El sarampión nos puede amargar la vida / OPINIÓN

En la Costa Atlántica se han intensificado las jornadas de vacunación.

'Le tengo el remedio'

 A ver: ¿Quién les dijo que el sarampión era como esos matones escolares que solo les pegan a los chiquitos? Para que lo sepan, si un adulto nunca se ha enfermado de eso o no se ha vacunado, puede acabar afiebrado y brotado como cualquier retoño de seis años. ¡Ni crea que está erradicado! Aquí van unas claves para conocerlo.

Aprenda Esta enfermedad, que es causada por un virus, es tan contagiosa como la gripa; de hecho tienen mecanismos similares de propagación. Basta entrar en contacto con las goticas provenientes de la nariz, la boca o la garganta de una persona infectada. Los estornudos y la tos pueden lanzarlas al aire.

¿Qué se siente?

Durante el periodo de incubación, que dura entre 4 y 12 días, el dichoso virus ni se siente, mejor dicho, no hay síntomas. Estos se anuncian con una fiebre jartísima, que dura más o menos tres días, y que es seguida por tos, flujo nasal y enrojecimiento ocular. A algunas personas les aparecen manchas blancas dentro de la boca, que se van con rapidez.

¿Y el brote?

Aparece tres a cuatro días después de que la fiebre se manifiesta. Este brote suele aparecer primero en la cara y luego extenderse por el cuerpo. Y deje las uñitas quietas, ¿si?

¿Cuánto dura?

Tanto la erupción como la fiebre desaparecen poco a poco durante el séptimo y décimo días; los últimos rastros del brote se registran hacia el día 14. A partir de este punto hay descamación de la piel.

¿Es peligrosa esta enfermedad?

Las complicaciones por este mal son relativamente frecuentes. Van desde una diarrea no severa, hasta la neumonía, la encefalitis (inflamación del cerebro) y daños en la córnea. Suelen ser más severas en los adultos que se contagian y en los niños pequeños, especialmente si están malnutridos o tienen bajas las defensas. En ellos puede ser mortal. Así que ojo...

Por último

Hay una vacuna que previene el contagio del virus, cuya aplicación es gratuita en los hospitales. Ah, ante la menor sospecha, corra al médico.

CARLOS F. FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO