Lo que le dejó el tránsito de legislatura a la educación superior

Por: Miguel Silva Moyano, Politólogo, Universidad Nacional de Colombia

Con el inicio de la nueva legislatura en el Congreso de la República el pasado 20 de julio del 2011, algunos proyectos de ley sobre educación superior y ciencia y tecnología tuvieron que ser archivados, dando cumplimiento al artículo 190 de la Ley 5 de 1992. El país sigue expectante a que en el actual periodo legislativo se entreguen resultados contundentes en temas como la adecuada financiación de las universidades públicas y un verdadero fomento a la investigación.

Uno de los proyectos engavetados por tránsito de legislatura fue radicado1 por la ex ministra de Educación, Cecilia María Vélez, pocos días después de la instalación del nuevo Congreso de la República (20 de julio del 2010), y justo antes de culminar el mandato presidencial de Álvaro Uribe (7 de agosto del 2010). Este planteaba una reforma a la financiación de las universidades públicas al incrementar su base presupuestal, así: el 1% sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en el 2012, el 2% en el 2013 y el 3% entre el 2014 y el 2019. Pero, con la salida del gobierno Uribe, la suerte estaba echada y la supervivencia de esta iniciativa dependía de la voluntad del Presidente Juan Manuel Santos.

El 13 de septiembre del 2010, Carlos Ferro, senador del Partido de la U, presentó en la Comisión Sexta una ponencia positiva al proyecto de ley. Una semana después, a solicitud del mismo congresista, el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Juan Carlos Echeverry, emitió también un concepto favorable, señalando que la iniciativa se ajustaba al marco fiscal de mediano plazo, hoja de ruta en cuanto a la disponibilidad de recursos. Para entonces, parecía que la reforma promovida por el gobierno Uribe no tenía marcha atrás.

Sin embargo, a pesar de que la administración actual nunca atacó directamente dicho proyecto, en conjunción con la Comisión Sexta de Senado, lo dejó morir.

Ni la mesa directiva de esta comisión, presidida por el senador del Partido de la U Plinio Olano, ni el senador ponente del mismo partido, Carlos Ferro, insistieron en realizar el primer debate a la iniciativa. Un año después, la reforma fue archivada por tránsito de legislatura, allanando así el terreno para el trámite de la nueva propuesta gubernamental de reforma, sometida a discusión abierta el pasado 10 de marzo.

El espectro de temas se amplió y retomó algunos puntos financieros de la ex ministra Vélez, a pesar de la oposición de rectores de las universidades públicas. Contrario a lo que se esperaba, la reforma a la Ley 30 de 1992 no ha sido entregada al Congreso de la República, incluso a pesar del llamado a los congresistas para que presentaran sus proyectos al inicio de la segunda legislatura el 20 de julio del 2011. El tiempo sigue pasando y, al parecer, el Ministerio de Educación espera encontrar el momento propicio para iniciar el trámite en el Congreso.

Mientras el país está pendiente de la radicación de la reforma, surgen una serie de inquietudes: ¿Cuál será el papel de las nuevas mesas directivas de la Comisión Sexta del Senado, presidida por Olga Lucía Suárez Mira del Partido Conservador, y de la Comisión Sexta de Cámara, presidida por el representante José Caicedo del Partido de la U?, ¿cuál será el papel de las bancadas que componen la llamada mesa de unidad nacional? Con el control de las mayorías absolutas en las comisiones y en ambas cámaras, ¿la aprobación del proyecto de ley será cuestión de simple trámite?

Sobre la nueva legislatura

Con el ingreso del Partido Verde a la coalición de unidad nacional, el Presidente Juan Manuel Santos garantizó el control del 85% de la Cámara de Representantes y el 78% del Senado de la República. Estas cifras son relativas si se tiene en cuenta, por un lado, que pueden disminuir por los conatos de división que suelen protagonizar algunos congresistas de los partidos Conservador y de la U, y por el otro, que pueden aumentar dado el apoyo vergonzante, pero permanente, del Partido de Integración Nacional (PIN), que en el Senado tiene una participación cercana al 9% y en la Cámara de Representantes del 5%.

En las comisiones sextas, en donde debe iniciar el trámite del proyecto de reforma, las mayorías de la unidad nacional siguen siendo aplastantes. En la del Senado controlan el 69% de la votación, mientras en la Cámara tienen el 89%. No obstante, se debe insistir en que estos porcentajes de participación son relativos, tanto por las razones expuestas anteriormente como por un elemento adicional: en las comisiones constitucionales, donde se presenta el primer debate a los proyectos de ley, se dan encarnizadas discusiones que ponen a prueba la solidez de las bancadas. Ante esto surge otra pregunta: ¿Apoyarán el posible nuevo proyecto de ley aquellos congresistas que en el pasado se opusieron a la reforma a la Ley 30 y obtuvieron su escaño gracias a las movilizaciones estudiantiles en defensa de la educación pública?

Además de dejar archivar sigilosamente el proyecto de reforma a la Ley de Educación Superior, promovido en las postrimerías del gobierno Uribe, otras iniciativas que también conciernen a la educación superior sucumbieron al archivo del tránsito de legislatura: el Proyecto de Ley 101 de 2010 de Senado, “por medio del cual se protegen los derechos adquiridos por los estudiantes universitarios y se dictan otras disposiciones”, y el 38 de 2009 de Senado (237/11 en Cámara), “por medio del cual se garantiza la educación de posgrado a los 50 mejores promedios académicos graduados en las instituciones de educación superior (IES) públicas”. Estos proyectos podrían ser revividos por sus autores y ponentes, volviéndolos a presentar, pero hasta el momento no están en el plan de los congresistas.

Entre otros temas pendientes se encuentran el Proyecto de Ley 192 de 2010 de Senado, “por el cual se organiza el servicio público de la educación abierta y a distancia”, y el 185 de 2011 de Cámara, “por medio del cual se establece el pago de las pasantías y prácticas empresariales a los estudiantes de educación superior”. A esta lista habrá que sumar, por un lado, el proyecto de la ministra de Educación, María Fernanda Campo, y por el otro, aquel que reglamentará la reforma a las regalías, en donde una porción de recursos están destinados a ciencia, tecnología e innovación. ¿Cuál será la posición de los congresistas por los que cada uno de nosotros votó en los temas mencionados?

1 Congreso de la República. La Gaceta 474 de 2010, 2 de agosto.



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UN Periodico Impreso No. 148