Con recursos públicos orientados
a la salud hubiera sido posible financiar el POS
En
el debate que se ha desarrollado alrededor de las medidas tomadas en la
emergencia social, se ha dejado de lado un tema de cardinal importancia: el
enorme desperdicio de recursos del sistema.
Consultando
el informe más reciente de la Organización Mundial de la Salud, correspondiente
a 2009, se encuentran datos interesantes. En 2006, el gasto en salud, tanto
público como privado, representaba en Colombia el 7,3 por ciento del Producto
Interno Bruto, cifra semejante a la de países como Costa Rica y Cuba.
En
cuanto al porcentaje del gasto en salud financiado con recursos públicos, la
cifra para Colombia, del 85,6 por ciento, es de las más altas en el mundo,
semejante a la del Reino Unido, y sobrepasada apenas (aparte de algunos microestados) por Cuba, República Checa, Corea, Dinamarca y
Luxemburgo.
Aplicando
esos porcentajes al PIB colombiano estimado para el 2009, el gasto público en
salud fue el año pasado de 37 billones de pesos. Dividiendo esta cifra por el
número de habitantes estimado por el Dane, nos da un
gasto público per cápita de 814.000 pesos.
El
valor de la UPC del régimen contributivo (es decir el valor que se le reconoce
a las EPS por cada usuario) fue para el 2009 de 467.000 pesos. Es decir, con
los recursos públicos orientados a la salud hubiera sido posible asegurar
plenamente a todos (leyó bien, todos) los colombianos con un paquete de
beneficios POS superior en un 32 por ciento en valor al que se le reconoce a
los usuarios del régimen contributivo. Existe entonces un desperdicio
considerable de recursos públicos en la salud.
FRANCISCO
AZUERO*
*Profesor
asociado, Facultad de Administración, Universidad de los Andes.