Un rosario de sospechas

Por Luiyith Melo García

Hay convenios de la clínica del Rosario con una docena de empresas de ambulancias para llevar pacientes del Soat. También habría incentivos a conductores y paramédicos.

Una volqueta que se ‘voló’ el semáforo de la Autopista Sur con Calle 44 se llevó por delante a Alberto Pérez con moto y todo. El joven quedó sobre el pavimento con una pierna rasgada, sangrando e impregnada de vidrios y arenilla. A los pocos minutos aparecieron tres ambulancias para auxiliarlo.

En medio del tumulto que se armó en el sitio, los conductores se peleaban el comparendo y el reporte del guarda de Tránsito para recoger al paciente. El que lograra el traslado no sólo se ganaría los $60.000 que paga el Soat por el transporte, sino otra bonificación de la clínica Nuestro Señora del Rosario, donde lo llevarían.

Tras la disputa de las ambulancias, Alberto fue trasladado al centro asistencial. Se retorcía del dolor por su pierna lacerada. Los médicos lo estabilizaron, le dieron calmantes. Así permaneció durante cinco días; la extremidad seguía peor, hinchada y con las heridas expuestas.

“La pierna se le estaba pudriendo”, recuerda su padre. Entonces decidió llevarse a Alberto de la clínica, pero los médicos y empleados se oponían. Finalmente, logró trasladarlo a Imbanaco. Los doctores que lo recibieron le reclamaron por qué no lo había llevado antes, que la pierna se estaba necrosando y podría terminar amputada.

Alberto sostiene que lo que querían en la primera clínica era ganar plata con la hospitalización hasta agotar el monto que reconoce el Soat, el seguro contra accidentes que hasta febrero cubría servicios médicos por 800 salarios mínimos diarios legales y que desde el 1 de marzo subió a 1.100 salarios.

Pero la clínica sostiene lo contrario. El gerente Alejandro Nieto, asegura que no es así, porque “con estancia no agotan el Soat, sería más rápido agotarlo con cirugías e instrumentaciones médicas que demandan mayor costo”.

E insistió que “ese no era el caso”.

Antony Trujillo, un joven que trabajó en la Alcaldía, tuvo un grave accidente en la Calle 52 con Carrera 1, al nororiente de Cali, que comprometió la parte cervical de su columna. Requería inmovilización total y atención rápida. Pero desde ese sitio, una ambulancia lo recogió y lo llevó, como no, a la clínica del Rosario, a unos ocho kilómetros al sur de la ciudad, cuando a poco más de dos kilómetros del sitio del siniestro se encuentran las clínicas de los Remedios y la Rafael Uribe del Seguro Social (hoy clínica de Comfenalco).

Algo similar le ocurrió a Juan Andrés Palacios. Una camioneta lo atropelló en el barrio Tequendama y sufrió un trauma craneano que lo dejó moribundo. Llegaron cinco ambulancias a recogerlo y armaron una trifulca por el paciente y un trancón mayor en la vía.

Todas querían llevárselo para la clínica del Rosario, a unos tres kilómetros de allí. Su madre se oponía y les decía que estando a pocos metros Imbanaco, la clínica Tequendama, la San Fernando y el Hospital Universitario, por qué no lo llevaban a uno de estos centros asistenciales. Pero la ambulancia que ganó la ‘pelea’ se lo llevó a la del Rosario.

“Se salvó de chiripa”, dice el defensor del paciente, Jaime Sierra, porque de todas maneras tuvieron que remitirlo desde el Rosario a Imbanaco para salvarle la vida. Otra vez, como en el caso de Alberto Pérez, los galenos de este centro médico se enojaron por la demora en llevarles el paciente, fruto de un doble traslado que significa doble pago de transporte, de una carrera de la muerte en que se empeñan las ambulancias. De una guerra del centavo.

¿Incentivos?

De acuerdo con denuncias conocidas por este diario, los conductores y paramédicos de las ambulancias estarían recibiendo incentivos de parte de la clínica del Rosario para que le lleven víctimas de accidentes de tránsito. “Cuando llegan con el paciente, el vigilante les dice que pasen por la caja”, indicó el familiar de uno de los accidentados, quien asegura haber presenciado la escena.

Algunos dicen que les dan $20.000 y un vale para desayuno o almuerzo. Incluso, se denunció que algunas empresas de ambulancias tienen ‘scaners’ ilegales a través de los cuales monitorean las frecuencias oficiales, especialmente del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias, CRUE, para notificar a sus vehículos de los accidentes. Allí empieza una carrera de ambulancias y un ulular de sirenas que se abren paso a la fuerza entre el tráfico para llegar primero al sitio del accidente.

