Restos de raticida, ácido bórico o plomo son algunas de las sustancias
nocivas que han sido halladas por técnicos de entidades autorizadas de control
de medicamentos, en fármacos ilegales adquiridos por Internet, un mercado que
sólo en Europa mueve 14.252 millones de dólares.
Los datos indican también que es habitual que muchos de estos medicamentos
sean fabricados sin las mínimas condiciones sanitarias, por personas no
calificadas o en lugares contaminados, lo que expone a serios riesgos a los
consumidores.
Una investigación sobre fármacos falsos, llevada a cabo por Cracking Counterfeit Europe, en noviembre del año pasado, reveló que este tipo
de tráfico forma parte de una enorme red sostenida por economías subterráneas
distribuidas en todo el mundo.
Los fármacos ilícitos más demandados, de acuerdo con el estudio, son en su
orden: antigripales, adelgazantes, sustancias para dejar de fumar, analgésicos
y pastillas para la disfunción eréctil.
Los usuarios consultados aseguraron que recurren a la adquisición de estos
fármacos a través de Internet, e incluso de otros procedimientos no regulados
por la ley, por dos razones fundamentales: porque suele ser más barato y porque
es más rápido, además porque no se necesita la intervención de un médico.
Cada vez más clientes Otros datos del informe son más inquietantes. Para
empezar, los decomisos de empaques de fármacos falsos incautados en las
fronteras europeas pasaron de 560.598 en el 2005, a 4’081.056 en el 2007, es
decir, se multiplicaron por siete en sólo dos años.
Mientras tanto, Gunter Verheugen,
vicepresidente de la Comisión Europea de Industria, advirtió que 34 millones de
pastillas falsas de diferentes tipos de medicamentos habían sido decomisadas en
los pasos fronterizos del Viejo Continente, sólo entre octubre y noviembre del
año pasado.
Lo alarmante del estudio es que casi un tercio de los encuestados durante
esta investigación (es decir, cerca de 11 millones de personas), reconoció
haber comprado alguna vez en su vida medicamentos que deberían haber sido
prescritos por un médico, por medio de prácticas inadecuadas o ilícitas.
Los ciudadanos alemanes mostraron ser los mas
proclives a hacerlo, seguidos de los italianos, los noruegos y los españoles.
Ana Pastor, presidenta de Sociedad Española de Médicos de Familia y
Comunitaria (Semfyc), resaltó que esto es
sensiblemente preocupante, si se tiene en cuenta que entre el 50 y el 90 por
ciento de los fármacos que se ofrecen por la Internet son falsos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como medicamento falso a
todo aquel cuyo principio activo es incorrecto, ausente (total o parcialmente)
o de composición homologada.
Esta manía de la gente de ampliar información sanitaria en la red ha generado,
según Pastor, un problema adicional, consistente en que el usuario llega a
veces a los consultorios imponiendo al médico las pruebas que deben
practicarle, ya que “lo ha visto antes en Internet”.
- Un problema nada fácil de controlar Actuar contra este tipo de tráfico es
“muy complejo”, en opinión de Jesús Rodríguez, inspector de la Policía Nacional
Española.
La dificultad principal es localizar a los infractores, ya que las webs a través de las que venden los medicamentos, que se
presentan como “farmacias on line”,
suelen estar en países donde la legislación es permisiva en esta materia y sólo
podría erradicarse, en opinión de Rodríguez, con la colaboración coordinada
entre países y la Interpol para el bloqueo rápido de
los portales.
Entre tanto, los especialistas alertan sobre los riesgos de usar fármacos
sin prescripción, que pueden ir desde malestares y desprotección frente a las
enfermedades, hasta la muerte.
-SI TIENE DUDAS SOBRE LA PROCEDENCIA, TENGA EN CUENTA...
Según el Invima, hay aspectos que podrían poner en duda la legalidad de un
fármaco: Que el envase presente averías o el sello de seguridad esté roto.
Que la fecha de vencimiento esté alterada o que haya caducado.
Que el tipo de tinta del empaque sea de baja calidad.
Que no sea regular el tamaño de las pastillas del mismo empaque y que no se
indique número de dosis.
Que no tenga código y número del lote de fabricación.
Que no tenga registro sanitario otorgado por el Invima.
Que no tenga la frase venta bajo fórmula médica o venta libre.