Reforma de la salud: luces rojas
Precisamente
por creer en la importancia de que el gobierno Santos produzca la reforma del
sistema de salud, que es inaplazable, y como contribución a la discusión, se
señalan algunas de las luces rojas que se están prendiendo y que el Congreso y
el Ministro no pueden ni deben ignorar.
Lo primero es la respuesta a la pregunta de si el problema de la salud es
solamente de caja o es algo más serio y estructural: ¿cuál es el mejor sistema
que, con los recursos posibles, se debe implementar? Sin duda, hay un problema
de caja, pero esto es solo un primer paso; de manera que, si la reforma se
limita solo a solucionar la coyuntura, antes de que termine este gobierno habrá
otra crisis del sistema de salud colombiano.
Este tema lo conoce muy bien el ministro Santa María, y cuando era investigador
de Fedesarrollo lo planteó en alguno de sus análisis.
Claro que
También es claro que las tutelas se han vuelto incosteables, pero ese problema
no se resuelve cortando los derechos de los ciudadanos, como lo hace la famosa
casi ley de
Ya está sobre el tapete el convertir la estabilidad fiscal en principio de
Segundo, queda desfinanciado el subsidiado y, como no hay plata, se le quitan
los fondos a lo que se pueda, sobre todo a los hospitales públicos, porque ya
no es posible morder las transferencias, como quería el Gobierno. Supongamos
que ambos sistemas quedan financiados. ¡Milagro! ¿Pero saben quiénes quedan en
la olla? Los que no pueden pagar el régimen contributivo y, a su vez, no están
cobijados por el subsidiado.
¿Y saben quiénes son? Nada menos que el Sisbén 3,
clasificados por Planeación como pobres pero sin derecho a la salud gratis. Más
o menos, 3 o 4 millones de colombianos. ¿Y saben por qué quedan sin acceso a la
salud? Porque esa gente no afiliada era la que atendían los hospitales públicos
de manera gratuita, pero que ahora se quedarán sin recursos. Todavía está a
tiempo, Ministro.
Y, a propósito, si los pobres son 20 millones, según cifras oficiales ¿por qué
en el régimen subsidiado hay 22 millones y pueden llegar a 25? Entonces, ¿la
pobreza es más 50 que 45 por ciento? No es una pregunta boba
porque de su respuesta depende la posibilidad de mantener el sistema de