Conozca esos alevosos
retorcijones / Le tengo el remedio
Pocas
cosas hay tan alevosas como un cólico en la madrugada. Ese dolor, que casi
siempre ataca cuando tiene uno la guardia baja y el médico está lejos, no
respeta a nadie. Con semejantes antecedentes, lo mejor es conocerlo un poquito.
Aprenda:
El
cólico se produce por la contracción exagerada y permanente de los músculos
lisos, es decir, aquellos que forman parte de la mayoría de las vísceras
huecas, como el intestino, el útero, la vesícula y los uréteres (hasta parecen
tener vida propia).
Causas:
Varían
de un órgano a otro; por ejemplo, los cólicos intestinales se producen cuando
este órgano tiene que hacer un esfuerzo por expulsar sustancias que le hacen
daño. Los renales ocurren cuando una piedra (cálculo) tapa el uréter, que es el
conducto a través del cual los riñones eliminan sus desechos; al tratar de
sacar por ahí la piedrita, se contrae, ¡y eso duele...!
Pesadilla
femenina:
Los
menstruales los padecen nueve de cada diez mujeres, y se producen por
contracciones del útero, en la etapa perimenstrual.
¿Y
los biliares?
Cuando
los conductos de la vesícula se obstruyen, por cálculos o por inflamación, el
dolor también es tenaz.
¿Les
dan a los niños?
En
ellos son muy comunes los intestinales, y su señal inequívoca en los bebés es
el llanto incontrolable.
¿Cómo
sé cuál es cuál?
Según
la forma como se percibe el dolor y el sitio en el que se presenta. Por
ejemplo, si a una mujer le duele la parte alta del abdomen (desde el borde de
las costillas hasta el ombligo), y ha comido grasas, puede ser de origen
biliar; si es en el abdomen, se va hacia la espalda, la ingle y las piernas,
puede ser renal; si se acompaña de urgencia para ir al baño, puede ser
intestinal, y si se presenta alrededor del periodo menstrual, puede ser de
útero.
¿Qué
hacer?
Como su causa puede ser seria, mejor corra al médico.
Por
último: Si ya conoce el origen del retorcijón (menstrual, por ejemplo), un
analgésico suave y una bolsa de agua caliente sobre el abdomen pueden ayudar a
aliviarlo. No está de más que siga una dieta balanceada y rica en fibra, y que
haga ejercicio en forma regular; esta fórmula puede prevenir los cólicos
intestinales, renales y vesiculares.
CARLOS
FRANCISCO FERNÁNDEZ
ASESOR MÉDICO
EL TIEMPO CASA EDITORIAL