Hasta ahora, la obesidad había sido considerada un problema de salud pública
exclusivo de los países desarrollados. Pero la realidad puede ser otra. El más
reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
(Fao) sobre seguridad alimentaria
en el mundo muestra que la situación del país es preocupante: uno de cada dos
colombianos sufre de sobrepeso u obesidad, y una de las principales causas es
la desinformación.
Los colombianos, en general, no somos conscientes de lo que comemos. No
tenemos ni buscamos elementos de juicio que nos hagan entender lo que una
hamburguesa, una bandeja paisa o una manzana
representan para nuestro organismo. Así lo afirma la nutricionista Dora Aya,
coordinadora del convenio entre la Fao y el
Ministerio de Salud y Protección Social, que desde julio, busca generar buenos
hábitos alimentarios entre la población.
Lo cierto es que los alimentos tienen incidencia tanto en la vitalidad como
en la salud de las personas. La ingesta de calorías es una de las principales
causas de la sensación de desánimo, sueño o falta de fuerzas en el trabajo o,
por el contrario, de que la gente experimente una sensación de bienestar y
vitalidad.
¿Cuál es la causa de la
llamada 'modorra'?
"Cuando tenemos mucho alimento por digerir, el cerebro pierde
concentración, porque debe agilizar el proceso metabólico -explica la médica
especialista en estética María Bernarda Vergara-. Es decir, si le envío al
cerebro la instrucción de digerir una bandeja paisa,
por ejemplo, la prioridad para éste será distribuir toda esa carga energética y
no la actividad intelectual".
No a los fritos
Y aunque la energía es necesaria para realizar actividades, algunos
alimentos, como los cereales, las harinas, las grasas, los azúcares, la
mayonesa o la crema de leche, aportan calorías en exceso. En el caso de los
alimentos fritos el daño es mucho mayor: a la energía propia del alimento se
suma la del aceite.
Por otro lado, Aya asegura que para que no haya sobrepeso debe existir un
equilibrio entre la energía consumida y la energía gastada. Cuando al cuerpo
ingresa energía de más, que no se quema mediante actividad física, se acumula y
más adelante ésta se convierte en grasa.
Para ella, el problema es que se consume más energía de la que se gasta y
que la nuestra es una sociedad sedentaria. Según datos del Ministerio de Salud,
el 70 por ciento de los colombianos no hacen ejercicio.
"La gente no sabe cuántas calorías consume en cada comida. Comen y
comen, más de lo que necesitan, y después se sientan o se acuestan- advierte
Aya-. Esto no solo se refleja en la falta de vitalidad sino en problemas de
obesidad y otras enfermedades asociadas al sobrepeso".
La especialista advierte que una persona adulta que trabaja en una oficina,
y cuya actividad física es mínima, debe consumir ente 35 y 40 calorías por kilo
al día. Y su dieta normal debería contener entre 2.000 y 2.200 calorías.
También destaca que muchas personas no desayunan, pese a que esta es la
comida más importante del día, pues suministra la vitalidad necesaria: "Al
omitir el desayuno se produce una disminución gradual de insulina y glucosa
-afirma la experta-. Esto puede originar una respuesta de fatiga que interfiere
en los aspectos de la función cognitiva".
Una conocida ley de física establece que la energía no se destruye sino que
se transforma. Y lo dicho también aplica en la alimentación. "Es sencillo
-dice Vergara-: si tenemos una alta actividad física diaria, o hacemos
ejercicio, necesitamos más energía en los alimentos. Pero si trabajamos en una
oficina, y además no hacemos ejercicio, necesitamos menos alimentos
energéticos".
Calorías en equilibrio
Claudia Angarita, directora del Centro Colombiano
de Nutrición Integral, recuerda que solo los llamados macronutrientes
(carbohidratos, proteínas y grasas) aportan energía. Cada gramo de proteína y
carbohidratos que se consuma le aporta cuatro calorías al organismo y cada
gramo de grasas aporta nueve. Las vitaminas y minerales no aportan, pero
participan en la transformación de los alimentos a energía.
De acuerdo con Angarita, el ejercicio mejora el
balance energético y tiene un efecto benéfico en la salud. Para lograr estos
efectos -explica la especialista- hay que aumentar y mantener la frecuencia
cardiaca entre 120 a 140 pulsaciones por minuto al hacer cualquier tipo de
ejercicio.
JOSÉ ALBERTO MOJICA PATIÑO
Redacción Vida de Hoy