La protesta de los lápices que convenció al Gobierno Nacional

Voceros del movimiento estudiantil dicen que llegaron para quedarse. Los analistas dividen opiniones.

Por: Redacción El País, Bogotá Domingo, Noviembre 20, 2011

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La reforma a la educación superior en Colombia despertó al movimiento estudiantil, que desde 1971 se encontraba en un letargo. Hoy, un puñado de jóvenes se encuentra a la cabeza de un amplio grupo de educandos que lograron que el Gobierno tomara a decisión de retirar el proyecto del Congreso y acceder a sentarse a la mesa de concertación.

Si bien a lo largo de estos 40 años hubo algunas movilizaciones, como la de la séptima papeleta a principios de la década de los 90 que dio pie a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, la actual presencia estudiantil demostró que los jóvenes se pudieron organizar y buscan no ser ‘flor de un día’. Al punto de a pesar de haber logrado su cometido, se mantienen en una asamblea permanente para forjar un movimiento que pueda influir en el esquema social y político del país.

El historiador Alberto Abello destacó que el actual movimiento estudiantil tiene una característica que no habían logrado los que antecedieron en protestas, al considerar que si bien antes se quejaban por problemas foráneos como la guerra de Vietnam o las políticas ‘gringas’ hoy “por primera vez en mucho tiempo, están luchando por una causa que les compete, que los afecta y esa es una diferencia interesante porque no están al servicio de los demagogos de siempre sino que están haciendo algo por ellos mismos”.

Por su parte, el analista Alfredo Rangel da una lectura al letargo que tuvo el movimiento estudiantil en Colombia, al dejar claro que en ninguna sociedad este tipo de manifestaciones son permanentes, sino que se dan por coyunturas y eso, -a su juicio- se registra en el fenómeno que vive el país al sustentar que “tienen una justificación y una coyuntura propicia, por la reforma radicada por parte del Gobierno”.

Sergio Fernández, un joven de 25 años que adelanta una maestría en Derecho en la Universidad Nacional y tiene una larga historia como líder estudiantil, reconoce que antes de la Semana Santa del 2011 los encuentros estudiantiles eran esporádicos.

“Nos reuníamos para tratar de articular las tareas, pero eran cosas coyunturales, cuando había una reforma a las transferencias, cuando el pasivo pensional de las universidades, etc, se convocaban los encuentros y se actuaba, luego se disolvía”, cuenta.

Pero las cosas cambiaron y narra que en Semana Santa “surgió la idea de crear un foro permanente de discusión de los estudiantes para convertir, en el mediano plazo, la Asociación Gremial de los Estudiantes del país, entonces surgió la idea de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) y se conformó”.

Pero la visión que tienen desde la Mane es diferente y su foco está apuntado a que este movimiento se organice más y logre consolidarse en un gremio que haga respetar los derechos del estudiantado a futuro, por ello la necesidad de que en el corto tiempo la Asociación sea una realidad.

Con la Mane consolidada, las cosas cambiaron y los encuentros ya no eran para organizar un paro o una movilización. Según Fernández, la Mesa, además de organizar estas manifestaciones, se convirtió en una herramienta para articular los planteamientos de todas las regiones y consolidarlos en propuestas concretas.

En ese momento, mientras el Gobierno a través de la ministra de Educación, María Fernanda Campo, adelantaba foros para socializar la reforma, los estudiantes se organizaron y llegaron las marchas de protesta que redundaron en que el Gobierno retirara la iniciativa del Congreso.

Entre tanto, Boris Duarte, estudiante de 28 años y que está próximo a graduarse de politólogo de la Universidad Nacional, tiene claro que el movimiento estudiantil en Colombia ha sido intimidado por mucho tiempo, por ello el letargo de 40 años.

Reconoce que en el país falta memoria histórica del movimiento estudiantil y “la literatura que hay es muy escasa”, por lo que piensa que “eso, de alguna manera, ha hecho que los estudiantes tengamos que partir casi que desde cero y caer en los mismos errores, esos son los problemas que han evitado que tome fuerza el movimiento”.

Duarte, quien también hace parte de la Mane, comenta que en estos meses han reconstruido esas experiencias de 20 ó 30 años y han corregido los errores del pasado, lo que les ayudará a consolidar un movimiento de largo aliento y destaca que los más de 40 mil estudiantes que se movilizaron pacíficamente el 10 de noviembre son una muestra de que hay una conciencia de masas que busca un cambio en el país.