Recuperación sin empleo

El problema no es que los ricos ganen, pero sí que los pobres pierdan.

    Un artículo reciente del New York Times puso el dedo en la llaga, no solo de EE. UU., sino de muchos otros países como Colombia. Para las grandes corporaciones estadounidenses, la llamada Gran Recesión ya pasó, pero para la fuerza de trabajo de ese país, no. La medida de la salud de las grandes empresas se expresa por las utilidades, y estas han crecido 12 por ciento desde el 2007. Después de la fuerte caída del 2008, rápidamente empiezan a recuperarse hasta llegar a valores positivos en el 2009. Esto no ha sucedido ni en Japón, ni en Canadá, ni en la mayoría de los países de la zona euro.

    Pero esta no es la historia del mercado de trabajo que viene en picada desde el 2008. Afirma el artículo que aun si la generación de empleo se acelerara a la tasa de finales de los 90, solo se llegaría a pleno empleo en el 2016. Es decir, se dio la recuperación pero sin empleo. Este mismo análisis ha podido hacerse en Colombia, pero los economistas nos quedamos en el tema del crecimiento sin empleo y no en este, mucho más desolador: la economía puede recuperarse, pero son las grandes empresas las que se benefician y no la población trabajadora.

    No debe sorprender que en Colombia pase lo mismo. Parecería que las crisis no son para los ricos, sino para los pobres. En plena desaceleración, cuando la economía descendió de tasas del 7,8 por ciento trimestral a -1 por ciento, en el 2008, las 100 empresas más grandes, según Semana, tuvieron utilidades por 25,5 billones de pesos, que superan en un 45 por ciento las del 2007. De esas 100, solo 15 terminaron el 2008 con pérdidas. En abril del 2008, Semana afirma que las utilidades netas de las 1.000 más grandes fueron de 24 billones en el 2007, un crecimiento del 29 por ciento con respecto al 2006.

    Y mientras las utilidades de grandes empresas crecen, la situación de los trabajadores se precariza: 2,5 de desempleados y 6 millones de informales demuestran que prácticamente la mitad de la fuerza de trabajo colombiana está en crisis. El problema no es que los ricos ganen, pero sí que los pobres pierdan.

    Las explicaciones y recomendaciones nos sirven. La primera explicación del artículo es el desbalance en el poder real de empleadores y trabajadores en EE. UU. Los grandes empresarios reciben penalidades mínimas por debilitar a los sindicatos y se han vuelto expertos en hacerlo legal o ilegalmente. A su vez, los sindicatos no están exentos de culpas, han manejado mal sus organizaciones causándoles males a la empresa y, por ende, a los trabajadores. Pero se reconoce que, con todas sus fallas, los sindicatos benefician a sus afiliados y esto nivela su campo de juego con los empresarios que generalmente tienen apoyos claros en el Gobierno. La confianza inversionista, versión gringa. En el período Uribe, la tasa de sindicalización pasó del 8 al 4 por ciento. Claro, en parte es el resultado del crecimiento exagerado de la informalidad, pero también debe reconocerse que, en ese período, ser sindicalista no era precisamente bien visto. Y tampoco era muy seguro.

    Se recomienda mirar con cuidado lo que está haciendo Alemania con los trabajos temporales impulsados por el Gobierno. El programa 'Kurzarbeit', o trabajo corto, está siendo visto con interés tanto por republicanos como por demócratas. Empleos de emergencia, o de última instancia, se han venido recomendando para Colombia sin lograr ninguna reacción. La otra es revisar cuidadosamente los subsidios al desempleo para que no estimulen la permanencia en ellos. Una vez que las personas entran a este sistema, casi nunca regresan a buscar empleo, afirma el artículo. De nuevo, el subsidio al desempleo no puede convertirse en una propuesta populista sino que exige un trabajo de expertos. Además, no exagerar el optimismo con los primeros indicios de recuperación de la economía, como sucedió en Estados Unidos. Y, finalmente, es la educación la mejor estrategia aquí y en Cafarnaúm. Una reflexión importante para el país.

cecilia@cecilialopez.com