Reabrir el Hospital San Juan de Dios cuesta casi una línea de metro

El Hospital San Juan de Dios está tomado por 194 personas, desde hace 5 años. Dos de los ocupantes montaron allí un lavadero y un parqueadero de carros.

Promesa Petro se enreda por salarios, pensiones, líos jurídicos y deterioro de la edificación.

"Recuperaremos el Hospital San Juan de Dios y será el gran centro del programa de salud pública preventiva en Bogotá", dijo el alcalde electo, Gustavo Petro, en la campaña que le dio el triunfo, y lo reiteró como una de las prioridades de su gobierno.

Sin embargo, semejante compromiso, nada menos que reabrir el histórico hospital, después de 10 años de cierre y 4 de liquidación, no será una tarea fácil y Petro tampoco ha dado a conocer la estrategia.

El drama del San Juan de Dios se resume en el alto costo que tiene el saneamiento laboral y pensional de 3.043 ex trabajadores y jubilados, la reparación de los equipos y de unas instalaciones arruinadas -que no cumplen normas de sismorresistencia- y la restitución de una edificación tomada por 194 personas, 55 de ellas ex trabajadoras del hospital.

EL TIEMPO conoció que solo los pasivos globales de la antigua Hortúa ascienden a 2,9 billones de pesos, es decir, un poco menos de lo que cuesta la primera línea del metro, según cálculos de expertos consultados por este diario. De esos dineros faltan aún por financiar 2,8 billones de pesos, de acuerdo con los informes que la liquidadora de la Fundación San Juan de Dios, Ana Karenina Gaona, le ha presentado al comité de seguimiento del proceso liquidatorio, que integran el Distrito, el Ministerio de Hacienda, la Gobernación y la Beneficencia de Cundinamarca.

De los pasivos totales, 2,2 billones de pesos (68%) provienen de acreencias laborales y pensionales, y otros 618.612 millones, de los pagos que se deben hacer por más de 800 embargos y tutelas que tiene, principalmente, el San Juan. Hasta ahora, el Minhacienda ha desembolsado 156.316 millones de pesos para cubrir deudas laborales, de los cuales 90.973 millones fueron para saldar cuentas del hospital.

Los gastos y las inversiones tampoco se podrían cubrir con la venta de activos -valorados en 99.320 millones de pesos, entre ellos, los inmuebles del San Juan, estimados en 76.058 millones- pues se trata de monumentos de conservación.

El otro lío es el jurídico. Los decretos de la liquidación y los fallos de la Corte Constitucional y el Consejo de Estado, que fijaron los plazos y los porcentajes de los pagos de obligaciones laborales adeudadas, están demandados. Finalmente, está el escenario político. Además de plata, recuperar el San Juan requiere la voluntad no solo del Distrito, sino de la Nación y del Departamento de Cundinamarca. Y estas últimas, hasta ahora, no han mostrado mayor interés por la reapertura.

La alcaldía tendría que mirar también con quién pacta la administración del San Juan, pues la Corte ratificó que la Beneficencia es la dueña del hospital, pero la liquidadora viene argumentando que es ella quien decide sobre esos bienes.
lucgom@eltiempo.com

Bienes no pueden entregarse

Uno de los últi- mos fallos es el de una acción popular tramita- da por el Juzgado 42 del Circuito, el pasado 11 de mayo, que le ordenó a la liquidadora Ana Karenina Gauna suspender "todo proceso de liquidación, venta, enajena- ción o entrega, a cualquier título, de los hospitales San Juan de Dios y el Materno". Hoy, ninguna autoridad puede entrar al San Juan.

Patrimonios
Los edificios son joyas históricas

Los edificios del Hospital San Juan de Dios tienen un alto valor histórico y patrimonial. De hecho, en el 2002, el Ministerio de Cultura los declaró monumentos nacionales.

El inventario de las joyas históricas empieza con el edificio de enfermedades tropicales, donde el sabio José Celestino Mutis, director de la Expedición Botánica, adelantó sus investigaciones de fauna y flora. También está la sede del Instituto de Inmunología, donde se creó la vacuna contra la malaria, mundialmente conocida. A pocos pasos del instituto existe una capilla que data de 1920 y que guarda en su interior algunos cuadros de san Juan, del maestro Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. El arquitecto Gaston Lelarge participó en un proyecto que hoy perdura en los predios del San Juan de Dios. Se trata de un palacete de estilo francés, que forma parte del legado que Lelarge dejó, como el palacio Liévano (sede de la Alcaldía Mayor) y el palacio Echeverry.

LUCEVÍN GÓMEZ E.
REDACTORA EL TIEMPO