Editorial: Se vino el cambio
climático
La feroz temporada invernal, decretada esta semana como
'calamidad pública', debe concentrar la atención inmediata del Gobierno, así
como llevar al despliegue de la solidaridad del resto de la sociedad
colombiana. Sin embargo, los severos azotes de las lluvias, atribuidos en
general al fenómeno de '
De acuerdo con la convención macro de las Naciones Unidas, el cambio climático
se refiere a las transformaciones del clima atribuidas directa o indirectamente
a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial. La
generación de gases efecto invernadero, por ejemplo, eleva las temperaturas planetarias,
afecta las precipitaciones y aumenta el nivel de los mares. Los impactos de
estas alteraciones son de una amplia gama y de carácter global: en los cultivos
agrícolas, en las sequías, en los ecosistemas, en los asentamientos humanos, en
el abastecimiento de agua, en la salud y en el equilibrio de las especies.
La vulnerabilidad de un país como Colombia a esta amenaza mundial es
peligrosamente alta. Estamos de terceros, después de Bangladesh
y China, y encima de India, en el Índice de Riesgo de Mortalidad de
Los estudios locales de las repercusiones que el cambio climático tendría en
territorio colombiano muestran unos escenarios en mora de prestarles atención.
Según varias investigaciones, los glaciares están perdiendo entre el 3 y el 5
por ciento de su área al año. Se calculan elevaciones del mar de entre 2,5 y
Esto equivaldría a una franja de
En otras palabras, el cambio climático en el país ya no es un asunto del futuro
o de ciencia ficción. Es una realidad que amerita el despliegue combinado de
estrategias nacionales de mitigación y adaptación, con objetivos diplomáticos
para su financiación internacional. En diez días, en Cancún (México), la cumbre
de las Naciones Unidas sobre este problema se presta, si bien con pronóstico
reservado, para que Colombia busque aliados en esa dirección.
La administración anterior desarrolló un trabajo completo de identificación de
escenarios, construcción de políticas públicas y diseño de un aparato
institucional para reducir los impactos e intentar prepararnos para el futuro.
Junto al esfuerzo coyuntural de ayudar a las víctimas del invierno de hoy, se
necesita, al mismo tiempo, sentar las bases para afrontar las alteraciones
climáticas que sufrirán las próximas generaciones.
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