'Tengo fama de mala': entrevista a la vesícula biliar

 

 

La vesícula biliar habla sin tapujos de su papel en la absorción de las grasas en el cuerpo.

“¿Sabe qué? No me meta en líos”, dijo la vesícula al ser invitada a esta entrevista, molesta por lo que ella llama “matoneo mediático”. Y se explica: “Dicen que no sirvo para nada, que soy pura bilis y que cuando me manifiesto causo tanto dolor que la gente prefiere correr a cirugía para sacarme a las malas de mi domicilio”.

La vesícula biliar aceptó dialogar con EL TIEMPO con una frase: “Lo hago porque el colon, que es amigo mío y al que también le han hecho mala prensa, insiste en que le fue bien con usted en esta página”.

¿Usted sí sirve para algo?

La pregunta ofende... Mi función es almacenar y concentrar la bilis que se produce en el hígado. Aclaro: no la produzco (esas son cosas del hígado), solo la guardo hasta que el cuerpo la necesite.

Si es un depósito, ¿por qué se llama vesícula?

Ojo, tengo nombre y apellido: vesícula biliar. Vesícula, porque soy una bolsa, y biliar, porque almaceno bilis. ¿Le quedó claro?

Ahora sí, ¿qué es la bilis?

Es un líquido espeso que produce el hígado (vecino mío, muy estirado él), que descompone las grasas que usted se come, para que el cuerpo pueda usarlas. Se produce un litro al día, ¡y yo lo manejo! ¿Sigue pensando que no sirvo para nada?

Bueno, ¿cómo lo hace?

El hígado me manda la bilis y yo la guardo; cuando usted se come un chicharrón, la devuelvo al duodeno, donde ella actúa sobre la grasa para ayudarle al cuerpo a absorberla. Claro, cuando esta sustancia cumple con su función, el hígado me la manda de regreso; la concentro otra vez y la dejo lista.

¿Y cómo sabe usted cuándo están necesitando bilis?

Buena pregunta. Cuando las grasas y las proteínas llegan al intestino, estimulan la producción de algo que se conoce como colecistoquinasa. Esta logra que yo me apriete, que me exprima y les mande la bilis allá, a través de una puertica del duodeno, que también tiene nombre y apellido: esfínter de Oddi. Yo, de usted, no haría esa cara, porque ahí donde lo ve, Oddi a veces molesta; es más, en él se desarrollan cánceres terribles que me afectan. Ahora que lo pienso, usted debería hacerle una entrevista...

¿Y si la gente no come?

Ah, pues me relajo. Punto.

La gente le echa la culpa de unos dolores terribles...

Bueno, usted me habla del cólico biliar. Como soy una víscera, si me contraigo muy duro, pues produzco dolor, pero lo más común es que las sales biliares que componen ese líquido espeso que es la bilis, en ocasiones se concentran tanto que se vuelven piedritas. Esos son los cálculos... adivine... ¡biliares! A veces se forman tantos que me tapan y no me dejan funcionar. Ahí es cuando me inflamo, es decir, me da colecistitis, o me lleno de cálculos, o sea que me da colelitiasis. Y eso sí que duele.

Colecistitis, colelitiasis... ¿Por qué tanto ‘cole’?

Veo que le faltan clasecitas de griego. A ver: ‘cole’ es bilis, ‘cistos’ es vesícula y ‘litos’ es piedra. Simple: inflamación de la vesícula biliar y piedras de bilis.

Aún no me dice dónde vive...

Estoy debajo del hígado. Por lo general no me expongo, pero cuando me inflamo puede encontrarme si trata de meter los dedos por debajo de la última costilla derecha, justo en la mitad. Soy una bolsa en forma de pera de más o menos 7 centímetros en la que caben unos 50 centímetros cúbicos de bilis.

¿De qué más se enferma?

Molesto sobre todo cuando me inflamo o cuando tengo cálculos. A veces, claro, me pueden alcanzar el cáncer y las infecciones.

Cuando molesta la gente piensa que es mejor sacarla...

Sí. Ni modo. Si me dejan ahí, puedo complicarle la vida al paciente, así que lo mejor es decirle ‘chao’ al cuerpo. Hoy me sacan con una facilidad que me sonroja.

Y cuando usted ya no está, ¿qué pasa?

No quiero ser presuntuosa, pero no es grato perder un órgano tan eficiente como yo. Y si me entendió, puede haber problemas para la digestión de las grasas y algunos cambios en los hábitos intestinales que exigen modificar la dieta, tomar mucha agua y visitar al médico.

A diferencia del cerebro y el corazón, uno puede vivir normalmente sin usted. ¿Qué opina de eso?

No tengo nada que decir al respecto. Por eso no doy entrevistas, para evitar esas preguntas que me producen cólico.

Qué son mis cálculos biliares

Son como cristales de roca de tamaños variables, equiparables desde un grano de arena hasta una pelota de golf.

Los hay de colesterol y bilirrubina, que se forman cuando ésta se eleva en la sangre. Son más comunes después de los 40 años, un poco más en las mujeres.

Como muchos cálculos no producen síntomas, se descubren solo en los exámenes o cuando uno tapa algún conducto biliar. Esto produce un dolor tipo cólico, desde la mitad del abdomen hacia arriba, más al lado derecho, y propagarse a la espalda. Puede acompañarse de fiebre, náuseas, vómito y color amarillo en piel y ojos. Debe consultarse de inmediato.

CARLOS F. FERNÁNDEZ
ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO