Conozca las enfermedades que pueden producir los trancones

En los atascos no solo se pierde tiempo. También aumentan los riesgos para la salud física y mental.

Cuando una persona conduce en un trancón como los que se viven en Ciudad de México, Beijing, Sao Paulo y, sobre todo, Bogotá, los riesgos para su salud aumentan en forma notable.

Algunos estudios parciales sobre el tráfico de la capital indican que, en promedio, un ciudadano pierde 72 minutos diarios a causa de los trancones. Claro está que el rango va de 30 minutos a cuatro horas.

Durante todo este tiempo la gente no sólo está obligada a permanecer quieta, en la misma posición y expuesta a ruidos ensordecedores y a materiales contaminantes, también a altos niveles de estrés y ansiedad.

Juan Vicente Conde, vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Medicina del Trabajo, insiste en que si bien todas las personas sometidas a trancones se afectan, hay estudios que evidencian que los problemas osteomusculares se han incrementado, en un 15 por ciento, entre los taxistas, "y en los conductores de buses las dolencias cardiovasculares han aumentado cerca del 10 por ciento", asegura Conde.

Para hacerse una idea del impacto, basta leer los resultados de un estudio de la Universidad de Duisburg-Essen (Alemania), publicado hace dos años en 'Circulation'.

Este demostró que la exposición a ambientes contaminados como las autopistas favorece el endurecimiento de las arterias y aumenta el riesgo de sufrir ataques cardíacos.

El psiquiatra Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, afirma que el impacto en la salud emocional de la gente puede ser mayor, "si bien es difícil de cuantificarlo, se puede decir que las alteraciones emocionales a causa del tráfico pesado han aumentado alrededor del 20 por ciento".

Aunque hay diferencias relativas entre las personas que se transportan en vehículos particulares y las que usan transporte masivo, se sabe que, por lo general, todos los órganos del cuerpo pueden verse comprometidos cuando las condiciones del trancón se padecen día a día.

Estas afecciones son mucho más intensas en personas mayores o con distintos problemas de salud.

Efectos de la cabeza a los pies
 
Cabeza
 
Las personas sometidas a situaciones emocionales límite explotan porque sus niveles de tolerancia a la frustración disminuyen en medio de los trancones; esto genera conductas inesperadas, como agresividad, que se expresa en forma verbal o física.
 
Oídos
 
Los trancones generan ruidos superiores a los 65 decibeles; exponerse más de dos horas al día a ellos eleva el riesgo de pérdida paulatina de la audición. También genera fatiga auditiva, que puede causar dolores de cabeza, irritabilidad y aumento de hormonas como la adrenalina (que aumentan la presión sanguínea y el ritmo cardiaco).
 
Ojos
 
El contacto con los desechos de la combustión y el material particulado causa irritación ocular y fatiga visual. El aumento de la adrenalina en el cuerpo, por la tensión emocional, puede causar dilatación de las pupilas y, consecuentemente, alterar, por instantes, la capacidad de enfoque visual.
 
Nariz
 
La exposición diaria (y acumulada) a elementos irritantes como el humo, el material particulado y los residuos de la construcción puede desencadenar o exacerbar cuadros alérgicos como la rinitis, que producen aumento de la secreción mucosa y picazón.
 
Cuello y hombros
 
Las posturas y el estrés aumentan la tensión muscular; esto puede causar espasmos que se manifiestan con dolor, adopción de posturas anormales (para contrarrestar la molestia) y malestar general.
 
Vías respiratorias altas
 
La inhalación de sustancias suspendidas en el aire puede irritar estas vías, especialmente la laringe, la tráquea y los bronquios. Esto se puede manifestar con disfonías, tos, aumento de la secreción bronquial y congestión respiratoria.
 
Vías respiratorias bajas y pulmones
 
En personas susceptibles (como los asmáticos) la exposición a estos contaminantes puede exacerbar los procesos alérgicos y causar la obstrucción de los bronquiolos. La prolongación de esta situación puede complicar cuadros de neumonía y procesos infecciosos.
 
Corazón
 
El estrés aumenta la producción de hormonas que activan el sistema cardiovascular, lo que eleva la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. En personas con patologías premórbidas puede desencadenar complicaciones. En casos extremos puede generar arritmias o descompensaciones.
 
Espalda baja
 
Las posturas fijas por largo tiempo hacen que los músculos de la espalda dorsal y lumbar presenten contracciones, que se manifiestan con espasmos y dolores severos. Esta situación puede agudizar problemas en las vértebras, en los discos intervertebrales y en las raíces nerviosas que emergen de ellos.
 
 Rodillas, cadera y tobillos
 
Las articulaciones que se mantienen fijas por mucho tiempo pueden tener retracciones y contracturas que se manifiestan con dolor; en algunos se incrementan procesos inflamatorios, como la artritis, o degenerativos, como la osteoartrosis. Todos son dolorosos.
 
Venas
 
La quietud las congestiona, dada la disminución del retorno sanguíneo; esto puede favorecer la inflamación de las venas y la coagulación de la sangre dentro de ellas.
 
Vejiga
 
En personas con trastornos infecciosos, mecánicos, como la incontinencia e inflamatorios, como la prostatitis (que requieren la evacuación en periodos cortos), la permanencia en el mismo sitio y posición se convierte en una situación de difícil manejo. Lo mismo ocurre en personas con incontinencia o con intestino irritable.
 
ASESORÍA: ESPECIALISTAS DE LA ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE MEDICINA DEL TRABAJO, ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE MEDICINA FÍSICA Y REHABILITACIÓN Y ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE SOCIEDADES CIENTÍFICAS.