Sugerencia respetuosa
Por:
FERNANDO SáNCHEZ
TORRES | 6:19 p.m. | 17 de Agosto del 2012
Fernando Sánchez Torres
Quizás
no sea un exabrupto recomendarle al Presidente que designe una comisión de
expertos para que rinda informe, incluyendo una propuesta concreta, y así
poderle entregar al país el sistema de salud que angustiosamente viene
reclamando.
Al
cumplirse dos años de estar al frente del Gobierno Nacional el doctor Juan
Manuel Santos, los medios de comunicación han hecho un recuento de sus
ejecutorias y un análisis de los resultados de estas.
De
los distintos sectores que constituyen la Rama Ejecutiva, el que sale más mal
librado es el de la salud, a tal punto que existe consenso sobre la
conveniencia de decretar un relevo en la respectiva cartera, es decir, pedirle
la renuncia a la médica Beatriz Londoño.
Hablando
en términos figurados y coloquiales, se tiene la impresión de que a la doctora
Londoño le tocó bailar con el más feo y el más pesado de los invitados y, por
lo mismo, no ha habido sincronización en la danza, pese a haber ella dado
muestras en ocasiones anteriores de ser hábil para ese tipo de ritmos.
Explicable que al iniciar el baile se creyera que podría imponer el paso y
llevar con tino a su parejo. Infortunadamente, no ha sido así y todo hace
prever que, como va el asunto, terminará en desastre.
Dejando
a un lado los símiles, quedan dudas sobre el grado de culpabilidad que le cabe
a la ministra Londoño en una crisis que heredó y que venía agigantándose de
tiempo atrás. Además, en calidad de titular en el cargo apenas lleva un año. No
obstante que su despacho se ha interesado en conjurar las fallas, hay quienes,
con buenas razones, afirman que ha actuado con criterio de inmediatez, en vez de
haberlo hecho con intención de erradicar el mal de raíz.
Son
tantos y tan perversos los vicios de que adolece el sistema de salud que es
lógico pensar que lo que se requiere son correctivos radicales, en vez de
apelar a medidas de choque, que vienen a comportarse como recursos paliativos,
entendiendo como tales los que atenúan los síntomas, pero encubren la
enfermedad de fondo. Ese, en verdad, sería el pecado grave que se le puede
endilgar a la ministra.
Frente
a la crítica situación de la salud, cabe la pregunta: ¿no sería prudente
-usando palabras del padre Llano- hacer un alto en el camino, desechar las
medidas de choque y, mejor, estudiar alternativas de cambio, con miras a
encontrar un modelo efectivo, aprovechando la experiencia, mala y buena, derivada
de la Ley 100? Lo que es evidente es que debe darse por superada la etapa de
diagnóstico, pues los síntomas saltan a la vista. De lo que hay que ocuparse es
de encontrar la fórmula salvadora que, para serlo, debe contener en su mayoría
ingredientes nuevos, distintos a los que han sido utilizados hasta ahora.
Aceptado
lo anterior, de nada serviría decapitar a la doctora Londoño si no existe del
alto gobierno la voluntad política de emprender una reforma de verdad
trascendente. Igual suerte correría quien fuera designado como remplazo suyo.
Dadas
las características que la crisis ha adquirido, son muchos los sectores que se
están manifestando con ánimo de aportar soluciones. Puede decirse que hay una
avalancha de ideas. En el Congreso de la República han sido radicados varios
proyectos de iniciativa parlamentaria y circulan otros tantos de diferente
origen, circunstancia esta que permite pensar que va a ser muy difícil para los
hacedores de leyes ponerse de acuerdo sobre un texto que concilie los muchos
intereses que en torno al asunto están en juego. Sería imperdonable
que se desaprovechara la oportunidad para darle solución correcta al problema.
Así
las cosas, quizás no sea un exabrupto recomendarle al Jefe del Estado que
designe una comisión presidencial de expertos -de distintas disciplinas y
tendencias- para que, en un plazo prudencial, rinda informe, incluyendo una
propuesta concreta.
Tal
opinión, con carácter de urgencia, sería sometida a consideración del Congreso
con la esperanza de que sea convertida en ley y con ella poderle entregar al
país el sistema de salud que angustiosamente viene reclamando.