El pasado 22 de julio,
En medio del crítico estado del sistema, este no deja de ser un hecho que
vale la pena analizar, toda vez que la presencia de las entidades públicas a la
cabeza de responsabilidades de esta clase prácticamente ha desaparecido en el
país.
La última evidencia en ese sentido se dio con la liquidación del Seguro
Social en salud, que acabó fusionado con entidades privadas para darle forma a
En el subsidiado, las cosas no han sido distintas. Aunque Caprecom es ciento por ciento oficial y tiene presencia
nacional, su rol está muy lejos de ser el de regulador del mercado. La entidad,
que ha crecido en forma desproporcionada, está considerada como una de las
principales deudoras de la red hospitalaria.
Los resultados, en ambos casos, no pasan de ser regulares, lo que ahonda la
desconfianza en lo público. Por eso sorprende que Bogotá, en cabeza de su
Secretaría de Salud, haya decidido participar, como socia mayoritaria, en la
naciente aseguradora.
El reto es enorme. A juzgar por el desempeño exitoso que la salud ha tenido
en el Distrito, esta empresa está en el deber de demostrar que es capaz de
trasladar las claves de ese modelo eficiente al aseguramiento y de lograr una
mejoría en los indicadores de salud de 800.000 afiliados potenciales que viven
en la pobreza.
También es un laboratorio de gestión único para la adecuada utilización de
los recursos, así como para la compra, dispensación y distribución de
medicamentos e insumos con beneficios de ahorro, sin afectar la calidad de los
servicios que recibe la población.
Vale anotar que, a la par, debe dar cumplimiento a la nada sencilla tarea de
lograr que ningún bogotano se quede sin atención, sin reproducir el modelo de
desequilibrio financiero exhibido por otras EPS, en contra de los hospitales
del Distrito, que serán sus principales contratistas. Por otro lado, tiene el
compromiso de recuperar la perdida confianza en lo público, en un país en el
que gran parte de los dineros del sistema alimentan el desorden y la
corrupción.
Los indicadores de salud pública en Bogotá, el adecuado manejo de los
recursos y el ejemplo que en el campo administrativo ha dado
Esto sería posible en la medida en que el propio Distrito logre blindar a la
nueva entidad –que empezaría manejando fondos públicos cercanos a los 140.000
millones de pesos– contra apetitos burocráticos y
politiqueros que la condenarían a una muerte temprana. Lo que ocurra con
Capital Salud también alimentará el análisis profundo que el país espera sobre
el actual sistema de aseguramiento, que permitirá determinar si conviene
mantenerlo o no.
Hoy más que nunca la salud requiere un manejo técnico y Bogotá, como lo ha
demostrado el actual secretario, Héctor Zambrano, está en capacidad de hacerlo