Le tengo el remedio / Preocúpese por su corazón

La obesidad aumenta el riesgo de tapar las arterias coronarias, que son las que llevan la sangre al músculo cardíaco.

El director de orquesta del organismo tiene más de un enemigo. Es hora de que aprenda a conocerlos y de que ponga en marcha medidas para defenderlo de ellos.

Con todo el respeto que el Vicepresidente de la República Angelino Garzón se merece, toca decir que el compromiso en sus arterias coronarias estaba anunciado: sobrepeso, colesterol y triglicéridos altos, poco ejercicio y mucho estrés. Esta no es, vale decirlo, una condición exclusiva del alto funcionario. Muchos colombianos andan por las mismas, de modo que no está de más llover sobre mojado con consejos que, parece, a algunos les entra por una oreja y les sale por la otra:

Ojo con los kilos: el sobrepeso hace que el corazón se esfuerce más. La obesidad aumenta el riesgo de tapar las arterias coronarias, que son las que llevan la sangre al músculo cardíaco. Manténgase delgado, y no sólo por estética.

Controle la tensión: cuando la sangre viaja por las arterias con presión muy elevada, el corazón debe trabajar más y con mayor fuerza. Necesita más oxígeno, es decir más sangre que, si no llega en cantidades suficientes al músculo cardíaco, producirá dolor o un infarto. Mídase la tensión arterial regularmente.

Muévase más: el ejercicio regular baja la frecuencia cardiaca, ayuda a controlar la tensión y alivia el trabajo del corazón. Treinta minutos diarios de actividad aeróbica controlada (trotar, caminar en forma vigorosa, nadar, patinar, montar en bicicleta), mínimo cinco veces a la semana, le caerán de maravilla. Si no sabe cómo empezar, tranquilo: con caminar sin detenerse está bien para empezar, pero hágalo.

Chicharroncito, no: el colesterol es una grasa que circula en la sangre. Hay dos tipos: uno bueno de alta densidad (o HDL), que no se pega a las arterias, y uno malo (el LDL), que las puede tapar.
Los que saben recomiendan comer del bueno y desechar el malo. No se enrede. Bájeles a las grasas de origen animal y prefiera grasas vegetales como las de canola, girasol, maíz, ajonjolí y soya, entre otras.

No fume: Colombia estrenó hace un año la Ley Antitabaco, que se cuenta entre las más progresivas del mundo. Entre otras cosas prohíbe fumar en espacios públicos cerrados, así que deje la excusa de que tiene que echar humo en los restaurantes o en las discotecas, porque los demás lo hacen. Más bien, aproveche la prohibición. No olvide que el cigarrillo acelera el corazón, ayuda a tapar las arterias, aumenta la tensión arterial y produce cáncer y mal aliento.

Pilas con el azúcar: la glucosa elevada en la sangre indica que dentro de las células no hay. Esto daña los tejidos. Las arterias tienen paredes anormales y débiles que se pueden romper y tapar. Si esto ocurre en el corazón: chao al amigo. Vigile su glicemia.
Deje el caramelo.

Los años cuentan: el riesgo cardiovascular aumenta con la edad. Después de los 40 es indispensable revisar y controlar los factores de riesgo. Un chequeo completo periódicamente es aconsejable. Recuerde que para el corazón no hay cirugía plástica. Esconda la cédula pero vaya al médico.

Familia es familia: si en su familia se han presentado infartos o muertes por causas cardiovasculares, usted tiene mayor riesgo de sufrirlos. No es por alarmarlo, pero independientemente de su edad, debe controlarse. En su testamento puede incluir bonos de prevención.

Por último: no se automedique. Visite al médico ante cualquier molestia. Tómese los medicamentos que le formulan sin falta. Y si no quiere estresarse, evite oír discursos.

Víctimas se cuentan por millones

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en adultos en el mundo.

Se estima que hoy 17 millones de personas pierden cada año la vida por esta causa.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, para el 2020 el número de víctimas aumentará a 20 millones cada año y a 24 millones en el 2030.

Contrario a lo que ocurría antes, hoy hombres y mujeres están en la misma situación de riesgo cardíaco, y el 80 por ciento de la carga se encuentra en los países de ingresos medianos y bajos.

Aprenda a controlar el estrés

Si se siente al límite, ponga en práctica lo siguiente:

Cuente hasta diez: la pausa transmite una sensación de control.

Mire a otro lado: fije los ojos, por un momento, en una imagen distante, lejos del problema que le causa tensión. Así, los ojos se relajan y el resto del cuerpo tiende a hacer lo mismo.

Respire profundo: ponga su mano en el estómago y procure llenarlo al inhalar, imagine que lo desinfla al exhalar. Haga esta respiración abdominal por cinco minutos, cada vez que sienta que está a punto de estallar.

CARLOS F. FERNÁNDEZ
ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO