Reforma a la salud, un proyecto con más contradictores que amigos

El proyecto, que ya no tiene mensaje de urgencia, cuenta con más contradictores que amigos. Se teme por el futuro de los recursos públicos.

No solo no gustó sino que disgustó. El proyecto de reforma a la salud que propuso el Gobierno Nacional tiene más contradictores que defensores entre las asociaciones y entidades que intervienen en el manejo del sector en Colombia. 

Ni la aparición de la nueva figura de los Gestores de Salud, ni la posibilidad de la intermediación financiera en los primeros niveles de atención o bien, la supuesta eliminación casi total de las EPS o la forma de administrar los recursos son de agrado para estas asociaciones que, en pocas palabras, consideran que la reforma es un “adefesio”.

Tal vez el punto que más preocupa a los especialistas tiene que ver con un supuesto ‘mico’.  El punto problemático es el numeral X del artículo cuatro de la reforma, que dice textualmente en su última oración: “los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud destinados a las prestaciones individuales son públicos hasta que se transfieren desde Salud-Mía a los agentes del Sistema”. 

Para la Federación Médica Colombiana y los representantes de los pacientes de alto costo, ese párrafo privatiza cerca de $32 billones del sistema. Lo grave de este hecho, es que el supuesto cambio de naturaleza anularía un eventual control por parte de la Contraloría.

El vicepresidente de la Federación Médica Colombiana, Germán Fernández, dijo que esta disposición va en contravía de la jurisprudencia de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado que ha señalado que los recursos de la salud son públicos. 

“Hay más de 15 sentencias del Consejo de Estado que dicen que esos recursos son públicos y seguirán siendo públicos y una ley no puede derrumbar una jurisprudencia constitucional en el sentido de cambiar la destinación específica de los recursos públicos”, señaló Fernández, al considerar que se trata de quitarle al Estado potestad de hacer control y vigilancia a esos dineros.

Otras posiciones

El vocero de los pacientes de Alto Costo, Néstor Álvarez, aseguró que no existe un cambio real al hablar ya no de EPS sino de Gestoras, porque cuando reciban el dinero, éstas últimas podrán direccionar a qué integrante de su red de servicios se le debe pagar por determinado servicio. “Si no hay un control adecuado la plata se va a perder igual. Lo único es que ya no me llevo la plata al bolsillo pero puedo decir a quién se la entreguen”, señaló. 

En este sentido, se rechazan otros dos puntos: que se haya mantenido la integración vertical en la atención básica (que las Gestoras administren los servicios dentro de su propia red de prestadores) y la forma de auditoría que establece la Ley.  “Estas entidades gestoras ahora pueden ser la dueñas del 80 % de los servicios básicos. Además, se va a impedir que asciendan a los niveles superiores de atención”, dijo Fernández, al cuestionar entonces que sean las mismas Gestoras las encargadas de hacer la auditoría de los servicios que aprobó o negó que se hicieran en sus redes de prestadores.

Más disgustos

Para el consultor de seguridad social de la Federación Nacional de Municipios, Julio Rincón, la reforma es un divorcio con la salud como tal, al dedicarse estrictamente a temas administrativos y dejar de lado el debate sobre qué salud es la que necesita Colombia. 

“Define quién organiza, quién maneja los recursos y se aleja de garantizar salud a los colombianos. Además, el Ministerio está presentando el Plan Decenal de Salud Pública en el que trabajó dos años y el cual no vemos reflejado en la reforma”, dijo Rincón. 

El director de Fedemunicipios, Gilberto Toro, dijo que la “salud ha pasado por tantas dificultades y reformas que esta no puede convertirse en una más. Consideramos que hay que hacer un diagnóstico que permita que reconozcamos los errores cometidos”.

Este fin de semana el presidente de la República, Juan Manuel Santos, confirmó que el proyecto de reforma a la salud no tendrá mensaje de urgencia porque la idea es dar el tiempo suficiente para discutir la iniciativa y que todos entiendan el nuevo sistema.