Vida moderna
Contra el Alzheimer, no olvide comer bien
Noviembre 05 de 2006
En el
mundo existen cerca de 28 millones de personas de edad avanzada con problemas
de demencia. Una investigación asegura que los ejercicios de lógica y
memorización combaten el Alzheimer.
Investigaciones realizadas durante este año confirman la máxima de que ‘mente
sana en cuerpo sano’, por lo menos en lo que se refiere a combatir la aparición
de este tipo de demencia, que afecta a 28 millones de personas. Deporte y
dietas sanas, entre las fórmulas.
Agencia Efe - Washington
A la espera de que
alguno de los miles de científicos que estudian el Alzheimer
descifre el enigma de una enfermedad que destruye poco a poco el cerebro, cada
vez son más los investigadores que insisten en la importancia de la prevención.
Varios
estudios publicados este año confirman que la máxima de ‘mente sana en cuerpo
sano’ ayuda a mantener la forma física y mental.
Los
resultados de una investigación de la Universidad de Columbia divulgados en
octubre muestran que el riesgo de Alzheimer disminuye
en los pacientes que siguen una dieta mediterránea, es decir, rica en verduras,
frutas, pescado y aceite de oliva.
Los
antioxidantes presentes en el té verde ayudaron también a prevenir el daño
ocasionado por el Alzheimer en el cerebro de ratones,
según estudios de la Universidad del Sur de Florida.
Otra
investigación, del centro Group Health
Cooperative, establece un vínculo entre el estilo de
vida y el mal, para el que no existe cura aún.
La
institución dio a conocer los resultados de un experimento en el que siguieron
durante seis años a 1.700 personas de edad avanzada. Los expertos concluyeron
que los pacientes que se ejercitan regularmente tienen un 30% menos riesgo de
demencia, un proceso degenerativo que afecta a unos 28 millones de personas en
el mundo y cuya manifestación más común es el Alzheimer.
Por
su parte, Gary Small,
director del Centro sobre el Envejecimiento de Los Ángeles, recomiendan el
deporte intelectual, que incluye ejercicios de memorización y lógica.
Las
estadísticas muestran que quienes se mantienen activos mentalmente y disfrutan
de un mayor nivel de educación tienen una menor incidencia del mal.
Además
del ejercicio y la dieta, un número creciente de investigaciones señala que
rasgos de la personalidad como el optimismo, la capacidad para adaptarse y el
interés en probar cosas nuevas están relacionados con una mejor vejez.
Ese
nexo queda patente en el ‘Estudio de las monjas’, que fundó la Universidad de
Kentucky y que durante tres décadas ha investigado a religiosas de distintas
partes de EE.UU.
Los
investigadores descubrieron que las monjas que vivieron más, envejecieron mejor
y sufrieron menos demencias fueron aquellas con la actitud más positiva en sus
autobiografías.
Cien
años de estudio
El
estudio del cerebro de una mujer que presentaba signos de envejecimiento
prematuro fue el principio de una investigación que aún no culmina. Alois Alzheimer dio su nombre al
mal.
A
finales de 1901, Auguste Deter,
una mujer de 51 años desorientada, desmemoriada y neurótica fue hospitalizada
en la ciudad alemana de Frankfurt.
De ama de casa
modelo, la paciente había pasado a no poder ocuparse de su hogar, a no recordar
nada, a esconder cosas en lugares inverosímiles, a sentirse perseguida, a
responder con agresividad.
El
dato clave
Uno de los indicadores más fiables para determinar el alto riesgo de sufrir Alzheimer es la presencia del gen apoliproteína
E4, que protege las células cerebrales.
Auguste fue atendida por
el doctor Alois Alzheimer,
quien la trataría durante un tiempo.
El
doctor Alzheimer no olvidó a su paciente, a la que
reconoció como una paciente demasiado joven para sufrir lo que parecía ser un
caso de demencia senil y, tras recibir la noticia de su muerte, cinco años
después, pidió su historial y su cerebro, que diseccionó para comprobar su
estado de degeneración celular.
La
investigación de los tejidos cerebrales de Auguste
(titulado ‘Sobre un extraordinario proceso de enfermedad cerebral’) quedaría
plasmada en el informe que Alzheimer presentó ante la
Sociedad de Psiquiatras del Sureste de Alemania el 3 de noviembre de 1906, hace
justo un siglo.
Ese
estudio detalló por primera vez las características de una dolencia que pasaría
a conocerse como Mal de Alzheimer y que supone la
causa más común de demencia, cuyo descubridor nunca pudo encontrar la cura para
el mal.
El
origen
La
acumulación excesiva de proteína beta amiloide en el
cerebro es una de las manifestaciones físicas del Alzheimer
y hace que se pierda la conexión entre las células y que muchas de ellas
mueran.
Ese
diagnóstico podría ser posible en el futuro próximo mediante análisis de
sangre, piel y determinados químicos cerebrales, así como a través de test
oculares.