"No tengo a nadie. Necesito a alguien. Me llamo Amanda Todd". Esta es la última tarjeta de un video publicado
en youtube, en el que una canadiense de 15 años le
relata al mundo su tragedia, por cuenta del matoneo virtual y escolar, que
sufrió los dos últimos años de su corta vida.
Chantajes, frases insultantes en facebook, un
acosador que crea un perfil con la foto de sus senos, un video íntimo que es
replicado entre sus conocidos y una golpiza en la puerta de su colegio. Una
adicción fatal a las redes sociales, al alcohol, a las drogas. La joven llegó
incluso a tomar blanqueador, a cortarse los brazos. Sufrió ansiedad, depresión.
Envió un grito desesperado pero no obtuvo respuesta.
Ayer, los portales anunciaban que el grupo de hackers
Anonymus había localizado al acosador. Y el martes,
el parlamento canadiense dijo que estudiará una moción para enfrentar el acoso
escolar y cibernético. La conmovedora historia de Amanda movilizó a 738.000
personas en facebook. Hace un año ocurrió lo mismo
tras el caso de James Rodemayer, quien se suicidó al
ser víctima de los insultos en redes sociales, que lo tildaban de “gordo,
estúpido, gay, debes morir”.
Historias como la de Amanda y James son tan universales que las sentimos
como propias, porque muestran la dimensión del que es sin duda el más aterrador
de los dramas modernos de nuestra juventud. La Personería de Cali calculó
recientemente que al día, en un solo colegio, se registran entre tres y cuatro
casos de matoneo.
Este año, en Itaguí un adolescente murió víctima de
una golpiza de sus compañeros. En Bogotá, un joven se lanzó al vacío, tras
sufrir acoso escolar. En Ibague, un adolescente fue
amarrado y golpeado y sus fotos expuestas en internet.
En una sentencia de la Corte Constitucional de noviembre de 2011, se instó
al Ministerio de Educación, para que en coordinación con el Icbf,
la Defensoría y la Procuraduría formulara una política para atender las
prácticas de hostigamiento, acoso o matoneo. Ante la inquietud de un padre de
familia sobre esta sentencia, el Ministerio enumeró las tareas que “de manera
transversal” adelanta en el país y anunció que gestionará ante el Congreso un
proyecto de ley para la convivencia y prevención de la violencia escolar.
Pero de ahí a que sea real en Colombia una política seria sobre el matoneo
hay mucho trecho. No nos digamos mentiras: mientras este drama siga tratándose
de manera particular, por más que se emprendan campañas o se alcen alertas no
va a desaparecer. Señores gobernantes: algo está pasando con nuestros hijos.
Trabajemos juntos para que no haya más historias como la de Amanda Todd.