer de
abortar es parte de la ética profesional de un médico. Cuando no se le reconoce
su capacidad de tomar las decisiones sobre su cuerpo, no se le respeta su
autonomía. Se falta a la ética al negar ese derecho.
¿Qué
pasa con los médicos objetores de conciencia en las instituciones?
La
objeción de conciencia colectiva es ilegítima e ilegal porque no busca sino
impedir el acceso de la mujer a un servicio al que tiene derecho. El que objeta
está obligado a remitir a la paciente a un médico que le haga el aborto. Y lo
delicado es que una mala experiencia en este punto puede alejar a la mujer de
los servicios profesionales de salud.
Con
o sin ley
"Las
mujeres abortan y no dejarán de hacerlo porque haya o no legislación",
dice Laura Gil. Y agrega cómo en Europa oriental, donde había un marco legal
restrictivo y se abrió, el número de abortos no bajó, pero sí se redujeron las
muertes maternas por aborto.
REDACCIÓN
DOMINGO