Recomendaciones
La timidez de los niños es asunto serio
Cuando la introversión de los infantes afecta sus relaciones familiares y
sociales hay que tomar medidas. En los casos más complicados los menores
somatizan su temor: le sudan las manos, se ponen fríos o tiemblan. Valorar sus
comentarios y no reforzarles que son tímidos, algunos de los consejos para que
combatan esta actitud.
Se mantienen
retraídos, aislados, no expresan sus opiniones o se les dificulta emitirlas,
ocultan sus emociones. Son seres apocados, indecisos, inseguros de sí mismos.
Estas
son algunas de las características de los niños tímidos, pequeños a los que les
resulta difícil hacer amigos, integrarse a un grupo o atreverse a hacer o pedir
lo que realmente desea.
En
los casos más complicados pueden somatizan su timidez: les sudan las manos, se
ponen fríos, tiemblan. Es decir, orgánicamente evidencian que han perdido el
control sobre una situación que les produce miedo, como enfrentarse a un grupo
o responder a una pregunta.
La
timidez es una actitud natural del niño frente a una situación nueva: un
entorno diferente, el primer día de clases, un extraño, explica Tania Aguirre,
psicóloga del Colegio Berchmans. Y es normal aceptar
que el niño sea tímido en tanto no se le dificulten sus relaciones sociales.
“Si pasa a un nivel de angustia, temor o aislamiento hay que prestarle
atención”, advierte la profesional.
Apoyado
en Aguirre, el psicólogo Alejandro Poveda y el libro
Cómo Lidiar con Adolescentes, EL PAIS hace recomendaciones para ayudar a los
menores tímidos a vencer temores y salir adelante.
Consejos
para combatir la timidez del infante
La
familia es la primera llamada a escucharlo: los padres, los hermanos mayores
deben darle un lugar, involucrarlo en los asuntos familiares. La mayoría de las
veces se habla del niño, pero no con él. Si van de paseo, ¿tomaron la decisión
teniéndolo en cuenta? ¿Qué aportes dio él? ¿Lo hicieron partícipe?
Trabajarle
la autoestima tanto en la familia como en la escuela, para que ganen seguridad.
Por ejemplo, hay que fortalecerlos con un lenguaje propositivo:
"Tú lo puedes hacer", "sé que lo intentas y lo vas a
lograr".
Hacer
reconocimientos de las áreas en que se destaca y demostrarle que lo que expresa
es valioso, que vale la pena su aporte.
No
basta con decirle confío en tí, sino en demostrárselo
con acciones. Si le pide que organice su material de estudio y el niño no lo
hace, usted, pasados 20 minutos, no debe apresurarse a recogérselo. Pues así le
está diciendo no confío en tí. Y él capta ese doble
mensaje que usted le transmite.
Los
padres no deben exigirles estándares muy alto porque
los menores pierden seguridad. Es mejor que ellos vayan alcanzando metas a corto
plazo. Decirles, por ejemplo, “Lee hoy la Novena de Navidad en casa y mañana lo
podrás hacer delante de los vecinos”.
No
hay que reforzarles que son tímidos, menos delante de la gente. Es mejor
estimularlo: “No, no es que él sea un niño callado, sino que ahora está
cansado”; “él es un niño extrovertido, es muy buen conversador”. Así, en vez de
sentirse avergonzado se sentirá apoyado. Si los padres hablan positivamente del
niño él se esforzará en ser mejor.
Adolescentes
solitarios
Algunos
adolescentes demasiado introvertidos con dificultades para interrelacionarse,
que realizan poca actividad física y tienen una necesidad permanente de
aislamiento, pueden volver a internet su única
alternativa para relacionarse y hacer amigos. Esta conducta hay que revisarse y
superarse.
Los
padres y maestros
deben
unir esfuerzos para averiguar qué motiva al joven a aislarse: un complejo
físico o emocional, baja autoestima, incapacidad para poner en práctica las
habilidades sociales. Cualquiera que sea ayúdelo a superarla.
No lo
presione para que salga.
Hágale
caer en cuenta de que un amigo no está condicionado por el género, pues puede
ser del mismo sexo o del contrario.
El
aislamiento de un adolescente puede ser porque no ha encontrado realmente
iguales entre la gente con la que se relaciona. Si este es el caso hay que
ayudarle a encontrar gente parecida a él, proporcionándole alternativas como
cursos, deportes, clubes y otros programas extracurriculares.
Permítale
invitar a otras personas a su casa.
Cómo
evitar niños apocados
La
timidez es ocasionada por factores como la sobreprotección, la baja frecuencia
de experiencias con el medio o la poca búsqueda de experiencias de
autoexploración.
Por
eso, a los niños hay que permitirles explorar: por ejemplo, que en el centro
comercial busquen por sí mismos ese dulce, alimento u objeto que desean.
Se
les debe reconocer constante- mente cuando accedan a algo nuevo, como tomar el
bus solos (niños de 9 a 11 años). Claro, brindándoles referentes para que se
cuiden.
Hay
que resaltar sus logros y no juzgarle sus incompetencias.
Que
tenga más contacto con su entorno social: dejarlos en casa de los abuelos, para
que se relacione con más familiares y sus iguales.