La soledad no es tan mala como la
pintan
Cada
vez son más los expertos que afirman que sirve para conocerse mejor.
La
soledad no es un defecto, es una virtud. Eso es lo que aseguran cada vez más
expertos en el mundo que tratan de que la gente deje de tenerle miedo a un
estado que, bien manejado, puede mejorar significativamente nuestras vidas.
Para
muchos, de hecho, la soledad incluso se hace necesaria, pues de ella depende
que aprendamos a conocernos mejor a nosotros mismos y, por ende, que podamos
relacionarnos mejor con el resto del mundo.
Según
la psicóloga y terapeuta de pareja Nelly Rojas de González, "sólo puedes
saber realmente quién eres y sólo puedes tener buenas relaciones con los demás
cuando aprendes a estar solo".
La
soledad no puede ser pensada como un defecto. "Mal haría yo en decir que
la soledad es mala -dice Rojas-, pues desde el punto de vista psicológico es lo
mejor que existe para conocerse a sí mismo y para tener una buena autoestima y
respetarse".
Por
su parte, Rodrigo Córdoba, psiquiatra y presidente de
Impulso
a la creatividad
Incluso,
dice Córdoba, los momentos de soledad pueden impulsar la creatividad de mucha
gente. "Para muchos, la soledad es perfecta para leer más, pintar, oír
música, pensar en nuevas ideas, nuevos proyectos", asegura.
Y
agrega que "no hay nada más rico que saber disfrutar de los momentos de
soledad, porque nos permiten descubrirnos y darnos cuenta de quiénes somos y
qué queremos".
Una
politóloga bogotana, sin novio y con un muy buen
empleo, está de acuerdo. "Yo la paso muy bien sola. Tengo 31 años y
disfruto llegar a mi apartamento por la noche, comer lo que quiera, poner la
música al volumen que quiera. Cuando estoy sola, me pongo a leer hasta que se
me cansen los ojos y eso no significa que no tenga amigos y no me hace una
persona triste".
En
Bogotá, según el último censo, realizado en el 2005, el 13,5 por ciento de los
hogares está compuesto por una sola persona.
Sucede
que, según Rojas de González, saber gozarse la soledad solo puede traer cosas
buenas. "Es asumir nuestra propia identidad, conocer nuestra sexualidad,
ser autónomos, libres".
Es
frecuente que quien no sabe o no puede disfrutar de la soledad haya tenido una
infancia y adolescencia en las que no se generaron vínculos fuertes con sus
padres.
Todos
los extremos son malos
"Una soledad permanente sí puede ser el reflejo de que algo malo está
sucediendo y puede ser grave", asegura Rodrigo Córdoba, presidente de
"La cosa se vuelve preocupante cuando la gente no sabe convivir con la
soledad, cuando necesita estar rodeada de alguien todo el tiempo, llamar a
alguien, sentir a alguien cerca", afirma.
TEST /
¿Sabe vivir solo?
La
psicóloga y terapeuta de pareja Nelly Rojas de González diseñó este test para saber qué tan bien asume y enfrenta la
soledad.
1. ¿Siente que ha sido lo suficientemente importante para sus padres y la
gente que lo rodea?
2.
¿Tuvo acompañamiento afectivo de su familia en los episodios de pérdidas?
3.
¿Cree haber procesado y superado las pérdidas de su infancia y de su
adolescencia?
4. ¿Es
capaz de asumir sus propias emociones y sus sentimientos de dolor, angustia,
miedo y tristeza, o los evade y los reprime?
5. ¿Aprendió
a construir relaciones afectivamente estables con sus padres y
hermanos?
6. ¿Se
ha preguntado alguna vez quién es usted sin su pareja?
7. ¿Es
frecuente que se victimice y crea que los problemas
que debe afrontar son culpa de los demás?
8. ¿Actúa
para complacer a los demás?
9. ¿Siente
que necesita desesperadamente de su pareja para sobrevivir?
10. ¿Cree
que su pareja soluciona el problema de soledad que usted no pudo enfrentar?
11. ¿Necesita
de alguien para llenar sus necesidades afectivas no resueltas?
12. ¿Se
quiere usted a sí mismo? ¿Se valora y se respeta?
Si
a las preguntas 4 y 5 respondió NO, y contestó afirmativamente a las preguntas
7, 8, 9, 10 y 11, usted no ha aprendido a asumir y enfrentar la soledad y es
posible que, por eso, tenga problemas para entablar relaciones sanas y estables
con sus familiares y amigos. De la respuesta a las tres primeras preguntas
depende, en buena medida, la forma en que usted le saca partido a la soledad.
REDACCIÓN
SALUD