La salud, en muletas

Luis Noé Ochoa

El sistema está con fracturas múltiples. Ahora hay una odiosa disculpita: "No hay agenda". Es la respuesta cuando lo que no hay son especialistas.

Hoy es posible que menos personas lean esta columna, pues la atención está centrada en el partido de fútbol de ayer en Barranquilla. -Gracias, muchachos por la felicidad-. Sin embargo hay cosas que nos dan por las pelotas, no precisamente de fútbol.

El tema de la salud es un partido aparte, donde miles de personas salen a diario en camilla de la cancha nacional, pero no hay quien las atienda. Por eso, ministro Alejandro Gaviria, usted, que es un reconocido economista, tendrá una tarea fundamental en el funcionamiento del sistema.

En las cárceles, aparte del hacinamiento miserable, pues hay más espacio en TransMilenio en horas pico que en los calabozos, los internos están casi desamparados en salud. Hay crisis en 110 penales del país, según un informe de este diario el pasado martes. En algunos no hay médico en la tarde ni los fines de semana; en otros no hay medicamentos; en otros, los presos tienen que programar sus preinfartos en el día, porque de noche no hay médico. El Inpec, preso del pánico, piensa pedir que se declare la emergencia carcelaria.

Además, es aterrador que en las cárceles ande haciendo rondas nocturnas la tuberculosis. Y doloroso que en algunas, como Bellavista (Antioquia), sea la parca la que la esté descongestionando. En los últimos 15 días se ha llevado para los patios eternos a cuatro reclusos. Tal será, que en las penitenciarías los presos les cantan al Ministerio de Salud y a Caprecom la ranchera de Javier Solís: "Las rejas no matan, pero sí tu maldito querer".

Pero el problema es en toda la red hospitalaria. En Suaita, el pueblito de mis cuitas, de casas pequeñitas y de mujeres bonitas, un labriego se fracturó una rodilla y pegó el grito de dolor que pegan en la región: ¡Rayos! Es porque en el hospital Caicedo y Flores no hay rayos X. Acudió allí, donde no lo atendieron por urgencias a pesar de que él se agarraba las tibias. En consulta externa le dijeron que no era grave. Como insistió, le autorizaron radiografía, "por descartar".

Resulta que allí toca que Salud Vida pida autorización para que le tomen la radiografía en el Socorro, a una hora en carro a 80 km/h. Y se envía los lunes, pero como no había línea Internet, sino línea Omega, tocaba esperar respuesta los viernes. Y después volver a Suaita para que lean la radiografía, y luego otra vez que Salud Vida autorice otra cita en el Socorro para el especialista. Lleva yendo y viniendo en muletas casi mes y medio. Pero, ya "gracias a María Santísima", como dice el lesionado, al que ahora llaman el cojo-nudo, descubrieron que tiene fractura del platillo tibial externo y del platillo superior de la tibia. Y ya está tibio para la intervención, permita María Santísima.

El próximo 12 de septiembre lo remiten a Bucaramanga, trasladado por sus propios medios, a que le pongan dos tornillos. Esto es increíble. Agravado porque el hospital de Suaita, que es vital en la región, apenas es de primer nivel y está en mal nivel. Aún tiene las mismas camas donde nació mi abuelo. No hay rayos X. La gobernación está reformando el edificio, pero ¿la dotación? Unos 20.000 campesinos, Ministro, le matarán gallina si dota el hospitalito, o lo sube a segundo nivel.

Pero es la salud en Colombia la que está en muletas. El sistema está con fracturas múltiples. Ahora hay una odiosa disculpita: "no hay agenda". Es la respuesta, cuando lo que no hay son especialistas. Conozco varios casos. Una querida amiga lleva años buscando cita con un neumólogo y "no hay agenda". Y el sistema sigue padeciendo tutelitis aguda, la gran mayoría para reclamar derechos adquiridos, o sea que los reconoce el POS. Pos ministro, si logra recuperar la salud, si la vuelve humana y eficiente, usted será más popular que Falcao. Suerte y no olvide a Suaita.

luioch@eltiempo.com.co