El Tiempo

Sinsabor en becarios por recorte de dinero para formar doctores

Propuesta sobre financiar becas con recursos de regalías no ha sido bien recibida por académicos.

Clima y ciudad: este tema dio vueltas en la cabeza de Kattia Villadiego Bernal desde que empezó su pregrado en la Universidad del Atlántico, convencida de que un día sería un tema prioritario para la edificación de futuras urbes. Pero, este campo de estudio ni siquiera estaba contemplado en el pénsum.

Con los años encontró una posibilidad real de investigarlo a profundidad y de aportar, en el futuro, a la planeación y construcción de ciudades colombianas. (Lea: Buscan bajar de 5 a 4 años el tiempo para formar doctores en Colombia).

En carta dirigida al presidente Santos, a Colciencias y al Ministerio de Educación, Kattia, estudiante de tercer año de doctorado en urbanismo y arquitectura de la Escuela de Arquitectura de Marsella (Francia), resalta que pudo poner en marcha ese sueño gracias a la beca Francisco José de Caldas. No obstante, a esta candidata a doctora, oriunda de Sahagún (Córdoba), le preocupa si podrá finalmente aplicar los resultados de su trabajo científico.

“Mis antiguos estudiantes y colegas vieron mi sueño cumplido y se atrevieron a soñar. Hoy, esa puerta amenaza con cerrarse”, lamenta. Y no es la única. La carta recoge testimonios similares de otros once colombianos que adelantan sus estudios de doctorado en el exterior, becados por Colciencias, y que, al igual que importantes académicos del país, ven peligrar la formación doctoral en el exterior por cuenta de algunas medidas tomadas por la entidad. (Lea: Becados, preocupados por continuidad de becas doctorales).

Según Carlos Fonseca, director de Colciencias, lo que se busca ahora es tener una visión de conjunto, “pues no está bien –dice– que la formación doctoral recaiga solo en Colciencias y beneficie apenas a cuatro regiones del país (Bogotá, Valle, Antioquia y Santander)”.

Ha dicho que los departamentos deben asumir esta responsabilidad, y en buena medida: “Nosotros financiaremos el 20 por ciento de las becas y ellos, el 80 por ciento, con recursos de regalías. Eso sí, la evaluación de candidatos a doctores sigue en nuestras manos”, reitera.

¿Y los que están fuera?

Aunque, explica, nunca antes la entidad había tenido tanto dinero para becas –cuenta que hay más de 160.000 millones de pesos de regalías para este propósito, aportados por 14 departamentos– otros académicos no opinan lo mismo.
Uno de ellos es Jaime Restrepo, exdirector de Colciencias y actual rector de la Universidad de Santander. Él considera que descargar la mayor parte de la responsabilidad de formación doctoral en regalías pone en riesgo la meta de preparar a 1.000 doctores por año.

“Las regalías son de las regiones y no de Colcienciasasegura–. ¿Quién va a garantizar que de ahora en adelante los departamentos asuman esos costos?”.

Restrepo le suma a este factor otro agravante: el sostenimiento de los doctorandos durante sus años de formación, que se ha venido pagando con platas del presupuesto nacional, también quedará atado a dineros de regalías. Colciencias paga el primer año del estudiante –señala Fonseca– y los otros tres, los departamentos; los recursos para eso pueden depositarlos en una fiducia o en el Fondo Francisco José de Caldas”.

Fernando Chaparro, exdirector de Colciencias, ve con buenos ojos que las regiones aporten, pero es pesimista sobre el cumplimiento de este compromiso. “No creo que quieran recibir el pasivo que el Gobierno tiene en formación doctoral; no podemos perder de vista que hay cientos de doctorandos en Europa y otras regiones del mundo estudiando. ¿Van a asumirlos?”.

Sergio Fajardo, gobernador de Antioquia, asegura que antes de introducir cambios, es necesario tener claro el panorama del desarrollo científico regional.

“Es arbitrario asignar números de esa naturaleza”, dice Fajardo, refiriéndose a la propuesta de que las regiones asuman el 80 por ciento de las becas. Y agrega: “Sería precipitado hacer una política como esta sin haber evaluado las áreas del desarrollo regional que tienen que incorporar ciencia y tecnología, qué tipo de personas requerimos, dónde y en qué programas se han formado y se están formando los doctores y cómo se están incorporando a la vida productiva del país”.

Los doctorandos que suscriben la carta enviada a Santos opinan algo similar: “Toda transformación política que afecte estos recursos debe ser parte de un proceso progresivo y no de una decisión improvisada, que afecte la expectativa de cientos de profesionales que aspiran a acceder a estas becas para estudiar en el exterior”. 

Los cambios en doctorados

Se reducirán costos de programas fuera del país

- Se busca reducir el costo de formar un doctor en el exterior, que vale $ 500 millones en promedio, negociando con las universidades la formación de varios doctores a través de programas conjuntos de investigación.

- Doctorados que no duren más de cuatro años. Si un estudiante se demora más de este tiempo, deberá asumir los costos. El Icetex, dice Fonseca, le financiará el quinto año de doctorado, sin intereses.

- Renegociar con las universidades el valor de las matrículas. Con $ 300 millones, agrega, se puede costear un doctorado en el extranjero.

- Pasar a un modelo en el cual el profesional estudie dos años en Colombia y dos fuera del país. Está en ajustes el porcentaje de becas de doctorado para Colombia y para el exterior.

- El 30 de mayo se publicará la convocatoria de formación de alto nivel en Colombia y en el exterior.

Investigación básica también está damnificada: comunidad académica

A los grupos académicos del país también les preocupa el futuro de la investigación básica.

Dado que un porcentaje importante de proyectos serán financiados con regalías, temen que los departamentos, en cabeza de sus gobernadores, prioricen el desarrollo de investigación aplicada (conocimiento ya creado que beneficie a sus regiones) y descuiden la investigación básica, que genera nuevos saberes.

Según Fernando Chaparro, exdirector de Colciencias, creer que con las regalías se soluciona el problema de la reducción constante de recursos para investigación es un gran error.

“Estas platas están amarradas a temas aplicados y no ligados a la investigación científica seria, pues los gobernadores argumentan que eso es responsabilidad del Gobierno. Cuando salgan los doctores, ¿dónde van a trabajar si las universidades no están recibiendo apoyo para sus laboratorios y grupos de investigación? Entonces, estamos formando doctores para otros países”, afirmó.

El vicerrector académico de la Universidad Nacional, Juan Manuel Tejeiro, indica que para investigar cosas que le sirvan al país se requiere tener una comunidad académica formada, lo cual se logra con más doctores y el fortalecimiento de la investigación básica, de la cual se deriva la investigación aplicada.

Recientemente, la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún) manifestó su inconformidad por la falta de recursos para financiar producción de nuevo conocimiento por parte de grupos de investigación de estas instituciones.
Según Bernardo Rivera, director ejecutivo de Ascún, las convocatorias que hace Colciencias vienen con menos recursos que antes.

De hecho, afirma, apenas un 5 por ciento de las investigaciones presentadas en dichas convocatorias, y que llenan los requisitos exigidos, son financiadas.

Carlos Fonseca, director de Colciencias, contradice lo dicho por estos investigadores y asegura que “las regalías sí van a financiar proyectos en ciencias básicas”.

ANDREA LINARES
Redactora de EL TIEMPO