Pero no sólo los dudosos incentivos juegan en esta carrera de muerte donde lo que menos parece importar es la vida del accidentado. También una especie de empresa temporal que ha constituido la clínica del Rosario con doce firmas de ambulancias para que los ‘pacientes del Soat’ sean llevados allá.

Alejandro Nieto, gerente de la clínica, reconoció que ha suscrito convenios con estas empresas porque se ha especializado en ese tipo de atención.

No obstante, la Cámara Técnica del Soat, adscrita a la Federación Colombiana de Empresas Aseguradoras, Fasecolda, consideró que ese traslado de víctimas de accidentes de tránsito hacia una sola institución con la que se tienen convenios rompe el principio de universalidad de la salud.

Gracias a ese pacto, la clínica les paga a las empresas el costo del traslado y luego se lo cobra a las aseguradoras. Así, las empresas obtienen más rápido un pago que podría demorarse seis meses.

Nieto advirtió que “no es cierto que les paguemos en efectivo, ellos recogen un baucher a 60 días por $60.000 y les descontamos el 10% por la intermediación; entonces no sé de dónde salen los $20.000 para dárselos de propina”.

Pero un funcionario del Gobierno que reservó su nombre, sostuvo que los $20.000 no salen del valor del traslado, sino que se compensan ampliamente con el costo de atención que la entidad le cobra a las aseguradoras por el Soat.

Nieto explicó, también, que “cuando la clínica empezó a funcionar hace siete años, no trabajaba con Soat y este sitio de la Autopista (con 34) era peligroso; entonces la clínica estableció un incentivo para que la policía viniera, les dejábamos jugo o café de noche”.

“Ese tema siguió vigente cuando empezamos a trabajar con el Soat, pero se cambió a bonos de $1.500 porque al final no se sabía quién se tomaba los jugos. Entonces los conductores de ambulancia veían esto y también llegaban y recogían su bono. Eso duró, diez meses y llegó un momento en que sumaba un valor muy alto y no se justificaba”, expresó Nieto.

Correctivos

Para tratar de corregir esta guerra del centavo que juega con la vida de los pacientes del Soat y con la de los usuarios de las vías, las autoridades municipales, de salud y tránsito exigieron un compromiso de la clínica con las ambulancias.

Si la ambulancia que llega a la clínica del Rosario no le muestra a esta entidad la constancia de que otra clínica más cercana al sitio del accidente no quiso recibir al paciente, esta clínica le presta la urgencia puntual al herido, pero debe hacer el reporte de la anomalía a las secretarías de Salud Departamental, Municipal y de Tránsito para aplicar las sanciones del caso.

Sin embargo, la mayoría de los traslados de pacientes del Soat siguen llegando a la clínica de Rosario desde cualquier punto de la ciudad. De hecho, los diez lesionados del accidente de una buseta de Flota Magdalena en el kilómetro 11 de la vía al mar, ocurrido el pasado jueves, fueron trasladados a esta clínica. Pese a ello, Nieto reconoció que no se han hecho reportes por estos trasladados a las autoridades, sino que “se están llevando constancias” y que van “muy poquitas”.

Lo que realmente hace la clínica es una encuesta al personal paramédico en la que se le pregunta si había un centro asistencial más cercano para llevar al paciente y, si lo había, que diga por qué lo llevaron a la del Rosario.

El gerente de la clínica señala que se han hecho cerca de 3.000 de esas encuestas. Pero, de nuevo, los reportes no llegan a las autoridades oficiales.

Sin embargo, las demás clínicas tampoco colaboran. Alexánder López, comandante del cuerpo de guardas de Tránsito de Cali, indicó que a principios de la semana llevaron un accidentado a la clínica Santiago de Cali, en el norte, y esta entidad no lo recibió. Tras voltear con el herido, tuvieron que llevarlo a la clínica del Rosario.

El secretario de Salud de Cali, Alejandro Varela, confirmó que, en efecto, hay clínicas del norte de Cali que no están interesadas en atender pacientes del Soat, pese a que es una obligación legal. Otras dijeron que no podían hacerlo porque no tenían ortopedista, neurocirujano y escanógrafo las 24 horas. La del Rosario sí.

En ese sentido, se determinó canalizar las solicitudes de ambulancias a través de la línea 123, sectorizar la ciudad para el trabajo de las ambulancias a fin de que no todas a la vez lleguen a una misma emergencia y velar porque sólo trabajen las empresas que cumplan con las normas médicas, técnicas y legales.

Clínicas le hacen el quite al Soat

En ninguna clínica la querían atender. Todas le pedían una orden de su EPS y la orden no existía. “Sin esa orden no la podemos atender porque la EPS paga a 30 días, pero el Soat se demora 90”, le respondieron en una clínica del norte de la ciudad.

