En Colombia, y en buena parte del mundo, la gente joven se muere más como
consecuencia de las lesiones causadas por accidentes de diferente índole y
lesiones personales que por cáncer y males cardiovasculares.
Eso explica el hecho de que médicos y especialistas de todo el mundo
empiecen a considerar el trauma y los accidentes como una enfermedad, cuyas
causas son, en su enorme mayoría, prevenibles.
¿Qué es el trauma?
Se trata de cualquier lesión física o violenta generada por un agente
externo. En los servicios de salud se dice que un paciente está “traumatizado”
cuando ha sufrido lesiones o heridas que ponen en riesgo su vida, debido a
accidentes, quemaduras, caídas o ataques con armas.
¿Por qué dicen que es una enfermedad y no lo que para muchos son:
accidentes?
Porque buena parte de ellos no ocurren de manera inesperada o por
casualidad, como los verdaderos accidentes. La mayoría son
resultado de la falta de previsión o del desconocimiento de los riesgos y de la
forma de evitarlos.
En otras palabras, el trauma es evitable, diagnosticable, tratable y
controlable, como cualquier enfermedad. Sus desenlaces, que pueden ser la
discapacidad y la muerte, pueden atenuarse. Se dice que son un problema de
salud pública... En Colombia, la tasa de muertes por lesiones violentas es de
32 por cada mil habitantes, una cifra que está muy por encima del promedio
latinoamericano.
Las lesiones que deja, muchas de ellas incapacitantes, copan gran parte del sistema sanitario
colombiano. Se calcula que de todos los años de vida tempranos que se pierden,
el 52 por ciento tienen en los traumas o accidentes la causa principal.
¿Cuánto le cuesta el trauma al país? En realidad, estos eventos destruyen el
capital humano, que representa alrededor del 3,7 por ciento del producto
interno bruto, en términos económicos.
¿Y cómo se ataca eso?
La vacuna contra el trauma se llama prevención. Si se identifican e
intervienen los factores de riesgo, con programas específicos; si se disminuye
el consumo de alcohol, se ataca efectivamente la adicción a las drogas, y se
intensifica la seguridad vial, se atenuaría el 75 por ciento de las muertes y
lesiones de origen traumático. También se necesitan políticas serias, con
responsables directos, y la definición de indicadores de impacto.
Hay que focalizar
esfuerzos en jóvenes
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la población global de
jóvenes de entre 10 y 24 años bordea los 1.800 millones, un número que, se
prevé, aumentará a 2.000 millones en el 2032. El trauma causa el 80 por ciento
de las muertes de adolescentes y el 60 por ciento de las de niños. Este y otros
temas serán tratados en el Congreso Latinoamericano de Trauma, del 14 al 17 de
noviembre, en Medellín. Informes: (1) 622-1536.
María Fernanda Jiménez
Presidenta de la Asociación Colombiana de Trauma
Para EL TIEMPO