Para los indocumentados en E.U., la reforma a la salud es un remedio peor que la enfermedad

En Estados Unidos enfermarse es muy costoso por las pólizas y los tratamientos que se deben aplicar.

Si se enferman, tienen tres opciones: pagar de su bolsillo; no hacer nada y correr el riesgo de que la situación empeore y los costos se acumulen; o devolverse a sus países de origen.

Clara y Alejandro Murcia son colombianos, viven en West Palm Beach, ambos son residentes legales de Estados Unidos y aunque trabajan, no tienen seguro de salud. Lucía y Roberto López también son colombianos, viven en Orlando y están indocumentados y por la falta de papeles nunca han estado asegurados.

Por su parte, Carolina González, diseñadora industrial de Tampa (Florida), ya es ciudadana estadounidense y tiene un seguro médico que le ayuda a pagar la compañía en la que trabaja.
A todos estos colombianos, como al resto de habitantes de E.U., los va afectar la reforma de la salud, recientemente firmada por el presidente Barack Obama. La pregunta es: ¿hasta qué punto?

La salud cuesta un 'riñón'
Atender a cualquier inmigrante sin seguro es muy difícil. Si tienen dinero para la consulta, normalmente no tienen para los exámenes e imágenes, entonces se dejan tomar ventaja del problema y cuando vuelven, el mal ha avanzado tanto que requiere atención especializada.

Esta situación, lejos de mejorar va a empeorar para los indocumentados, como los López, pues la reforma no los incluye.

Lo único que les ayudaría es que se hiciera realidad una reforma migratoria y tanto ellos como los 12 millones de inmigrantes sin papeles entraran a formar parte de la sociedad estadounidense.

Por su parte los residentes legales, como los Murcia, en la mayoría de los estados, correrían el riesgo de no poder acceder al servicio de salud, incluso al Medicaid (Sistema de salud del Estado), y a otros beneficios del Gobierno hasta cumplir cinco años de residencia. Con la reforma, tanto ellos como los ciudadanos serían multados con 750 dólares por no tener seguro médico.

Y los ciudadanos como Carolina González, aunque probablemente consigan bajar los costos al comprar un seguro de alguna de las compañías privadas del programa de intercambio, conocido como Exchange, tienen temor de que disminuya la calidad de los servicios, algo que la Casa Blanca niega (ver recuadro).

Más aún, los médicos no están muy conformes con la reforma.
Darío Beltrán, neurólogo colombiano, residente en Texas, le dijo a EL TIEMPO que esta "reforma no busca mejorar la calidad del cuidado de salud, que en aras de dar un mayor cubrimiento a la población va a disminuir la calidad, y en últimas el más afectado será el paciente".

El galeno considera que los médicos también pierden, pues van a desperdiciar tiempo en trámites burocráticos para justificar la medicina que recetan o tratamientos que solicitan. Además sus pagos se verán reducidos, a pesar de que el trabajo aumentará. 

ANA MARÍA JARAMILLO
PARA EL TIEMPO
MIAMI