Conozca las enfermedades que
pueden producir los trancones
En
los atascos no solo se pierde tiempo. También aumentan los riesgos para la
salud física y mental.
Cuando
una persona conduce en un trancón como los que se
viven en Ciudad de México, Beijing, Sao Paulo y, sobre todo, Bogotá, los
riesgos para su salud aumentan en forma notable.
Algunos estudios parciales sobre el tráfico de la capital indican que, en
promedio, un ciudadano pierde 72 minutos diarios a causa de los trancones. Claro está que el rango va de 30 minutos a
cuatro horas.
Durante todo este tiempo la gente no sólo está obligada a permanecer quieta, en
la misma posición y expuesta a ruidos ensordecedores y a materiales
contaminantes, también a altos niveles de estrés y ansiedad.
Juan Vicente Conde, vicepresidente de
Para hacerse una idea del impacto, basta leer los resultados de un estudio de
Este demostró que la exposición a ambientes contaminados como las autopistas
favorece el endurecimiento de las arterias y aumenta el riesgo de sufrir
ataques cardíacos.
El psiquiatra Rodrigo Córdoba, presidente de
Aunque hay diferencias relativas entre las personas que se transportan en
vehículos particulares y las que usan transporte masivo, se sabe que, por lo
general, todos los órganos del cuerpo pueden verse comprometidos cuando las
condiciones del trancón se padecen día a día.
Estas afecciones son mucho más intensas en personas mayores o con distintos
problemas de salud.
Efectos de la cabeza a los pies
Cabeza
Las personas sometidas a situaciones emocionales límite explotan porque sus
niveles de tolerancia a la frustración disminuyen en medio de los trancones; esto genera conductas inesperadas, como
agresividad, que se expresa en forma verbal o física.
Oídos
Los trancones generan ruidos superiores a los 65
decibeles; exponerse más de dos horas al día a ellos eleva el riesgo de pérdida
paulatina de la audición. También genera fatiga auditiva, que puede causar
dolores de cabeza, irritabilidad y aumento de hormonas como la adrenalina (que
aumentan la presión sanguínea y el ritmo cardiaco).
Ojos
El contacto con los desechos de la combustión y el material particulado
causa irritación ocular y fatiga visual. El aumento de la adrenalina en el
cuerpo, por la tensión emocional, puede causar dilatación de las pupilas y,
consecuentemente, alterar, por instantes, la capacidad de enfoque visual.
Nariz
La exposición diaria (y acumulada) a elementos irritantes como el humo, el
material particulado y los residuos de la
construcción puede desencadenar o exacerbar cuadros alérgicos como la rinitis,
que producen aumento de la secreción mucosa y picazón.
Cuello y hombros
Las posturas y el estrés aumentan la tensión muscular; esto puede causar
espasmos que se manifiestan con dolor, adopción de posturas anormales (para
contrarrestar la molestia) y malestar general.
Vías respiratorias altas
La inhalación de sustancias suspendidas en el aire puede irritar estas vías,
especialmente la laringe, la tráquea y los bronquios. Esto se puede manifestar
con disfonías, tos, aumento de la secreción bronquial y congestión
respiratoria.
Vías respiratorias bajas y pulmones
En personas susceptibles (como los asmáticos) la exposición a estos
contaminantes puede exacerbar los procesos alérgicos y causar la obstrucción de
los bronquiolos. La prolongación de esta situación puede complicar cuadros de
neumonía y procesos infecciosos.
Corazón
El estrés aumenta la producción de hormonas que activan el sistema
cardiovascular, lo que eleva la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. En
personas con patologías premórbidas puede
desencadenar complicaciones. En casos extremos puede generar arritmias o
descompensaciones.
Espalda baja
Las posturas fijas por largo tiempo hacen que los músculos de la espalda dorsal
y lumbar presenten contracciones, que se manifiestan con espasmos y dolores
severos. Esta situación puede agudizar problemas en las vértebras, en los
discos intervertebrales y en las raíces nerviosas que emergen de ellos.
Rodillas, cadera y tobillos
Las articulaciones que se mantienen fijas por mucho tiempo pueden tener
retracciones y contracturas que se manifiestan con dolor; en algunos se
incrementan procesos inflamatorios, como la artritis, o degenerativos, como la osteoartrosis. Todos son dolorosos.
Venas
La quietud las congestiona, dada la disminución del retorno sanguíneo; esto
puede favorecer la inflamación de las venas y la coagulación de la sangre
dentro de ellas.
Vejiga
En personas con trastornos infecciosos, mecánicos, como la incontinencia e
inflamatorios, como la prostatitis (que requieren la evacuación en periodos
cortos), la permanencia en el mismo sitio y posición se convierte en una
situación de difícil manejo. Lo mismo ocurre en personas con incontinencia o
con intestino irritable.
ASESORÍA: ESPECIALISTAS DE