Indignado. Así se
encuentra un alto ejecutivo de una reputada multinacional –dedicada a los
servicios públicos– luego de ir a comprar a una
droguería bogotana la fórmula que requiere para regular su salud.
El extranjero pidió
varias cajas de diez medicamentos que adquiere cada tres meses para llevar a
sus viajes de negocios y controlar el corazón, la gota, la presión arterial y
el colesterol. Al final, la cuenta le dio 3’226.000 pesos.
Extrañado por el
precio, le solicitó a un allegado que cotizara la medicina en una farmacia
parisina y comprobó que allí valen una tercera parte y que Colombia es uno de los países que vende los medicamentos
más caros del mundo.
Las 90 pastillas de Crestol, indicado para pacientes con riesgo de enfermedad
cardiovascular, le costaron en Francia 76,67 euros, unos 185.000 pesos. La
misma cantidad de pastillas vale acá 742.000 pesos.
Idéntico resultado
obtuvo al ir a comprar 90 pastillas de Coversyl –para
controlar la presión arterial–, que en París valen
84.000 pesos. Acá tuvo que comprar 9 cajas de 20 tabletas, por un total de
750.000 pesos.
EL TIEMPO repitió el
ejercicio diez veces con dosis idénticas, los mismos principios activos y
laboratorios diferentes. La conclusión es que es más barato traer esa droga de
París y pagar 202.000 pesos por el envío, que comprarla en la esquina.
“Usted abre las
cajas y las pastillas son tan pocas que bailan en ella. Por fortuna, yo tengo
cómo pagar. Pero en su país hay mucha gente de la que están abusando con los
precios”, dijo el empresario. Y entregó copia de los recibos de compra y el de
DHL en el que consta que su pedido a París pesó casi un kilo, le costó 2
millones de pesos menos y le llegó en día y medio.
Francisco de Paula
Gómez, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos (Afidro), dijo que no se iba a pronunciar porque su gremio
no interviene en el tema de precios. Pero el presidente de la
Cámara de Medicamentos de la Andi, Rodrigo Arcila,
manifestó que los laboratorios están dispuestos a reportar sus costos reales.
Medidas, hace 4 días
“Le hemos pedido al
Gobierno un sistema de monitoreo para ver dónde se presentan los abusos”, dijo.
Y añadió que muchas veces la medicina es vendida por los laboratorios
–nacionales y extranjeros– con descuento y llega al
consumidor a precios exorbitantes.
Sin embargo,
expertos explicaron que el desfase en los costos finales, con relación a otros
países, se debe a que la regulación en Colombia se basa en promedios de precios
internos y no foráneos. Y allí está el abuso del que habla el extranjero.
El ministro de
Salud, Alejandro Gaviria, admitió el problema. Pero dijo que, hace cuatro días,
se adoptó una nueva política farmacéutica y que en tres meses se verá la
primera baja de precios. Además, que dos de los medicamentos de la lista del
extranjero están en el POS y que hay muchos otros, como la hormona del
crecimiento, que son más baratos en Colombia (ver recuadro).
Mientras las medidas
surten efecto, el ejecutivo seguirá comprando en París. ¿Y los colombianos?
UNIDAD INVESTIGATIVA
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