Pero aunque ella se llame Esperanza, la verdad es que no podía esperar más. La joven se había accidentado en una moto el 1 de abril y aún el pasado 14 no le habían practicado una cirugía maxilofacial para corregirle la lesión de su rostro. Ese día, un médico que la valoró le advirtió que si el viernes siguiente (16 de abril) no le habían hecho la cirugía, la fractura se le cerraba y quedaría con el defecto de por vida. Su rostro estaba hinchado.

El 1 de abril, a Esperanza le prestaron los primeros auxilios con el Soat en la clínica San Fernando, le operaron la mano derecha fracturada, pero no le hicieron la cirugía maxilofacial porque allí no tenían esa especialidad.

Después de tanto andar de clínica en clínica, le dijeron que se fuera para la del Rosario, que allá la podían atender con el Soat. En urgencias le pidieron una certificación de la aseguradora sobre disponibilidad del seguro, porque ya había usado una parte en la clínica San Fernando, pero en la aseguradora le dijeron que se le demoraba un mes. Se fue a hablar con el jefe de facturación y le explicó que aún quedaban seis millones de pesos en el Soat.

Julio César Cardona, el empleado, analizó los papeles y le dijo que las otras clínicas no saben de Soat; que en realidad le quedaba mucho más plata, porque desde el 1 de marzo el Gobierno subió la cobertura de este seguro de 13 a 18 millones de pesos. Y con la disponibilidad de $11 millones que le quedaban en el Soat la clínica del Rosario sí la podía atender.

Datos claves

·  El 70% de todas las remisiones de la ciudad por accidentes de Tránsito llegan a la Clínica del Rosario.

·  A la institución llegan directamente unos 700 pacientes cada mes por Soat y remitidos por las EPS otros 2.700.

·  De ese total, la clínica remite de nuevo a las EPS apenas entre 2 y 3 pacientes por agotamiento de la póliza del Soat o para procedimientos.

·  Otros 400 pacientes mensuales recibe la clínica por remisiones de otros municipios y EPS que no tienen que ver con accidentes de tránsito.

·  1.100 salarios mínimos diarios legales vigentes (unos $18,9 millones) es la cobertura del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito, Soat) por cada evento o accidente ocurrido.

·  En Cali hay 127 ambulancias, pero se estima que deberían haber 150. Algunas de ellas no cumplen condiciones mecánicas, sanitarias y científicas y han sido inmovilizadas por la Secretaría de Tránsito.

·  Cali cuenta con 92 ambulancias básicas y 35 medicalizadas. La red de Salud Pública, a su vez, dispone de diez ambulancias.

Ambulancias no pasan el examen

En Cali hay 127 ambulancias para atender una población de 2,5 millones de habitantes. La Defensoría del Paciente estima que es una cifra deficitaria, pero el secretario de salud, Alejandro Varela, cree que estamos en los estándares internacionales.

“Aquí debemos tener entre 120 y 150 ambulancias”, afirma Varela.

Sin embargo, los fines de semana, especialmente los domingos, hay menos ambulancias disponibles y ese día aumenta la accidentalidad.

Aunque se sabe que hay 37 empresas de ambulancias, se cree que no todas son legales. Sin embargo, las autoridades dicen que no lo pueden certificar.

Muchas ambulancias no cumplen con las especificaciones técnicas requeridas, tienen solo camillas cuando deben contar con niveles mínimos de medicalización. Incluso tienen problemas mecánicos de frenos y mantenimiento.

Alexánder López, jefe de Guardas de Tránsito, indicó que se han realizado seis operativos específicos en las últimas semanas frente al Hospital Universitario del Valle, la antigua clínica del Seguro Social y el Hospital Carlos Holmes Trujillo.

Se han revisado 49 ambulancias, de las cuales se han inmovilizado 8. De ellas, 2 por no observar medidas sanitarias y condiciones técnico científicas y una con cierre del servicio.

Se sancionaron cinco más por parte de las autoridades, ya que no cumplían con las normas básicas para ejercer su misión médica y en la parte técnica no funcionaban correctamente, se presentaban sin luces y con las llantas desgastadas, lo que pone en riesgo los pacientes.

Dotación básica

·  En personal, cada ambulancia debe tener un auxiliar en enfermería o de urgencias médicas o tecnólogo o técnico en atención pre hospitalario, con entrenamiento certificado en soporte vital básico de mínimo 20 horas y un conductor capacitado en primeros auxilios de mínimo 40 horas.

·  En equipos, deben tener camilla principal con su sistema de anclaje, tabla de inmovilización espinal larga, conjunto para inmovilización, tensiómetro, un fonendoscopio, un termómetro, una linterna de examen, sistema de oxígeno central con tres metros cúbicos, un aspirador de secreciones, un sistema ventury, cánulas nasales, entre otros.