Quemaduras: conózcalas y luego trátelas

Cenas, vacaciones y todo tipo de celebraciones aumentan los riesgos de sufrir estas lesiones.

Es un hecho: en época decembrina las consultas de urgencias en los servicios hospitalarios aumentan por eventos típicos de las fiestas y las vacaciones.

Uno de ellos son las quemaduras; estas lesiones que comprometen los tejidos blandos y sus estructuras adyacentes, suelen ocurrir por líquidos hirvientes, corriente y radiaciones, exposición excesiva y sin protección al sol y uso irresponsable de pólvora.

Su severidad depende de la temperatura del agente que las cause y del tiempo que permanezca la persona expuesta. Por leves que sean, lo mejor es no tomarlas a la ligera. Siempre hay que atenderlas y tratarlas.

Primer grado: las menos severas

Se trata de las más superficiales (en la epidermis) y su ejemplo clásico son las causadas por la excesiva exposición al sol. Cuando ocurren la persona siente calor en el área lesionada, dolor y a veces hay inflamación.

Si el afectado evita exponerse más al sol sin cuidarse, la piel se recupera sin problema; a los pocos días de haber sufrido la quemadura habrá exfoliación, un tono más oscuro y no quedan secuelas estéticas ni funcionales.

No puede perderse de vista, sin embargo, que los daños causados por el sol son acumulativos; someterla a lesiones en forma constante acelera el envejecimiento cutáneo y aumenta el riesgo de sufrir cáncer de piel.

Cuidados: pueden manejarse aplicando compresas de agua helada cada media hora para aliviar el dolor y la inflamación. Si las molestias son muy fuertes es conveniente consultar con el médico, quien puede recetar un analgésico tópico y un antiinflamatorio.

Segundo grado: siempre necesitan atención médica

Además de la epidermis, afectan la capa intermedia de la piel (dermis). Pueden ser producidas por líquidos hirvientes (café, agua y aceite) o fogonazos de corta duración.

Estas tienden a ser muy frecuentes entre los niños durante los días de descanso y vacaciones. Hay dos tipos de quemaduras de segundo grado: las superficiales y las profundas.

Las primeras no sólo son dolorosas sino que forman ampollas sobre el área afectada. La recuperación de la persona dura, en promedio, entre 8 y 10 días. Las profundas no presentan ampollas, pero son más severas.

El área afectada se vuelve acartonada y de un color blanco parduzco. Cuando la persona toca la lesión, nota que ha perdido parte de la sensibilidad en ella (que, en general, se recupera con el tiempo), porque compromete en parte las terminaciones nerviosas.

Cuidados:  es muy importante aplicar compresas de agua helada durante la primera media hora, cubrir con un paño limpio la lesión y acudir de inmediato al médico, quien determinará el tratamiento a seguir. Este mismo procedimiento debe seguirse con quemaduras superficiales de este grupo.

Hay que tomar precauciones especiales cuando se trata de bebés o personas con quemaduras muy extensas, pues la aplicación de agua helada puede provocar una disminución peligrosa de la temperatura corporal (hipotermia). Por lo general, los médicos recetan antibióticos tópicos para manejar la lesión.

Deben hacerse curaciones diarias con estas sustancias. No es aconsejable que las personas usen antibióticos orales por su cuenta. Cuando las heridas de este grupo son graves debe retirarse la piel con cirugía y cubrir con injertos.

Tercer grado: graves

Estas, que son las más graves, son causadas por llamas, agentes químicos, electricidad y pólvora. Comprometen toda la piel y tienen mayor riesgo de dejar secuelas estéticas y funcionales. Es indispensable retirar quirúrgicamente la piel quemada para evitar infecciones; además, y dependiendo de la extensión, requieren hospitalización, pues pueden complicarse.

ASESORÍA: SECRETARÍA DE SALUD DE BOGOTÁ

REDACCIÓN SALUD