Por su salud, escoja bien sus
zapatos
La
idea es que los zapatos se ajusten al pie y no al revés. Si le causan dolor, no
lo use.
Se
hicieron para proteger los pies, no para torturarlos. Claves para elegir y usar
bien el calzado.
Desde
que la humanidad inventó los zapatos, hace más de 10 mil años, la gente se
queja de dolor de pies. Hoy en las mujeres el problemita alcanza proporciones
epidémicas.
En
un estudio publicado en 'Arthritis Care & Research', científicos
del Instituto de Investigación Geriátrica de Estados Unidos encontraron que seis
de cada diez mujeres se han quejado, en algún momento, de dolor de pies por
culpa de los tacones y las sandalias que usan movidas por la moda.
Los
señores no se quedan atrás. Ellos también sufren en silencio, con tal de que el
calzado los ayude a proyectar cierta categoría.
¿Que
no? En épocas del Imperio Romano, los zapatos blancos estaban reservados para
los cónsules y los marrones para los senadores. El vulgo debía usar botines con
los dedos al aire... Claro, eran los únicos a los que no les dolían los pies.
Afectan
todo
Los
zapatos se hicieron para proteger, no para maltratar. Y aun así muchos males
del mundo moderno tienen su origen en el uso de calzado que no se ajusta al
pie.
La
tendencia, infortunadamente, es que el pie se ajuste al zapato. Eso explica el
origen de tantos callos y de los juanetes, que son el resultado de querer
volver puntudos los pies, que son chatos. Y ni qué
hablar de los tacones: el desplazamiento hacia adelante del centro de gravedad
hace que se afecten otras estructuras del cuerpo.
Hoy
muchos dolores de espalda, cadera, rodilla e incluso de cabeza son fruto de
los desequilibrios mecánicos producidos por los zapatos. Más grave aún es
el efecto negativo que en los pies de afectados por males como la diabetes, las
neuropatías, la artritis o las enfermedades vasculares, tiene un zapato mal
adaptado.
Así
que para evitarlo empiece a tener en cuenta los siguientes consejos, cada vez
que vaya a comprar calzado.
Cómo
escogerlos
No
compre zapatos apretados, pensando que cederán con el tiempo.
Eso es mentira.
Olvídese
de las tallas, estas son solo una guía. La idea es que al ponérselos
los dedos tengan espacio suficiente para moverse dentro del zapato. Mídaselos
ambos.
Camine
con ellos por el almacén, y si no se siente cómodo no los
compre, por bonitos que sean. La situación no va a cambiar.
Recuerde
que la parte delantera de un buen zapato debe doblarse, al igual que las
articulaciones de los dedos.
Si
va a comprar zapatos para usar a diario o caminar mucho, fíjese
que los tacones no excedan, preferiblemente, los tres centímetros.
Prefiera
suelas antideslizantes y gruesas, para que amortigüen el
impacto en superficies duras.
Cómprelos
en la tarde o en la noche, que es cuando los pies están inflamados.
Si los compra en la mañana, lo martirizarán en la noche.
Los dolorosos tacones
Estos desplazan
el peso del cuerpo hacia adelante, elevan la presión sobre los dedos y cambian
los puntos de apoyo en el pie, lo cual obliga a la persona a cambiar su
postura. Esa es la razón por la cual las articulaciones que van desde el
tobillo hasta el cuello se resienten.
Si
además de alto el zapato es estrecho en la punta, causa problemas en el tendón
de Aquiles, acelera la aparición de juanetes y callos, deforma los dedos y
comprime los nervios y la circulación del pie.
Lo
ideal es no usar estos tacos todo el tiempo; cuando lo haga practique
estiramientos de los músculos y ligamentos de los pies, las rodillas, las
caderas y la columna.
No
abuse de los tenis
Existen
tres tipos de pisada: la que tiende a apoyar más el borde interior del pie (pronadora), la que apoya todo el pie en el suelo (neutra) y
la que apoya más el borde externo (supinadora).
Si tiene dudas, lo mejor es buscar la asesoría de un especialista y elegir las
zapatillas que le ayuden a corregir la pisada.
Asegúrese
de que los materiales con los que están hechas sean cómodos y transpirables.
Sin
importar qué dicte la moda, trate de que sus pies no naden dentro de los tenis, porque eso puede producirle ampollas.
Finalmente,
trate de alternar el uso de zapatillas y calzado normal. La idea es evitar
que se desacostumbre.