MARÍA GABRIELA ENSINCK LA NACIÓN (ARGENTINA) “Me asombra que mi hija no sepa
todavía escribir bien, pero que encuentre todos los videos y jueguitos que le
interesan por Internet”.
Eso dice Fabiana Durán, abogada de 42 años; mamá
de Matías, de 8, y de Camila, de 6. Es una mamá, como tantas otras, sorprendida
por el comportamiento de sus hijos.
De un día para el otro, en Argentina se cerraron las escuelas por un mes
como medida preventiva contra la gripa A. Cada niño a su casa, y los docentes a
preparar tareas y materiales digitalizados: ejercicios por e mail,
recomendaciones de sitios web y blogs.
La incorporación forzosa de las nuevas tecnologías desnudó varios problemas:
no todas las escuelas y no todos los hogares tienen acceso a Internet, y la
mayoría de los docentes no están preparados para incorporar herramientas
virtuales a la enseñanza.
Sin embargo, el desafío que se plantea va más allá de las carencias
materiales y de capacitación. Tiene que ver con esa brecha de la que tanto se
habla: la que se está generando entre los llamados nativos y los inmigrantes
digitales.
Por un lado, los docentes y padres (inmigrantes) se quejan de los niños
(nativos): “No prestan atención por más de cinco minutos, no saben razonar, no
entienden lo que leen, les cuesta hacer operaciones matemáticas simples, cuando
se les pide un trabajo práctico copian y pegan textos de Internet sin pudor”.
Por otra parte, reconocen que manejan el mouse, el
celular y las nuevas tecnologías como una extensión de sus cuerpos. Hacen
varias cosas al mismo tiempo, son creativos, y muchos de ellos dan cátedra de
informática a sus abuelos, padres y maestros.
Lo cierto es que los chicos de la Generación.Net, como se llama a los
nacidos a partir de mediados de los 90, están planteando un desafío a la
educación tradicional. Acostumbrados a la velocidad de los videojuegos, el zapping , el multitasking (hacer
varias cosas a la vez), y a obtener la información con un doble clic, la
escuela –que les pide concentración, disciplina, esfuerzo y les ofrece
pizarrones, libros y cuadernos– les resulta aburrida.
Jupiter Images