Psicólogos de Medicina Legal
tienen la penosa tarea de notificar la muerte a los dolientes
El
psicólogo Juan José García hace parte del grupo de expertos.
Un
grupo de expertos lidia con el llanto y la rabia de las personas que hallan a
sus seres queridos como N.N. en la morgue.
Juan
José García convive a diario con la muerte. Es psicólogo de la oficina de
identificación del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bogotá.
Aunque su apariencia es juvenil -le sobresale un piercing
en su ceja izquierda y lleva un arete- es frío y directo al hablar.
Precisamente, ese acento firme es el que utiliza día tras día para atender a
las personas que acuden a su escritorio en busca de un familiar desaparecido o
para que les confirmen si sus allegados reposan en la morgue.
Llegó hace un año y medio por decisión de sus superiores y no por voluntad
propia. No escogió esta actividad, pero en el tiempo que lleva laborando en el
lugar, ha aprendido a cogerle cierto cariño a la profesión.
"A los N.N. yo les digo mis muerticos",
dice García.
Crisis emocionales
Aunque casi siempre deja el corazón en su casa para evitar que las emociones
interfieran con su trabajo, afirma que en varias oportunidades se le ha
quebrado el alma.
Recuerda especialmente el día en el que le notificó a una mujer que su hijo
había fallecido de manera violenta.
"La señora entró en una crisis profunda porque no esperaba encontrarlo
aquí -dice el experto-. Manifestó toda su rabia apretándome muy fuerte la mano
y me descargó esa energía".
En otra ocasión, un doliente al que estaba entrevistando le dijo que él se
parecía bastante al hijo que en ese momento reposaba en uno de los cuartos
fríos de la morgue. Sintió un frío que le recorrió el cuerpo, tomó aire y
siguió.
Esas y otras situaciones, enmarcadas en el drama por la desaparición o
fallecimiento de un ser querido, hacen parte del día a día de un grupo
conformado por tres psicólogos y una trabajadora social que en una sola jornada
pueden llegar a atender un promedio de 20 casos.
Técnicas terapéuticas
El psicólogo del piercing tiene sus propios métodos
para aliviar el impacto que genera el anuncio trágico en los dolientes.
"Hay que entregar la noticia de manera directa. Cuando estamos seguros de
que su allegado está aquí. Es conveniente que expresen su dolor mediante el
llanto, pero hay que regresarlos de nuevo a la realidad", señala.
García les pide que en todo momento mantengan un contacto visual. "Siempre
hablo con un tono firme y les digo que traten de mirar frecuentemente hacia
arriba porque los estudios demuestran que las miradas dirigidas al suelo
reflejan las emociones en una
mayor medida".
Según el profesional, existen dos tipos de personas que llegan a su oficina:
las que intentan ubicar a un familiar desaparecido y las que tienen indicios de
que sus parientes están en la morgue, registrados como N.N.
Cuando las personas hallan a sus familiares fallecidos suelen presentar tres
tipos de reacción.
Por un lado, hay una etapa de negación que ocurre cuando el doliente se resiste
a creer que su ser querido está muerto, así las pruebas indiquen lo contrario.
Otro episodio común es el de la ansiedad, cuando creen ver a sus familiares en
todos los registros fotográficos de los cadáveres. Así mismo, suelen
presentarse casos de crisis nerviosas que tardan hasta tres horas.
Juan José García señala que el contacto frecuente con personas que viven un duelo,
le transmite energía negativa.
"Para descargarme abro una llave y paso las manos alrededor del agua o
hago lo mismo con una vela encendida. También observo objetos de colores claros
para limpiar toda la energía", concluye.
Reacciones
frente al duelo
Los familiares de menores de edad que mueren de forma
violenta expresan, por lo general, conductas agresivas o silencios muy profundas al conocer la noticia, según el psicólogo de
Medicina Legal.
Cuando las víctimas son adolescentes o adultos jóvenes, tiende a existir un
sentimiento de culpabilidad entre sus familiares porque piensan que
"pudieron evitar ese final trágico", mientras que la muerte de
adultos mayores se acepta con más cordura. Las situaciones de quemados,
descuartizados o cadáveres descompuestos son manejadas sin rodeos, para no
generar una falsa expectativa. La oficina de identificación del Instituto de
Medicina Legal y Ciencias Forenses funciona de lunes a viernes de 7 de la
mañana a 7 de la noche, y los fines de semana y festivos de 8 de la mañana a 5
de la tarde.
CARLOS
GUEVARA
REDACTOR DE EL TIEMPO